Abad plantea con humor que el plagio puede ser una alta creación artística

EFE 18/02/2009 13:34

Y es que para Mercedes Abad (Barcelona, 1961) la apropiación o el plagio de textos, "bien hecho", puede ser otra obra artística de grado aún más superior; y no lo dice porque los doce relatos que componen este desternillante libro, lleno de azar y situaciones absurdas, sean plagiados -"que no los son"-, sino porque realiza un juego literario en torno a este tema tan polémico.

"Apropiarse del texto de otro y poner tu nombre, obviamente, es una barbaridad, pero toda la creación es comer y cagar. La cultura es un diálogo y son ecos. Hurto, devuelvo. Todos partimos de la tradición, y luego aportamos una mirada peculiar, pero partimos de ideas de otro. La gracia está en saber devolverlo", explica la autora en una entrevista con EFE.

Así, en "Media docena de robos y una par de mentiras", editado por Alfaguara, Abad abre el apetito del lector con una introducción en la que argumenta cómo nació este libro, en el que confirma que "no siempre es fácil determinar de quién son las cosas", y que de todas esas dudas nace este libro.

El primer cuento fue inspirado por un inédito de Alicia Giménez Bartlett, amiga de la autora, y a quien le "robó" una historia con el expresivo título "A mi la regla me vino en Salamanca". Y le siguen la absurda e increíble historia de una mujer a la que al entrar en unos grandes almacenes le dicen que tiene un premio por ser la clienta un millón, un premio que se convierte en un calvario para ella, y que recuerda a Kafka, uno de los autores preferidos de esta autora.

Otra apropiación indebida es "La corza blanca", un cuento donde la realidad se confunde con los sueños, el delirio, el fruto de las drogas y las vanidades del mundo del espectáculo. También se incluye un relato en el que una mujer, Verónica, busca a alguien con quien compartir un décimo de lotería.

Laberintos, situaciones paradójicas, absurdas, donde el azar es otros de los grandes protagonista, como en otros de los muchos títulos de esta autora.

"En mi vida el azar es constante. Si no hubiera sido por el azar seguramente yo no sería escritora", reconoce Mercedes Abad a la que una rotura de menisco durante un casting para el concurso de la tele "un dos tres... responda otra vez" le dejó postrada en cama durante meses, y de ahí nacieron sus primeros cuentos.

El primero de ellos, "Ligeros libertinajes sabáticos", fue galardonado con el premio "La sonrisa vertical" en 1986. Después vendrían "Felicidades conyugales", "Soplando al viento" y "Amigos fantasmas", este último ganador del premio NH Vargas Llosa en 2004.

En 2000 publicó su primera novela "Sangre" y en 2007 "El vecino de abajo". Todos ellos con el humor como herramienta porque Mercedes Abad se considera una "militante del humor".

"Me horroriza -argumenta- que aquí, en España, se penalice el humor. Lo solemne me da pavor y aquí hay muchos intelectuales con actitudes pomposas que me parecen patéticos. Se piensa que la comedia es un género menor y, ya lo dijo Milan Kundera, la comedia es el género más devastador porque es el que nos revela la insignificancia de todo".

Y matiza: "tenemos el consuelo de la tragedia humana, que crea la ilusión de la grandeza humana; y en la comedia no somos nada, sólo mierdecilla galáctica, pero es el género más profundo que pone todo patas arriba", concluye esta gran defensora del cuento y de una de sus maestras, Cristina Fernández Cubas.