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Mad Cool cierra su edición más pop: de las acrobacias de Benson Boone a la fiesta de Olivia Rodrigo

Olivia Rodrigo, durante su concierto en el Mad Cool. Javier Bragado
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Esta edición del Mad Cool ya es la 8ª desde que comenzara este nuevo festival en la capital hace ya nueve años. Pero hay que dejar de lado un par de años que no se celebró por el covid, que paralizó el mundo por completo. Aún nos duele a muchos fans la cancelación del cartel de 2020, con Taylor Swift, Billie Eilish o Twenty One Pilots como cabezas de cartel. De hecho, en la edición de este año, en una de sus carpas, había un póster con dicho cartelazo de 2020. Ahondando en la herida una vez más. Pero centrémonos en su última edición, que finalizó este pasado sábado 12 de julio.

Quizá este año su cartel no era tan espectacular, pero sí que destacaba por una cosa: ha sido la edición de las pop girlies. Ya solo con tres de sus cabezas de cartel lo ha podido demostrar: Gracie Abrams el jueves, Benson Boone el viernes y Olivia Rodrigo el sábado. Tres de las grandes estrellas de la actualidad, que tienen entre 22 y 25 años. Dispuestos a comerse el mundo. Y lo ha demostrado con creces en este Mad Cool… problemas técnicos mediante. 

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este año parece que han aprendido de sus errores. Todo parece más amplio, mejor distribuido, hay más zonas cubiertas, e incluso lugares donde hay disponible crema de sol para luchar contra el calor de julio en la capital. 

La llegada en metro es mucho más organizada, dejando de lado la malísima idea de hacer callejear a los asistentes entre los polígonos industriales, ahorrando tiempo al permitir que se pueda llega al recinto casi en línea recta desde la salida del metro de Villaverde Alto. Pero, aunque todo prometía una primera jornada de ensueño, los problemas técnicos volvieron a hacer acto de aparición en el festival. Y la primera afectada fue Gracie Abrams.

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La joven cantante, que vio cómo su popularidad crecía exponencialmente gracias a ser telonera de la mismísima Taylor Swift en su ‘The Eras Tour’, vuelve por tercera vez a Madrid, dispuesta a dar un recital de su último disco, ‘The story of us’. La cantante ha ganado en confianza y presencia en el escenario, y se notó en los primeros compases de su concierto. Pero todo se vino abajo a mediados de su sexta canción, ‘Mess it up’, cuando el Mad Cool sufrió un apagón técnico en su escenario principal. Lo que parecía sería una anécdota, se alargó durante casi 20 minutos, obligando a Gracie a coger su guitarra y bajar al público para cantarles sin micro ni altavoces. La artista lo intentó, y al menos dejó una de las imágenes de este festival… hasta que llegó de nuevo el sonido y, al menos, pudo cerrar su concierto con ‘Close to you’.

Menos paciencia tuvo Iggy Pop, la leyenda del rock, que tuvo que comenzar su concierto casi veinte minutos tarde, porque los problemas técnicos (achacados a las altas temperaturas por la organización) seguían presentes. ‘La Iguana’, sin camiseta, y sin dejar de pasear por el escenario, pasó de sonreír a dedicar su dedo corazón a la organización, hasta que se solucionó el problema y, por supuesto, dejó constancia de que los viejos rockeros nunca mueren. Porque pese a tener 79 años, dio un show electrizante repleto de éxitos como ‘The Passenger’, quizá su tema más emblemático. 

La noche se cerró con Muse, con el miedo en el cuerpo tanto de los asistentes como de la propia organización. Por suerte, no hubo más sobresaltos, y la banda británica demostró por qué lleva tantos años en esto. Su espectáculo fue apoteósico, con momentos cumbre como ‘Time is running out’, con un público entregado, en el que ya no quedaban más de los lazos amarillos de las fans de Gracie Abrams. 

Los 22 años más explosivos de Benson Boone

La segunda jornada del Mad Cool, por suerte, no tuvo ningún incidente técnico que lamentar. Además, las altas temperaturas dieron una tregua, sobre todo gracias al viento, que acompañó suavemente a los asistentes durante gran parte del día. Un día que comenzó con Natalia Lacunza, demostrando que es una de las artistas más interesantes de nuestro panorama nacional. Pero si hubo una estrella que arrasó por completo, ese fue Benson Boone. El cantante americano es otro de esos artistas que han visto subir su popularidad como la espuma gracias a Taylor Swift, ya que fue uno de sus teloneros, también en el ‘The Eras Tour’. 

Su fuerza (obviamente, solo tiene 22 años) era contagiosa, y sus continuas acrobacias y saltos mortales hicieron las delicias de todas las asistentes. Porque el público era eminentemente femenino. Coreando cada frase, cada feta de sus canciones. Y también acompañándole hasta ese ‘Beautiful things’, uno de los temas más virales de los últimos años gracias a TikTok. Su voz en directo derrochaba buen gusto y potencia. Algunos veían en él un sucesor de Freddie Mercury. Aún le queda mucho camino por recorrer, aunque el bigote, al menos, ya lo tiene. Una hora sin casi descansos que funcionó a la perfección.

Y no fue la única estrella de la segunda jornada. Noah Kahan también ha disfrutado de un éxito masivo gracias a TikTok, y lo demostró cantando su hit ‘Sticky season’. Aunque su concierto se vio algo eclipsado por Kaiser Chiefs, que compartían hora. Aún así, demostró que es una gran estrella emergente, y sus fans lo apoyaron hasta el final. Jet, la banda australiana que sorprendió a comienzos de los 2000 con su ‘Are you gong be my girl?’, encendieron el escenario principal a base de riffs de guitarras. Y Nine Inch Nails, que regresaban al festival, también dieron un espectáculo digno de ser recordado durante años. 

Pero si hubo una estrella destacable, esa fue Alanis Morissette, que celebra el 30º aniversario de su ‘Jagged Little Pill’, uno de los discos más vendidos de la historia de la música, y que lo cambió todo allá por los 90. Gracias al álbum, las mujeres comenzaron a escribir más sobre sus experiencias, pero desde la rabia, desde la realidad. No tratando de edulcorar las cosas. Así, la artista a menudo es mencionada por cantantes como Taylor Swift, Halsey o incluso Olivia Rodrigo. Un repertorio sin fisuras, con momentos reivindicativos sobre el escenario, y con un público de diferentes edades, que no dudó en darlo todo cantando ‘Ironic’ a pleno pulmón.

Alanis disfrutó sobre el escenario como hacía tiempo que no podía. Depresión posparto y problemas con el alcohol mediante la sumieron en una espiral de la que consiguió salir hacer algunos años, y ahora por fin puede volver a mostrar esa rabia juvenil que caracterizó el inicio de su carrera. Escucharla cantar con el público ‘You oughta know’ fue casi mágico. 

Olivia Rodrigo arrasó con su repertorio repleto de hits

Y llegó el último día del festival, con muchas mejoras con respecto a años anteriores. Pero, eso sí, con los mismos problemas con zonas como la de comida, con colas kilométricas. Con la gran cantidad de afluencia de público, debería haber el doble de puestos de comida, que destacaban por su mala organización. Aunque, al menos, está permitido meter comida de fuera, algo que salvó a más de uno.

La jornada comenzó con Finneas y Girl in Red, dos caras de la misma moneda. El primero, hermanísimo de Billie Eilish, con su pop intenso y facilón, con su guitarra y sus temas tranquilos pero coreables. La segunda, con más potencia, sí, pero también con ese toque sencillo que consigue que la gente conecte tan bien con ella. Tras ese comienzo relajado llegó el turno de la explosión: Thirty Seconds to Mars, con un Jared Leto teniendo que disculparse por comenzar el concierto diez minutos tarde. Pero todo se debía a las lluvias torrenciales en Barcelona. Su banda acababa de tocar en el Cruilla, y los vuelos cancelados provocaron que llegaran a Madrid a las 20.15 de la tarde, solo veinticinco minutos antes de comenzar su actuación.

Dio igual. Encendieron el Mad Cool. Globos, confeti, fuegos, y Leto subiendo a público al escenario, hasta en dos ocasiones, y demostrando la gran voz que tiene pese a contar ya con 53 años. ‘Closer to the edge’, ‘Kings and queens’, ‘The kill’ o ‘This is war’. Auténticos himnos, que fueron coreados por todos sus fans a niveles estratosféricos. Una banda de rockeros que lleva ya más de veinte años y por la que no parece pasar el tiempo. 

Arde Bogotá demostró ser una de las bandas de rock español más interesantes de los últimos años, luchando por el primer puesto con Carolina Durante. Su espectáculo no tuvo fisuras, y aunque fue más corto de lo que nos habría gustado, demostraron poder ser cabeza de cartel con total solvencia. Pero lo que nos dejó a todos sin habla fue el show de Olivia Rodrigo. El más largo de todo el festival… y merecido. Ya no solo por su aspecto técnico, con movimientos de cámara imposibles, montajes en tiempo real, y unos visuals perfectamente integrados. Sino por el arrojo absoluto de Olivia Rodrigo. 

La actriz de ‘High School Musical: The Musical. The series’ ha crecido como la espuma en tan solo cinco años. Su primer disco, ‘Sour’, es el disco femenino más reproducido de la historia en Spotify (y el 4º puesto en el total). Y no es para menos. Porque pese a su corta duración, es de esos discos que se quedan contigo muchos años. Su show comenzó con la pegadiza ‘Obsessed’, canción de la versión de su segundo disco ‘Guts’. Pero donde se desató la locura, y ya no abandonó al público hasta una hora y media después, fue con su hit ‘Vampire’. Todo el público la cantó a coro, desde la primera palabra hasta la última. 

No necesitó de fuegos artificiales o acrobacias aéreas. Olivia Rodrigo es una estrella absoluta. Se come el escenario, y sus fans se identifican tanto con ella que cantan cada canción como si fuera lo más importante de sus vidas. ‘So American’, ‘Deja Vu’ o ‘Drivers License’. Daba igual que fuera un tema más rockero o una balada de esas que ponen la piel de gallina. Olivia Rodrigo, con solo dos álbumes, tenía suficiente repertorio como para demostrar que es una de las artistas más importantes de esta década. Y aunque su canción de cierre quizá no fue la mejor elección (‘Get him back’ es un temazo, pero quizá pega más a mitad del setlist), todos los fans disfrutaron de un un espectáculo que será recordado muchos años en el festival.

Así, el Mad Cool cierra una nueva edición con el sobresalto de la primera jornada, pero estableciéndose como uno de los festivales más importantes del país, y con un último día con más de 50.000 asistentes que aprovecharon la bajada de temperaturas para pasar un sábado inolvidable.