Terraplanistas, antivacunas hasta negacionistas del clítoris: "¿Por qué creemos en estas mierdas?"

  • Los negacionistas se multiplican en redes y cadenas de WhatsApp con teorías e ideas sin fundamentos

  • La sexóloga Mónica Felipe-Larralde, autora de 'Cuerpo de Mujer' cree que detrás de los negacionistas del clítoris hay "puro machismo"

  • Rubén Nogueras, psicólogo y autor del libro 'Porque creemos en mierdas. Cómo nos engañamos a nosotros mismos' destierra la idea de que exista un perfil definido del negacionista

Hace unos años los negacionistas daban risa. Ahora dan miedo y preocupan. El Ejército de negacionistas alza la voz en las redes y ficha seguidores, a pesar de que no dan argumentos o los que dan se derrumban ante la primera evidencia científica. ¿Quiénes son los negacionistas? ¿Es ignorancia pura y dura? ¿tienen una motivación ideológica? ¿Se puede 'desconfigurar' a un negacionista a base de argumentos?

Hay una colección de negacionistas: los del holocausto judío, los del cambio climático, los terraplanistas, los negacionistas del coronavirus, los antivacunas y los últimos en aparecer en la escena: los negacionistas del clítoris, de los que comenzamos riéndonos, pero como una pandemia se suman a los que esperan la resurrección de un muerto en una céntrica plaza de EEUU, o los que aseguran que la Tierra es plana o que el coronavirus no existe.

Quiénes están detrás de estas ideas que rozan el absurdo, como el caso de los negacionistas del clítoris o los terraplanistas. El psicólogo Ramón Nogueras, autor de 'Por qué creemos en mierdas. Cómo nos engañamos a nosotros mismos' lo explica.

"Cualquier persona puede creer en cosas estrambóticas. No hay un perfil ni intelectual ni educativo. Nos gustaría creer que son gente tonta, o de una falta de cultura determinada, o de unas creencias determinadas, o con una cierta personalidad, pero la realidad es que las creencias irracionales son una consecuencia colateral de lo buenos que somos encontrando patrones. A veces se nos va de las manos."

Clasificación de los negacionistas, según la escritora brasileña Eliane Blum: Los interesados en negar algo por su propio interés económico o el que sea y otro grupo (la mayoría) el "negacionista perezoso o en la inopia, que sería la gente paralizada por el miedo y utiliza la negación como una forma de protección

Nogueras subraya que ni están locos, ni son especialmente ignorantes. De hecho entre las filas del negacionismo hay médicos y hasta un Premio Nobel, porque esto va de otra cosa. Aunque admite que algunos estudios apuntan a personas con ideología conservadora.

"No hay ninguna vinculación con ninguna patología, Hay un estudio reciente de Lewandowsky que vincula mayor probabilidad de negacionismo de la ciencia en personas de ideología conservadora, porque parece que muchos de los presupuestos centrales de la Ciencia chocarían con muchas de las ideas centrales del conservadurismo".

Negacionistas del clítoris y machismo

Ahora los negacionistas la han cogido con el clítoris, este pequeño y tímido órgano femenino con la única función de proporcionar placer. Niegan su existencia, aunque no ofrezcan argumentos, como ya es habitual en esta corriente. Aunque detrás del nuevo negacionismo se perciba un tufillo de ignorancia machista que admite la sexóloga Mónica Felipe-Larralde, autora del libro Cuerpo de Mujer. Reconectar con el útero (Edit. OB STARE) .

"Creo que alguien que niega la existencia del clítoris es o un bromista o un ignorante. Vamos, que creía que era un chiste. Desde luego, hay hombres que desconocen el funcionamiento del cuerpo de las mujeres desde la menstruación al clítoris. Si te fijas en sus comentarios podrás ver ese androcentrismo (lo que no sea como mi cuerpo no existe o está mal) y la misoginia (el desprecio a lo otro: los olores, los cambios cíclicos...) Para ellos, educación e información porque lo que sí existe ahora es muchísima más información de calidad que hace décadas al alcance de la mano. Y si aún así no lo ven... como mujeres alejarse de ellos es una buena opción", explica Felipe-Larralde.

"El clítoris genera desconcierto, porque es un órgano eminentemente del cuerpo femenino. Para la medicina, que sufre androcentrismo, la medida de todas las cosas es el cuerpo masculino (varón, caucásico, clase media). Todo lo que queda fuera de este patrón es visto con desconfianza o pierde interés."

En algunos casos, Ramón Nogueras admite que "que hay datos que muestran que en la crisis de la COVID hay mucha más tendencia a esparcir bulos y demás desde cuentas asociadas a la derecha, pero también encontramos abundancia de creencias irracionales, terapias alternativas y demás entre posiciones de izquierda."

En este caso, los negacionistas del clítoris le han prestado atención al asunto pero para rechazar su existencia, para convertirlo en un invento femenino, una fantasía, tal y cómo hace años hacían los sexólogos sobre el orgasmo.

"Es evidente que los valores culturales presentes en Occidente son represores de la sexualidad femenina. La certeza de que la naturaleza ha dotado a la mujer de un órgano exclusivamente para su placer sexual choca (aún hoy) con ese sistema de creencias. El placer y la sexualidad siguen siendo para muchos hoy en día tabú en muchos sentidos; cuando hablamos del placer y la sexualidad de la mujer el tabú es aún mayor. "

Esta sexóloga, autora del blog 'Estudios sobre el útero', no cree que sea pura ignorancia, sino también una negación de la sexualidad femenina y del clítoris, ahora abanderada por los negacionistas, que pululan en redes sociales buscando atención hay "puro machismo".

"Es puro machismo: la ciencia androcéntrica, el control de la información, la valoración negativa de las funciones fisiológicas del cuerpo de la mujer", responde rotuna Mónica Felipe-Larralde y añade. "Sin embargo, es curioso que las cosas dolorosas nunca son negadas. La sexóloga recuerda como desde siempre cuerpo femenino y dolor están unidos, a pesar de las posibilidades gozosas y placenteras que tenemos las mujeres.

"Es curioso que, teniendo la mujer un cuerpo creado para experimentar placer, la relación que solemos tener con él es de dolor: duele la regla, duelen las relaciones sexuales, duele parir, duele amamantar... esto no es casualidad. Es que hemos aprendido socialmente cómo debemos vivir dentro de nuestro cuerpo. Decía Mary Douglas que el cuerpo individual es metáfora del cuerpo social. Y ahí lo tienes. La misoginia y los valores machistas nos hacen aprender a experimentar el cuerpo desde la incomodidad, el rechazo (canon de belleza imposible) o el dolor."

No hay una tipología única del negacionista. Estereotiparlo es justamente el mismo tipo de razonamiento simplón que hacen ellos

Negacionismo de masa o masivo: Cadenas de WhatsApp y redes sociales

Los negacionistas parecen cada vez más desinhibidos, como si hubieran perdido el complejo de exhibir sus ideas anticientíficas y presumen de ellas. ¿Crees que algo ha cambiado en esto? ¿Cómo podría explicarse esta evolución del negacionismo?

"No creo que sea tanto que estén aumentando como que ahora tienen más foros para comunicarse y desde los medios se les da una mayor exposición. Porque son llamativos y generan clics. De modo que los negacionistas tienen un mayor grado de refuerzo social entre sí, porque ahora pueden apoyarse entre ellos, y además pueden hacerlo incluso si los medios no les dan voz, vía por ejemplo cadenas de whatsapp. Pero es que además los medios también refuerzan esa conducta en forma de atención. Piensa que a menudo los medios presentan debates entre estos y los científicos llevando a uno de cada, lo cual crea la falsa impresión de que es un debate abierto e igualado. Y eso es un error, señala el autor de este libro sobre gente que "cree en mierdas", parafraseando el título de este psicólogo.

La escritora brasileña Eliane Blum, refiriéndose a los negacionistas del cambio climático los clasifica en los interesados en negar algo por su propio interés económico o el que sea y otro grupo, (la mayoría) que define como "negacionista perezoso o negacionista en la inopia, que sería la gente está paralizada por el miedo y utiliza la negación como una forma de protección".

Ramón Nogueras que reitera que “no hay un perfil único del negacionista ni del creyente en cosas irracionales” aunque admite que “algunos serán negacionistas por interés económico, otros como manera de sentirse más tranquilos, qué duda cabe. Pero hay muchos más procesos de influencia social que explican mejor la mayoría de casos. Y de nuevo, y es necesario insistir, no hay una tipología única del negacionista, cada caso se debe entender individualmente. Tratar de estereotiparlos es justamente el mismo tipo de razonamiento simplón que hacen ellos.”

Cómo desconfigurar a un negacionista

Ramón Nogueras considera que bastante difícil desconfigurar a un negacionista porque "a menudo la evidencia contraria tiende a reforzar la creencia. Por supuesto, los negacionistas y las personas que creen en cosas raras pueden abandonar esa creencia, mira el ejemplo de Susan Blackmore, de creencia e investigación de lo sobrenatural abandonó sus creencias, y ahora las estudia como psicóloga especializada en experiencias extracorpóreas. Pero a menudo no ocurre eso: por ejemplo, cuando las hermanas Fox, las creadoras del espiritismo, confesaron a sus fieles que se lo habían inventado todo, estos las repudiaron pero siguieron creyendo en el espiritismo: Preservar nuestras creencias es muy importante".

Y aunque algunas de las disparatadas ideas de los negacionistas y nos provoquen risas, el autor de Sesgo de confirmación, advierte de no pensar que son inocuos, porque "pueden difundir ideas que son peligrosas para la salud pública, o para situaciones como el cambio climático.). Tenemos gente que anima a las personas con cáncer a dejar el tratamiento médico, pero es que además los bulos han dado lugar a linchamientos, en incluso genocidios como el de los rohingyas en Birmania. Un tontico que dice que el clítoris no existe puede hacernos reír, pero la realidad es que, dado que las creencias tienden a polarizarse, casi inevitablemente se acaba en conductas que son riesgos para la salud y la seguridad propia y ajena. Hay que tomarse esto en serio".