Nuestros campos agonizan: la sequía está vaciando los embalses y echando a perder cultivos

  • El conjunto de nuestros embalses está al 54,8% de su capacidad

  • Las comunidades más afectadas son Castilla y León, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía

Apenas llueve y cada vez se hace más evidente la carencia en el mundo rural. A un invierno muy seco le siguió una primavera que, a pesar de las lluvias de abril, se quedó un 15% por debajo de lo normal en cuanto a precipitaciones. El verano por ahora tampoco está contribuyendo en absoluto, con un mes de junio que se ha despedido después de dejar únicamente alguna gota en la mitad norte peninsular. Los agricultores y ganaderos miran al cielo con desesperanza y la mínima chispa da lugar a un incendio capaz de arrasar cientos de hectáreas. La Agencia Estatal de Meteorología avisa: sólo nos salvará de la sequía un septiembre muy húmedo.

Sin agua y sin cultivos

Cuando falta el agua faltan los cultivos, tan necesarios para la ganadería y para el consumo, y falta humedad en el campo. Los cereales, el girasol, el olivar, los arrozales y posiblemente el almendro sean los grandes afectados, pero tampoco los animales tendrán qué comer con la falta de pasto y de verde ni qué beber con el agotamiento de los pozos.

En zonas del centro peninsular la producción es mucho menor de lo que debería: en Cuenca o Toledo se están perdido cientos de miles de toneladas de cereales de invierno. El más afectado es, sin duda, el olivar, que ha experimentado una caída de flor y de fruto. En abril, el olivar de secano parecía recuperarse, pero la humedad del suelo se ha disipado y la sequía amenaza la producción de aceituna.

La reserva de agua, a poco más de la mitad

Nuestros embalses, en conjunto, están al 54,8% de su capacidad. Nos salvan los del norte, a más de 70% en general, y preocupan especialmente el del Segura y el Júcar, al 27,9% y el 37,5%, respectivamente, y del Tajo, Guadiana y Guadalquivir, también por debajo del 50%. Los 30.745 hectómetros cúbicos de agua que almacenamos podrían no ser suficientes para abastecer a todo el país si los meses venideros no dejan precipitación.

*Imagen: Mapa de situación respecto de la sequía prolongada, mayo de 2019 / Ministerio para la Transición Ecológica

La Aemet lo avisó en su balance estacional de la primavera: estamos en sequía meteorológica y el 2019 es ya el tercer año más seco del siglo XXI. Desde entonces, la cosa ha ido a más y los trabajadores del sector de la ganadería y la agricultura demandan medidas en vista de los daños millonarios que se está cobrando la falta de lluvias. Las comunidades más afectadas son Castilla y León, Extremadura y el oeste de Castilla-La Mancha y Andalucía.

A más sequía, más riesgo de incendio

Las precipitaciones en abril fueron muy significativas en Alicante y Murcia y en junio el noroeste y la cuenca del Cantábrico fueron los afortunados, pero en ningún caso llegamos a niveles que tranquilicen en las zonas rurales. No hay más que echar un vistazo al campo para darse cuenta de que hay poco verde y el terreno es inflamable con mucho calor.

Sólo en el mes de julio, se han producido incendios forestales en Toledo, Madrid, Ávila, Tarragona, Ceuta, Alicante, Palma de Mallorca y Almería. La baja humedad, combinada con el viento, las extremas temperaturas y la sequía que arrastramos, eleva mucho el riesgo. La primera ola de calor del verano dejó más de 9.000 hectáreas quemadas en pocos días y la situación podría repetirse a lo largo de la estación, como ha ocurrido el pasado fin de semana en Terque (Almería) y Sotillo de la Adrada (Ávila).