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El polvo y las pelusas se acumulan por doquier en nuestras casas. Por muy limpio que seas, este tipo de suciedad fluye constantemente, es inevitable, pero por ello hay que saber limpiarlo de manera correcta y sencilla, sin que tengas que emplear grandes esfuerzos. Estos son una serie de consejos que te harán acabar con el polvo de manera rápida y sencilla:
Aunque mucha gente utiliza plumeros para limpiar el polvo, desde diversas webs especializadas recomiendan que es mucho mejor utilizar un paño de microfibra. Mientras que con el plumero estarás moviendo el polvo de un lado a otro, con este tipo de paño lograrás recoger todas esas partículas y evitarás que se acumulen de nuevo.
Una solución de vinagre blanco para limpiar junto con agua es una perfecta mezcla que sirve como un antibacteriano natural. Con él, se puede desinfectar numerosas superficies sin necesidad de utilizar productos químicos.
Hay rincones de la casa que son muy difíciles de limpiar con los trapos o plumeros. Para ello, tu aliado perfecto puede ser un pincel o una brocha. Sus cerdas son capaces de llegar a cualquier lugar, y con ello conseguir limpiar cualquier esquina que se te resista.
Con el coronavirus hemos aprendido la importancia de mantener ventilados los espacios. A la hora de limpiar nuestra casa y acabar con el polvo también es importante que mantengamos una buena ventilación, sino, todo nuestro trabajo será en balde. Por ello, un truco infalible es aprovechar mientras limpias para que todo se ventile, y así evitarás que el polvo vuelva a acumularse.
Es importante mantener los ordenadores y los aparatos eléctricos libres de polvo. En resumidas cuentas, para limpiar el polvo de una pantalla hay que usar un paño de gamuza seco o ligeramente húmedo; para eliminar las bacterias hay que limpiar la pantalla con alcohol y un poco de agua destilada.
Al igual que ocurre con las pantallas, el teclado y el ratón no solo están expuestos al polvo y a las pelusas, sino también a la grasa y a las bacterias que acumulamos en nuestras manos o a nuestro alrededor.
Como norma general, aquí hay que limpiar bien ambos aspectos. La idea es utilizar un paño ligeramente húmedo para quitar el polvo superficial y, posteriormente y con mucho cuidado, una gamuza con algo de alcohol antes de pasarle una bayeta seca para quitarle los posibles restos de agua o desinfectante que se queden en la superficie.
Cuando termines de limpiar el polvo de las superficies es recomendable pasar el aspirador para acabar con cualquier resto que haya quedado en el suelo. Si quieres ir más allá, al terminar de pasar el aspirador puedes fregar, y así, pondrás fin a una limpieza perfecta.