El duro invierno de los Balcanes, la nueva gran amenaza de los niños refugiados

Yasmina Jiménez (@yasmina_jimenez) 23/01/2016 09:25

(Rabia, con Yasmin en brazos y Abdul durmiendo. | Foto: Jonathan Hyams/Save the Children.)

La organización de ayuda a la infancia Save the Children advertía esta semana en una nota de prensa de que "las bajas temperaturas, que podrían llegar a los -20ºC en algunos puntos, ponen en riesgo las vidas de los niños que se encuentran en la ruta de los refugiados, exponiéndolos a hipotermia, neumonía u otras enfermedades respiratorias graves".

Abdul y Yasmin se han enfrentado, con poco más de un año y medio y cuatro meses respectivamente, a un viaje en el que frío les ha puesto en peligro constantemente. "A veces tengo miedo por mis hijos. En Siria no hace tanto frío, nunca hemos pasado tanto frío", aseguraba su padre a la ONG en el centro de recepción de Presevo, en la frontera serbia con Macedonia.

La familia salió de Siria hacia Turquía y desde ahí intentó dos veces llegar a Grecia por mar hasta la isla de Lesbos, travesía que en lo que va de año se ha cobrado la vida de al menos 90 personas. La primera vez que lo intentaron "una persona se ahogó y tuvimos que dar la vuelta. Cuando regresamos a Turquía, fuimos arrestados y llevados a prisión", han relatado Rabia y Mohamed a trabajadores de la ONG. La segunda vez lo consiguieron por los pelos: "El viaje en barco ha sido lo más duro. Hacía muchísimo frío, todo estaba mojado y los bebés estaban enfermos. Tiramos nuestras bolsas al agua para evitar que nos hundiéramos".

Save the Children asegura que "a pesar de las gélidas temperaturas, cerca de un millar de refugiados de Siria, Afganistán e Irak cruzan cada día a la isla griega de Lesbos, donde ha nevado esta semana. Hasta Lesbos están llegando niños que han hecho el viaje en botes de goma, empapados y vistiendo tan solo una camiseta".

(Varios refugiados cruzan la frontera de Macedonia. | Foto: Reuters)

Los trabajadores humanitarios que se encuentran en el centro de Presevo cuentan que hay más de 15 centímetros de nieve y que "los niños llegan con los labios morados, en shock y temblando de frío. Las madres, exhaustas, explican que son incapaces de mantener a sus bebés calientes y secos y que se resbalan en el hielo con ellos en brazos". El personal de Belgrado de Save the Children ha reportado varios posibles casos de hipotermia y congelación. "Las condiciones aquí son muy, muy difíciles, y con la previsión de -20º, las vidas de los niños corren peligro", explica Valentina Bollenback, que trabaja en Presevo con la organización.

Colas de días

Otra ONG, Médicos Sin Fronteras (MSF), se sumaba esta semana a la denuncia de la situación que están viviendo los refugiados. La organización médica ha publicado el informe 'Carrera de obstáculos a Europa', en el que se recogen testimonios escalofriantes. El coordinador del proyecto de MSF en Lesbos, Yves Wailly, dice que han visto "a muchas mujeres embarazadas y niños haciendo cola durante días en el barro, empapados sin nada con qué protegerse de la lluvia, muchos de ellos con apenas una camiseta. La gente ya no aguanta más. Tienen los pies hinchados de tenerlos húmedos tantos días. Sin la intervención de nuestros equipos, la policía no permite que los refugiados salgan de la cola para recibir atención médica. Es completamente inhumano".

Médicos Sin Fronteras asegura que "entre junio y noviembre de 2015, dos tercios de los pacientes que buscaban atención en sus clínicas en Grecia sufrían infecciones respiratorias, enfermedades de la piel y traumatismos: todas estas condiciones estaban relacionadas con las condiciones insalubres y peligrosas en que se encontraban. La situación ya era preocupante en verano, y no ha hecho más que agravarse con la lluvia y el frío del invierno".

Las organizaciones siguen pidiendo a los gobiernos que actúen, que "prioricen la protección inmediata y las necesidades humanitarias" de los refugiados.

Mientras Europa decide cómo actuar, Rabia, Mohamed y sus dos hijos pequeños ya se han subido en un tren hacia la frontera con Croacia, desde donde tendrán que seguir -probablemente con muchos trayectos a pie- para atravesar Eslovenia, llegar luego a Austria y de ahí, como destino final, a Alemania. "Ahora estamos un poco mejor porque las organizaciones nos han dado chaquetas", aseguran, como si paliando el frío ya todo fuera un poquito más fácil y fuera posible olvidarse del largo camino plagado de inclemencias que aún les queda para llegar a suelo germano.

(Un niño llora de frío en Presevo, Serbia. | Foto: Reuters)