La Luna podría tener un papel fundamental en la erupción de algunos volcanes

La erupción sorpresa del volcán Ruapehu de Nueva Zelanda en 2007 dio mucho que pensar a los científicos durante los años siguientes. El temblor sísmico cerca de su cráter podría estar correlacionado estrechamente con cambios bimensuales en la fuerza de las mareas, que son causados por el tirón gravitacional de la Luna, ha encontrado un nuevo estudio. ¿Puede nuestro satélite haber provocado otras erupciones volcánicas?

La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, está liderada por Társilo Girona, del JetPropulsion Laboratory (JPL) de la NASA.

"Al observar los datos de este volcán que abarcan unos 12 años, encontramos que esta correlación entre la amplitud del temblor sísmico y los ciclos de las mareas se desarrolló solo en los tres meses anteriores a esta erupción", dice el investigador en un comunicado. "Lo que eso sugiere es que las mareas podrían proporcionar una sonda para decirnos si un volcán ha entrado o no en un estado crítico".

La Luna y las mareas

Las mareas de la Tierra suben y bajan diariamente debido al tirón gravitacional de la Luna mientras la Tierra gira. Durante las lunas llenas y nuevas, la atracción gravitacional lunar se alinea con la del sol, lo que hace que los abultamientos diarios de las mareas sean un poco más grandes durante esas fases lunares. Durante las lunas del primer y tercer trimestre, la protuberancia diaria de las mareas es un poco menor.

Este cambio bimensual en la amplitud de la marea a veces se denomina marea quincenal. Si bien normalmente pensamos en las mareas en términos de aguas que suben y bajan, estas tensiones gravitacionales también afectan la corteza sólida del planeta. La cuestión de si las tensiones gravitacionales pueden influir en la actividad volcánica es de larga data en las ciencias de la Tierra.

"Mucha investigación se ha centrado en si las fuerzas de las mareas pueden desencadenar erupciones, y no hay evidencia definitiva de que lo hagan", comenta Christian Huber, profesor de la Universidad de Brown, que también participó en el estudio. "Queríamos tomar un ángulo diferente con este estudio y ver si hay alguna señal detectable asociada con las fuerzas de las mareas que nos pueda decir algo sobre la criticidad de un volcán".

La erupción de 2007 en Nueva Zelanda sugiere una influencia de la Luna

Los investigadores optaron por estudiar el volcán Ruapehu en parte porque su actividad ha sido monitoreada de cerca durante años por GNS Science, un instituto de investigación en Nueva Zelanda. La montaña es una atracción turística popular y alberga dos estaciones de esquí, por lo que los funcionarios quieren estar al tanto de cualquier señal de advertencia de que pueda estallar. Ese monitoreo proporcionó un conjunto de datos largo y continuo para que los investigadores lo estudiaran.

En particular, el equipo estaba interesado en los datos de los sensores sísmicos ubicados cerca del cráter del volcán. Esos sensores detectan temblores volcánicos, un ruido sísmico de bajo nivel que proporciona una señal persistente de actividad dentro de un sistema volcánico. Utilizando una técnica estadística sofisticada, los investigadores examinaron 12 años de datos sísmicos, buscando cualquier período en el que la sismicidad estuviera correlacionada con los ciclos lunares. Descubrieron que durante la mayor parte de esos 12 años, no hubo correlación entre el temblor y los ciclos lunares, excepto los pocos meses antes de una erupción impulsada por vapor el 25 de septiembre de 2007, cuando surgió una fuerte correlación.

Durante esos tres meses, la amplitud del temblor aumentó y disminuyó levemente al mismo ritmo que el ciclo quincenal de las mareas. Si bien las fluctuaciones en la amplitud sísmica fueron sutiles, la fuerza de la correlación con el ciclo de las mareas no lo fue. La correlación fue tan fuerte como 5 sigma, dicen los investigadores, lo que significa que la probabilidad de que el patrón surgiera por casualidad es de aproximadamente uno en 3,5 millones.

Una erupción impulsada por vapor

Para comprender cómo las fuerzas de las mareas estaban afectando a Ruapehu durante esos tres meses, los investigadores utilizaron un modelo de temblor sísmico que habían desarrollado previamente. Los volcanes como Ruapehu tienen un conducto vertical a través del cual sube la lava y un tapón de roca sólida en la parte superior. Los gases liberados de la lava forman un bolsillo entre el tapón rocoso y la piscina de lava. Esa bolsa de gas puede resonar contra el tapón, lo que crea un temblor sísmico.

El modelo sugiere que cuando la presión de la bolsa de gas alcanza un nivel crítico, un nivel en el que es posible una erupción de vapor, las diferentes tensiones asociadas con las fuerzas cambiantes de las mareas son suficientes para cambiar la amplitud del temblor.

"Eso es lo que pensamos que estaba sucediendo en 2007", dice Huber. "Cuando la presión en el sistema se volvió crítica, se volvió sensible a las mareas. Pudimos demostrar que la señal es detectable".

Ninguno de los otros indicadores que los geólogos suelen utilizar para anticipar erupciones levantó señales de advertencia en 2007. Por lo tanto, una señal de marea podría ser una forma de predecir erupciones impulsadas por vapor, que de otro modo serían difíciles de predecir.

"Nos gustaría recopilar más datos de otras erupciones y otros volcanes para ver si esta señal de marea aparece en otra parte. Entonces podemos empezar a pensar en usarlo como un medio potencial para predecir futuras erupciones de este tipo", concluye Huber.