80 mujeres, de viaje a la Antártida: quieren ser líderes contra el cambio climático

Laura García / SINC 12/02/2018 16:52

El hielo de la Antártida registró su mínimo histórico en 2017 con 6,6 millones de km2 de superficie anual, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés). En el continente helado, donde hace décadas a las mujeres no se les permitía viajar, los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes. Un grupo de 80 mujeres, unidas por el proyecto Homeward Bound, llegará esta semana para comprobarlo.

"La lucha contra el cambio climático no puede prescindir durante más tiempo del talento, de la experiencia y de la creatividad del 50% de la población, que somos nosotras, las mujeres", opina Alicia Pérez, bióloga marina y directora de MECUSA-Women in STEM en la sociedad ECUSA (Españoles Científicos en EE UU), y una de las integrantes del equipo español de la iniciativa internacional, en declaraciones a SINC.

En total, el proyecto ha logrado unir 80 científicas de todo el mundo con un objetivo doble: incentivar los puestos de liderazgo de las investigadoras y luchar contra el cambio climático. El próximo 14 de febrero partirán a la Antártida donde observarán de primera mano y en tiempo real las consecuencias del aumento de las temperaturas.

"Necesitamos espacios para poder alzar nuestra voz y tener poder de decisión porque, como sociedad, estamos perdiendo la lucha contra el calentamiento global", indica Alicia Pérez durante su visita a Madrid antes de viajar al continente helado junto a Uxúa López, ingeniera en telecomunicaciones del Centro de Control de Energías Renovables; Ana Payo, oceanógrafa y miembro de Big Van Ciencia; y la francesa Alexandra Dubini, experta en energías renovables en la Universidad de Córdoba, que conforman el equipo español Acciona Team.

En busca del liderazgo femenino

El proyecto Homeward Bound, ideado en 2016 por las australianas Fabian Dattner y Jess Melbourne Thomas, es un programa de empoderamiento y liderazgo para mujeres que selecciona cada año a 100 científicas de todo el mundo. Su propósito es crear, a lo largo de diez años, una red mundial de mil mujeres líderes contra el cambio climático, así como aumentar su influencia e impacto en posiciones estratégicas en el ámbito STEM e incrementar su participación en la toma de decisiones.

A lo largo de 2017, las 80 científicas seleccionadas han recibido formación en liderazgo, estrategia y visibilidad; además de trabajar en proyectos de desarrollo de carácter personal. Durante los últimos meses, los grupos de estudio se focalizaron en temas como salubridad y suministro de agua, energías renovables, contaminación y diferentes aspectos del cambio climático como la mitigación, el impacto, la forma de comunicarlo y los efectos en función de los géneros.

Reducir la brecha de género

"Si ahora mismo cerramos los ojos y pensamos en una expedición antártica, la mayoría visualizará un grupo de hombres en medio del hielo", subrayan las seleccionadas españolas. "Gracias al proyecto y al hecho de que seamos un grupo de mujeres, el día de mañana una niña va a abrir un periódico y nos va a ver a nosotras, lo que hacemos, va a descubrir nuestras investigaciones. Habremos contribuido a cambiar el imaginario colectivo", dice Pérez.

A su vuelta, las 80 científicas deberían ser capaces de integrarse en grupos de mayoría, hasta ahora, masculina. "En la actualidad la media mundial de investigadoras es del 28%, lo que es irrisorio comparado con el número de investigadores hombres", opina el grupo español de Homeward Bound.

Un informe del 2016 sobre Investigadoras del CSIC apuntaba que el número de mujeres es menor a medida que se asciende en la carrera científica, a pesar de que obtienen el 60% de los títulos. A esto se añade el hecho de que solo el 3% de los Premios Nobel de ciencia se han entregado a mujeres y, en España, los puestos estratégicos femeninos en laboratorios y centros de investigación apenas superan el 20%.

Este fenómeno es conocido como Leaking Pipeline ("la tubería que gotea"). Se trata de una metáfora que explica el modo en el que el número de mujeres disminuye en algunas carreras (mayormente STEM) y hobbies. Si se vierte agua (niñas) en una tubería y esta gotea progresivamente (niñas y mujeres que abandonan en distintos puntos), el agua que llegará al final de la tubería será escasa (mujeres líderes profesionales).

Las más vulnerables

En la lucha climática, el liderazgo femenino no es la única prioridad. Las mujeres son las más vulnerables frente a los efectos del cambio climático. En los países empobrecidos, los fenómenos meteorológicos extremos les afectan primero a ellas porque son las encargadas de las tareas familiares diarias, son las que cultivan el campo o las que abastecen de agua a los suyos.

"Las mujeres, desde nuestra forma de estar en el mundo, nuestra experiencia y creatividad, podemos aportar soluciones diferentes a problemas globales que ahora mismo nos ganan la batalla", explica a Sinc Uxúa López. "Hemos estado fuera de juego del campo de decisión demasiado tiempo".