Quien la sigue la consigue, y esta imagen es una buena prueba de ello. El fotógrafo Javier Martínez Morán ha tenido siempre una pequeña obsesión en su cabeza: inmortalizar una niebla densa que pulule bajo las Cuatro Torres de Madrid. Parece fácil, pero detrás de este fenómeno tienen que darse una serie de condicionantes, algo que no es tan fácil: que un potente anticiclón se imponga en los meses fríos de invierno durante días, que haya suficiente humedad en el ambiente para que se condense el vapor de agua y quede la bruma espesa, que esto ocurra durante el amanecer… y que alguien esté ahí para grabarlo.
Y por primera vez en cinco años, Martínez Morán lo ha conseguido. Este fotógrafo, afincado en Madrid, ha madrugado mucho este domingo para captar la enorme belleza, pero el resultado ha merecido la pena: "Llegué a las 7:40h -unos 50 minutos antes del amanecer, que era a las 8:36h.- y me fui de ahí una hora después del amanecer". Se mantuvo inmóvil tras el trípode un total de dos horas, en un mirador ubicado en Torrelodones, a unos 23 kilómetros de las Torres.
El trabajo habla por sí mismo: se pueden apreciar las Cuatro Torres emergiendo de la espesa niebla, que gracias a que está amaneciendo, aparecen de un rojo vibrante, como si fuera un mar de lava. Martínez Morán visita con frecuencia el lugar; de hecho, una buena parte de su trabajo procede precisamente de esas vistas, como otra vez en la que hizo un impresionante 'timelapse' de la Luna Roja, un fenómeno que hacía 8 años que no se producía.
“Si había visto fotos similares tanto de Madrid como de otros lugares, pero nunca había visto que se diera de manera tan evidente la refracción atmosférica y las Torres tan deformadas… cuando llegué a casa y vi las fotos pensé que se me había roto la cámara (risas)".
Para ello necesitó, además de varios madrugones (solamente en este diciembre ha ido seis veces para captar el momento, ninguna con éxito excepto esta última vez), dos cámaras, "una Sony a6000 y una Sony a7 con dos teleobjetivos, un 500mm y un 210mm". En total, ha sacado unas 1500, que ha convertido también en un 'timelapse' en el que se ve el proceso completo del amanecer.
Además de la belleza que refleja, se trata de un trabajo que requiere mucha paciencia: "Es una fotografía difícil ya que es complicado predecir la niebla exactamente, y al ser al amanecer es casi como un acto de fe. Te levantas, vas y te llevas la sorpresa o el chasco”. Se puede decir que Martínez Morán ya ha recibido, y con él todos nosotros, su primer regalo de Navidad.