El tango da sus primeros pasos en la India

AGENCIA EFE 15/04/2011 09:48

Cada domingo, los primeros tangueros delhíes se reúnen para una milonga en un local capitalino que precede a una fiesta salsera y practican durante dos horas los pasos que han aprendido con profesores indios y, esporádicamente, instructores extranjeros de visita en el país asiático.

"La afición por el tango está creciendo muy deprisa, hace tres años éramos un puñado de gente", explica a Efe Vivek Yadav, un ingeniero eléctrico que ha hecho de la enseñanza del baile argentino una segunda profesión.

Yadav, con base en Bombay, acude a Delhi con regularidad para dar clases a sus estudiantes, algunos de ellos habituales de la salsa o la bachata que quieren dar un salto y entregarse a la sensualidad del tango.

"Esta forma de baile es más comunicativa y un reto mayor porque has de transferir la música, crearla en tu pareja", dice.

Ocho, ocho cortado, gancho, sacada, barrida o volcada, Yadav traduce al tiempo que enseña los pasos del tango a sus alumnos, muchos de los cuales toman clases privadas con él cuando acude a Delhi, donde varias escuelas compiten ya por hacerse un hueco en este nuevo negocio de los bailes latinos.

Según el bombayano, el tango puede asentarse en la India porque sus gentes tienen "casi el mismo sistema de valores que los latinoamericanos, valoran la compañía y están más unidos emocionalmente que europeos o norteamericanos".

Yadav admite que para los indios que han viajado al extranjero y conocido otras culturas es más fácil adaptarse a la proximidad corporal que exige el tango, que muchos en Delhi siguen bailando evitando el abrazo cerrado de los argentinos.

"Nuestros cuerpos son distintos, no están afinados para este tipo de movimientos en la danza y lleva un poquito de tiempo adaptarse a ellos", explica el instructor.

"Ya han aprendido a entremezclarse, a acercarse, a caminar (ellos) entre las piernas de la mujer y ponerle la mano en la espalda", describe a Efe Fernando Aguilera, un bailarín y coreógrafo del Teatro Colón de Buenos Aires que ha formado una compañía en la India, adonde llegó en 1997.

Según relata, cuando vino al gigante asiático, aún muy aislado del mundo, era muy difícil promover el tango "por el acercamiento físico que requiere", pero a sus escuelas de ballet y tango en Delhi acuden hoy cada vez más parejas que han convertido el bello danzar argentino en una forma de "terapia" o de ejercicio.

Aunque Aguilera sigue luchando por que los varones -"muy respetuosos, vergonzosos"- aprendan a agarrar bien a su pareja de baile, aprecia la notable capacidad que tienen los indios para llevar el ritmo y aprender los pasos y sólo censura que los instructores del país lo hayan "modificado bastante".

Con las mujeres, "más atrevidas" que sus compañeros, el caballo de batalla es conseguir que bailen "con los tacos altos, enseguida les duelen los pies, quieren descalzarse" porque están acostumbradas a chanclas y sandalias.

En las reuniones de los domingos y las frecuentes milongas caseras, tangueros de distinto nivel, la mayoría indios y también algunos extranjeros residentes en Delhi, practican pasos, se esfuerzan y disfrutan incluso cuando se chocan en el centro de la pista, ajenos aún a las reglas de una buena milonga.

"El tango es una de las formas de baile más excitante, por eso lo escogí", asevera Ashok Juneja, un banquero especialista en inversiones que empezó practicando bailes de salón.

Los otros bailes, como el cha cha cha o el rock and roll "requieren un ritmo más rápido, más movimientos. En el tango puedes ir relajado", comenta Juneja.

Para la bailarina de profesión Himanshi Kar, que hace sólo dos meses aprende tango con Vivek Yadav, la "energía" y la "conexión" con la pareja implícitas en el tango han sido determinantes a la hora de decidirse a tomar clases.

"Es más interno que otras formas de danza. El tango no se puede bailar de verdad si no lo sientes internamente", es algo más que dar pasos, opina Kar, para quien no hay nada comparable a un tango con auténtica pasión entre los dos bailarines.

Aguilera, sin embargo, prefiere controlar las pasiones cuando enseña: "A las parejas las separo, porque se me matan", bromea.