Salud mental

Un implante cerebral acaba con la depresión que sufría un hombre desde hacía 30 años

El paciente recibió una estimulación eléctrica en cuatro zonas del cerebro vinculadas a la depresión.
El paciente recibió una estimulación eléctrica en cuatro zonas del cerebro vinculadas a la depresión.. Imagen cedida por el neurocientífico Daniel Fair
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Un grupo de investigadores ha dado con la clave para acabar con la depresión severa que sufría un hombre desde hacía tres décadas. El paciente recibió pulsos eléctricos débiles personalizados en el cerebro a través de un implante, que funciona como un "marcapasos cerebral" y que estimula varias redes cerebrales cada 5 minutos, a lo largo del día. A los primeros estímulos el hombre derramó lágrimas de alegría. “Estaba simplemente eufórico”, ha explicado uno de los neurocientíficos que han participado en el tratamiento pionero.

Antes de someterlo al tratamiento, habían probado una veintena de tratamientos, incluyendo antidepresivos, terapias de conversación y la terapia electroconvulsiva estándar, pero ninguno tuvo un resultado duradero en el tiempo.

Los investigadores primero escanearon el cerebro del hombre durante 40 minutos, utilizando resonancia magnética para mapear los límites de cuatro redes de actividad cerebral vinculadas a la depresión. Esto reveló que la red de prominencia del hombre, que ayuda a procesar estímulos, era cuatro veces más grande que la de personas que no sufren esta enfermedad lo que podría haber contribuido a sus síntomas, según el neurocientífico Damien Fair, uno de los responsables de este tratamiento pionero, que ha publicado New Scientist.

A continuación, el equipo implantó quirúrgicamente cuatro electrodos insertándolos a través de dos pequeños orificios perforados en su cráneo. Tres días después, los investigadores enviaron pulsos eléctricos débiles a través de cables externos conectados a los electrodos, estimulando cada una de las cuatro redes cerebrales de forma aislada.

Cuando estimularon la primera red —la red neuronal involucrada en la introspección y la rumiación—, el hombre derramó lágrimas de alegría. “Estaba simplemente eufórico”, ha contado Fair.

La estimulación de la red, involucrada en la planificación de acciones, y la red de prominencia, resultó en que el hombre informara de una sensación de calma y de tener una mayor concentración cuando los investigadores se enfocaron en la red frontoparietal, involucrada en la toma de decisiones.

A medida que el paciente informaba de su estado, el equipo iba avanzando y conectando los cables de los electrodos a dos pequeñas baterías implantadas justo debajo de la piel en torno a su clavícula, para que pudiera llevar una vida normal sin tener que estar hospitalizado para recibir los estímulos eléctricos. Esto actúa como un "marcapasos cerebral", dice Fair, estimulando varias redes cerebrales durante 1 minuto, cada 5 minutos, a lo largo del día.

Después de nueve meses de tratamiento remitió la depresión que sufría desde que tenía 13 años

Durante los siguientes seis meses, el hombre usó una aplicación conectada inalámbricamente al marcapasos para alternar entre varios patrones de estimulación cerebral, diseñados por el equipo, cada pocos días. También registró sus síntomas de depresión diariamente. Al analizar estos datos mensualmente, el equipo continuó optimizando la estimulación hasta seis meses después de la cirugía.

Pero incluso siete semanas después de la cirugía, el hombre había dejado de tener pensamientos suicidas. A los nueve meses, había entrado en remisión, definida según la escala de depresión de Hamilton. Esta mejoría se mantuvo durante más de dos años y medio, salvo por un breve periodo en el que sus síntomas empeoraron ligeramente tras contraer la COVID-19.

El implante personalizado que ha tenido un resultado sorprendente en este paciente forma parte de una investigación en curso de la Universidad de Minnesota, iniciada en 2021 y que se prevé que dure hasta 2032.