"Moonage Daydream": el documental sobre David Bowie lleno de "caos y fragmentación"

Tras más de seis años de su muerte, el cantante y actor británico David Bowie vuelve a la gran pantalla a través de "Moonage Daydream". El director de cine Brett Morgen ha pasado más de cinco años para dar por terminada esta cinta. Un tiempo en el que se ha sumergido de lleno en unos cinco millones de artículos, entre los que se encontraban dibujos nunca vistos, grabaciones, películas y diarios, y llegó a emplear cuatro años solo en el montaje, un montaje peculiar que a muchos les parecerá que no sigue ninguna pauta, pero con la que el director ha sabido captar la esencia del cantautor.

David Bowie se ha definido en muchas ocasiones como "caos y fragmentación". Dos términos con los que decía sentirse "muy cómodo" a la hora de crear y son también los principios sobre los que se construye "Moonage Daydream". El ambicioso documental, que ya se presentó mundialmente en la pasada edición del Festival de Cannes y que pudo verse también en la 70 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, se estrena este viernes 30 de septiembre y asegura mostrar toda la esencia de Bowie en estado puro.

Con esta producción Morgen pretende que el espectador sienta muy de cerca al artista, observando, sintiendo o vibrando, mientras suenan 48 de sus legendarios temas. "El caos y la fragmentación son definitivamente mi línea argumental", apunta Bowie en un momento del metraje de este documental que lleva el título de uno de sus famosos temas. Cada una de las imágenes del documental pertenecen a un metraje que la familia del artista ha cedido al director.

Además, se ha convertido en la primera película apoyada totalmente por los herederos de Bowie, que han permitido el acceso a la enorme colección del artista, aunque el grueso de su contenido lo componen sobre todo entrevistas concedidas a medios de comunicación a lo largo de toda su carrera.

En otro de esos momentos, también se explican los alocados inventos que Bowie hacía para componer sus temas, como el de recortar las líneas de un relato para unirlas aleatoriamente en busca de conexiones mágicas e insospechadas. "Como un tarot occidental".

Durante el filme, el espectador podrá disfrutar de su música, no solo de las clásicas grabaciones de estudio, sino de actuaciones en vivo atípicas en las que Bowie despliega todo su carisma y cuyo sonido, gracias al trabajo de su equipo de toda la vida, ha sido remezclado para disfrutar con la tecnología más novedosa, para dar la sensación como si cantara en la misma sala de proyección.

Esa "estructura laberíntica" que en su opinión se esconde bajo el aparente orden temporal y espacial del mundo, es lo que persigue Morgen con su montaje, un "caleidoscopio" en el que no tiene sentido la exactitud cronológica, con constantes avances y retrocesos en la vida del cantante.

Durante el documental, David explica los motivos de su multitud de disfraces en su carrera, sobre todo al inicio. Durante este tiempo el músico de las mil caras se presentó ante el mundo como Ziggy Stardust, el Duque Blanco y tantos otros personajes. "Lo importante es la búsqueda; creer haber llegado a algún punto es desalentador" afirma el cantante en un fragmento de la película.

Todo su historia está unida sutilmente mezclando sus conciertos con sus vivencias personales: una madre con la que no se entiende y apenas mantiene relación y un hermano mayor al que venera, que se convierte en el forjador de su atípica educación cultural y al que pierde por una enfermedad mental.

La película ha sida definida por el director como "emocionalmente muy sensible", ya que en "Moonage Daydream" también se tocan otros temas clave de su biografía personal, como su ambigüedad sexual o la soledad autoinfligida para dar rienda suelta a un flujo inagotable de proyectos hasta que conoce a la modelo Iman e inicia cierto proceso de reconciliación con el mundo.

En resumen, "Moonage Daydream" obsequia lo que su título promete: un viaje inmersivo de dos horas, para aquellos que estén dispuestos a ver el mundo bajo la caótica y singular mirada de Bowie.