Al menos alguien disfruta los cerezos: ciervos echados sobre millones de pétalos rosas en Japón

  • La floración de los cerezos se conoce en Japón como 'sakura', y el parque Nara es uno de los destinos preferidos para dsifrutarlo

  • La ciudad de Nara es conocida como 'deer city' porque la numerosa población de ciervos Sika

Uno de los símbolos de Japón, además del sushi, son los ciervos. El lugar más famoso para verlos de todo el país es el parque Nara, a los pies del Monte Wakakusa, que luce más bonito que nunca en esta época del año. Los pétalos rosas de sus cerezos están por todas partes y, sin apenas paseantes que los disfruten, estos animales tienen toda la naturaleza para ellos.

Las imágenes se las debemos a Kazuki Ikeda, que fotografiaba en el parque Nara a una pareja a punto de casarse. Pensaron que sería buena idea dado que estos días apenas hay gente, aunque en Japón el confinamiento y la distancia social son solo recomendados. Para su sorpresa, les salieron unos simpáticos acompañantes que han quedado de lujo en sus instantáneas: los ciervos Sika.

Son inofensivos, como podrás imaginar. Se tumban, piden comida y berrean. Y a juzgar por las fotos que están dando la vuelta al mundo podríamos decir que también posan.

Hace algo más de un mes, cuando el país se encontraba en el momento más crítico de la pandemia y el parque no recibía visitantes, estos ciervos se atrevieron a pasear en grupo entre los edificios y carreteras buscando comida. No era la primera vez que lo hacían, ya que Nara es conocida como 'deer city' (ciudad de los ciervos) precisamente porque de vez en cuando se dan una vuelta, pero lo cierto es que en esta ocasión eran más ellos que los humanos.

Podríamos decir que llevan toda la cuarentena siendo los protagonistas en Nara.

El parque Nara es un destino que no falta en la lista de ningún turista, especialmente en primavera. La floración de los cerezos (lo que se conoce por ‘sakura’) y otros árboles llena de color el paisaje, y muchos aprovechan para sacarse fotos con los ciervos Sika. En la puerta se venden galletas específicamente para alimentarlos, por lo que conseguir que se acerquen tampoco es que sea muy complicado.