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¿Un baño en agua congelada es beneficioso para el cuerpo? Los riesgos de esta práctica, según la ciencia

Los peligros de hacer caso a las tendencias virales. Pexels
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Una de las técnicas que usan deportistas de alto rendimiento es la inmersión total en agua extremadamente fría. Los fines terapéuticos que esta práctica conlleva estaban controlados, pues se lleva a cabo en circunstancias medidas y en perfiles físicos concreto. Lo que antes era una táctica de regeneración, ahora se está extendiendo y muchas son las personas que recomiendan hacer esto. ¿Por qué salen ahora los riesgos?

No es lo mismo una tendencia recreativa que una terapia

Lo que antes se utilizaba como método terapéutico ahora se transforma en un supuesto hábito de vida saludable. Se toma como referencia el ejemplo de perfiles de deportistas de alto rendimiento que se sumergen en aguas frías, y se vende como fórmula que hace sentir bien física y mentalmente. No obstante, no todas las personas —debido a condiciones físicas individuales— son capaces de resistir estos choques térmicos. 

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En el caso de los deportistas de élite, tal y cómo señala la cadena pública DW, los efectos del agua muy fría, a nivel muscular “es modesto y breve”. Pues, en este sentido, se trata de una práctica terapéutica que está pensada para la regeneración a nivel muscular y articular, y se hace en condiciones controladas. 

Ahora bien, ¿cuál es el problema de que esto se promueva de forma abierta? El mensaje que está creciendo en redes sociales pone en el mismo cesto la salud mental, mejorar el metabolismo o, directamente, hacer alusión al incremento de hormonas —supuestamente, a raíz de esta práctica— como son la testosterona o la serotonina. Sin embargo, estas afirmaciones carecen de base científico, tal y como menciona la cadena alemana. 

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La mercantilización de estas terapias se descontrola

Otra de las problemáticas a las que se apunta, además del uso indiscriminado de este tipo de terapias, es el hecho de que “muchos centros de bienestar ofrecen terapias de contrastes térmicos sin control”.

La temperatura a la que se encuentra el agua oscila por debajo de los 15 grados Célsius. En algunos casos, está ligeramente superior del punto de congelación, llegando así a los tres grados. ¿Y cuáles son los problemas de estos choques térmicos?

Especial atención a este grupo de población

Tal y como se menciona en el reportaje alemán, “el ritmo cardíaco se dispara y aumenta la presión sanguínea”. También se apunta al riesgo de padecer hipotermia en el caso de que se permanezca un tiempo prolongado en el agua, o la posibilidad de entrar en estado de shock, debido al propio contraste.

“Las personas con problemas cardíacos pueden ser principalmente afectadas por los síntomas, debido al drástico enfriamiento del cuerpo”, explican desde DW. Adicionalmente se apunta a una guía de buenas prácticas en el caso de que se quiera realizar una inmersión de forma controlada y moderada. 

Se hace apelación a realizar este tipo de actividades después de un chequeo médico que descarte ictus, riesgos cardíacos o respiratorios. También, que se haga un contraste de forma gradual para no exponer el cuerpo a cambios tan drásticos. Y si es la primera vez que vamos a hacer esta actividad, que lo hagamos acompañados.