Este martes hemos amanecido con una noticia terrible: Grecia se está quemando. Una serie de incendios simultáneos han arrasado los pueblos situados cercas de Mati, Nea Makri y Rafina por el este del país, a apenas 30 kilómetros de Atenas, de donde proceden la inmensa mayoría de las víctimas mortales. También hay otros focos declarados entre Kineta y Mégara.
Sobre la causa de los fuegos, el ministro de Orden Público, Nikos Toskas, ha sugerido que los podrían haber sido provocados. Mientras se esclarecen las causas, las autoridades han declarado el estado de emergencia han pedido ayuda europea para luchar contra las llamas, que siguen arrasando miles de hectáreas por culpa de los vientos, que este martes están soplando con una intensidad tal que hacen imposible el control.
De hecho, tal y como declaró el lunes Evangelos Bournous, alcalde de la ciudad portuaria de Rafina, una de las más devastadas, "tuvimos mala suerte. El viento cambió y llegó con tanta fuerza que arrasó la zona costera en minutos".
Tampoco hay que olvidar que el país se encuentra atravesando una verdadera ola de calor, con máximas que superan los 40ºC en buena parte del territorio. Algo que se alargaría, al menos, durante este martes.
Por último, en Grecia, al igual que en España, son bastante habituales en general, pero además el país ha pasado por un invierno relativamente seco. Quizá esto también ayudó a crear las condiciones actuales idóneas para la propagación fácil de las llamas.
Meteorólogos optimistas
Los expertos de la zona, no obstante, son optimistas sobre cómo se va a ir desarrollando el tiempo en los próximos días. Tanto es así que, tras la ayuda que ha ofrecido España de medios aéreos para la extinción de incendios en Grecia, las autoridades la han declinado debido a una mejora de la situación meteorológica y la evolución favorable de los incendios.
De hecho, así como el lunes la mala suerte quiso que las lluvias que pasaron por bordearan los dos grandes incendios, el de Rafina y el de Kineta, a 35 millas al oeste, para este miércoles se pronostican fuertes lluvias en el sur de Grecia. Quizá esto, el descenso de las temperaturas y la pérdida de la intensidad del viento faciliten la extinción a los bomberos que ya llevan 24 horas seguidas luchando contra el avance del fuego.