¿Por qué hay que dejar la puerta de la lavadora abierta cuando finaliza el lavado?

¿Cuántas veces ha terminado la lavadora su trabajo y hemos sacado la ropa, dejando tras nosotros su puerta cerrada? Pues lo que quizás no sabías es que estabas cometiendo un error de gran calado cada vez que lo hacías. 

Para comprender la importancia de dejar la puerta de la lavadora abierta después de cada uso, es esencial analizar varios aspectos que inciden en la higiene y eficiencia del aparato. El hábito tan negativo de cerrar la puerta de la lavadora contribuye de la peor de las maneras a la prevención de problemas comunes en lavadoras y además de poner trabas a su funcionamiento óptimo a largo plazo.

Prevención de malos olores y moho

La lavadora, al ser un electrodoméstico que trabaja con agua, está constantemente expuesta a la humedad. Después de un ciclo de lavado cualquiera, el tambor y otras partes internas quedan húmedas. Si se cierra la puerta de forma inmediata tras acabar su trabajo, esta humedad no tiene por dónde escapar, creando un ambiente ideal para la proliferación de todo tipo de bacterias y el desarrollo de moho, lo que a su vez puede generar malos olores dentro del propio electrodoméstico.

Estos olores no solo son desagradables sino que también pueden transferirse a la ropa durante los lavados posteriores. Mantener la puerta abierta tras finalizar cada programa permite que el tambor y las partes internas se sequen de manera adecuada, reduciendo así la posibilidad de que se formen olores y el tan odiado moho.

Por otro lado desde la perspectiva más ‘mecánica’, también es bueno dejar la puerta abierta. Para preservar el buen estado y la eficiencia de la lavadora, es fundamental realizar limpiezas periódicas. Entre las recomendaciones de la OCU, se sugiere limpiar el aparato al menos cuatro veces al año. Esto incluye la limpieza del tambor, la goma, el filtro y el cajón del detergente. Se pueden utilizar productos naturales como el vinagre blanco o el ácido cítrico para descalcificar y desinfectar el tambor, evitando el uso de lejía que puede dejar residuos peligrosos.

Es importante también limpiar cada cierto tiempo la goma, que puede llegar a acumular restos de suciedad y moho, y dejarla secar con la puerta abierta después de cada uso. Mantener estas partes limpias y secas no solo mejora el rendimiento de la lavadora sino que también prolonga su vida útil.

En definitiva, al evitar la acumulación de humedad y la formación de moho, no solo se preserva la higiene del aparato sino que también se prolonga el tiempo que este electrodoméstico estará sirviendo a su propósito en nuestro hogar. La humedad constante y el moho pueden dañar componentes internos de la lavadora, disminuyendo su eficiencia y aumentando la probabilidad de averías. Por lo tanto, el simple acto de dejar la puerta abierta puede ser un factor determinante a la hora de determinar la durabilidad de este aparato, siempre presente en la amplia mayoría de hogares alrededor del mundo.

Aunque, como hemos apuntado, es beneficioso dejar la puerta de la lavadora abierta tras cada lavado, es importante tener en cuenta distintos aspectos de seguridad, especialmente en hogares con niños pequeños o mascotas entre sus habitantes. La puerta abierta de una lavadora puede ser un riesgo de seguridad si no se supervisa adecuadamente, por aquello de que no permite la apertura desde el interior, y la curiosidad de ciertos miembros de nuestras familias a veces resulta demasiado exagerada. Por lo tanto, se recomienda evaluar el entorno, estando presente en la medida de lo posible mientras tengamos la puerta abierta de la lavadora, y asegurarse de que este acto no represente un peligro para nadie.

Por todo esto, la práctica de dejar la puerta de la lavadora abierta después de cada uso tiene múltiples beneficios y pocas contraindicaciones relevantes. Contribuye a la prevención de malos olores y moho, facilita el mantenimiento y la limpieza del aparato, y ayuda a prolongar su vida útil. Sin embargo, siempre se debe considerar el entorno y la seguridad al adoptar esta práctica para que los más curiosos de la casa no se lleven un susto inesperado.