El feminismo, según Rubiales, y el mensaje a sus hijas: "No lloréis, vosotras sí sois feministas de verdad"

“¡No voy a dimitir!”, ha dicho Luis Rubiales hasta cinco veces seguidas. Tras una semana de enorme revuelo por su polémico beso a la jugadora Jenni Hermoso, sumado a otros actos obscenos durante la final del Mundial , como tocarse los genitales en presencia de la reina Letizia o llevar en hombros a otra jugadora (Athenea del Castillo), el presidente de la Real Federación Española de Fútbol se ha aferrado a su cargo, para sorpresa de todos, en su reaparición en la Asamblea General Extraordinaria celebrada este viernes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.

Lejos de admitir que su beso a Hermoso fue, cuanto menos, inapropiado o un gesto sexista, machista o de abuso de poder que ha provocado un alud de críticas nacionales e internacionales, y la apertura de un expediente disciplinario por parte de la FIFA, Rubiales ha ‘echado balones fuera’ y cargado contra lo que él mismo ha definido como ”feminismo falso”. Cree que la víctima es él, de una "cacería" y un “asesinato social”.

El presidente del fútbol español solo ha pedido disculpas “a la reina, a la infanta, a la Casa Real y todo aquel que haya sentido ofendido", por “el hecho que ocurrió en el palco cuando me agarré esa parte del cuerpo que ya habéis visto”, pero resume `todo el escándalo del beso a Jenni Hermoso en un “pico consentido”, "espontáneo, eufórico y mutuo".

"Ella fue la que me levantó del suelo y me acercó a su cuerpo. Le pregunté '¿un piquito?' y ella dijo 'vale'", es su versión de lo que sucedió en ese controvertido momento, desmentida rotundamente después por la afectada en un comunicado. "En ningún momento consentí el beso y, por supuesto, en ningún caso busqué alzar al presidente", asegura la jugadora.

Asegura que en ese "pico" no había “ningún tipo de deseo sexual”, sino que es el “mismo que tengo cuando beso a una de mis hijas”.

A ellas se ha referido en varias partes de su polémico discurso. “No lloréis, tenéis que estar orgullosas del padre que tenéis”, ha dicho cuando una de ellas, enfocada por las cámaras, se emocionaba al escucharle.

 “Hoy digo, mirando a mis hijas que están aquí, que hoy tienen que aprender una lección de vida, vosotras sí sois feministas de verdad, no el falso feminismo que hay por ahí”, ha dicho en referencia a su visión particular del movimiento feminista: "La igualdad no es diferenciar entre lo que dice el hombre y lo que dice la mujer, sino en diferenciar la verdad, y lo que yo estoy contando hoy, es la verdad".

El máximo responsable del fútbol español ha atacado a los políticos que vienen pidiendo su dimisión por “ejercer violencia sexual” sobre la jugadora Jenni Hermoso, anunciando incluso acciones legales contra ellos.

“Han tardado cinco días en felicitarnos por el mundial. La señora Yolanda Díaz, la señora Montero, la señora Belarra, el señor Echenique... se han referido a esta acción con la palabra vejar, 'agresión sexual', sin consentimiento, agredir... ¡qué pensarán las mujeres que han sido agredidas sexualmente!”, ha expresado, antes de anunciar que planea “defenderse en los juzgados” de todas las “personas que están tratando de asesinarme públicamente”.

En su polémico e inesperado alegato de defensa, Rubiales ha dado "lecciones" de lo que él considera verdadero feminismo, poniendo ejemplos como que debemos hablar de “campeones” y no solo de “campeonas”, porque “el diccionario ya incluye en el término a los dos sexos”.

También, ha dicho que considera "la victoria de España un triunfo también de los hombres", dado que también forman parte del staff de la selección femenina. “Todos somos campeones de la victoria de la FIFA en el mundial femenino”, ha dicho en uno de los mayores momentos de euforia del discurso.

"No nos acomplejemos y utilicemos 'campeones' para hablar de lo conseguido en el Mundial. Es el amarillismo del falso feminismo”, ha dicho, presumiendo de haber formado parte de levantar el fútbol femenino en España: "Estoy feliz por mi trabajo. Ese es el fútbol que hemos levantado, estaba arruinado cuando llegamos".

Las hijas del presidente de la RFEF ya salieron en los medios a comienzos de semana, cuando trascendió que Rubiales había pedido a Hermoso que apareciese con él en su primer y polémico vídeo de disculpas. Le dijo “hazlo por mis hijas, mi puesto está en juego”, algo a lo que la jugadora se negó.

Esta frase despertó el interés del público por saber quiénes son las hijas del hoy todavía presidente de la RFEF que se autodenomina como feminista.

Las hijas de Luis Rubiales -Lucía, Ana y Elena- son fruto de su matrimonio con la abogada Manuela Delicado Vega, de la que se divorció hace 11 años.

En una entrevista en Viajando con Chester (Cuatro), el dirigente deportivo se refirió a ellas como “muy fuertes, más fuertes que yo, yo me considero un tío fuerte, pero lo de mis hijas no es normal", reveló en el programa de Risto Mejide.

Se mostró orgulloso de ellas. De la mayor dijo que estudia Historia del Arte y tiene 20 años: “Es una tía muy sensible y con un gran compromiso con la sociedad”. La mediana tiene 16 y es “la que más se parece a mí, quizá la más reivindicativa y con una inteligencia bestial”. La más pequeña, Elena, ha seguido sus pasos, es futbolista y usa el mismo número que su padre, el 17.

Tras la separación de su esposa, se ha relacionado a Rubiales con varias mujeres, entre ellas la pintora mexicana Roberla Lobeira, conocida por haber realizado las pinturas de la serie La casa de las Flores de Netflix:

Según ha trascendido esta semana, Rubiales y ella hicieron un viaje a Nueva York en otoño de 2018, que ha levantado polémica por haber sido supuestamente costeado por la RFEF.