Alicia tiene 20 años, va en silla de ruedas y odia que la gente se compadezca de ella

  • Aunque sea con buena intención, hay cosas que es mejor no decirle a alguien con discapacidad física

  • Durante toda su vida Alicia ha lidiado con los prejuicios y las limitaciones de la sociedad

Párate a pensar durante un minuto en cómo cambiaría tu día a día si tuvieses una discapacidad física. ¿Podrías hacer cosas tan comunes como darte una ducha en la bañera vieja de tu casa, bajar las dos escaleras que dan de tu portal a la calle, entrar en esa cafetería que tanto te gusta, ir de compras o ver una película en el cine de tu barrio? Aunque cada vez hay más espacios adaptados para personas con dificultades físicas, todavía queda un largo camino por recorrer para que una discapacidad no limite ni la autonomía ni la calidad de vida de quienes la padecen.

Alicia tiene 20 años y desde los 7 va en silla de ruedas. Durante gran parte de su infancia y toda su adolescencia ha lidiado con los prejuicios de la gente y las limitaciones impuestas por la sociedad. Hoy quiere poner su pequeño granito de arena para mejorar el día a día de otras personas en su situación. Para ello ha compartido con Yasss varios comentarios, preguntas y consejos que jamás deberías decir a alguien con discapacidad física.

El caso de Alicia (20 años):

"Cuando pienso en mi vida, casi todos los buenos momentos, las historias graciosas o los días especiales los recuerdo en silla de ruedas. La comunión, las excursiones del colegio, los viajes familiares, salir de fiesta con mis amigas, la graduación en el instituto, el primer año de universidad, mi primer piso de estudiantes; todo lo he hecho pegada a mi trono de hierro, que es como llamo yo cariñosamente a la silla.

Durante estos 12 años he aprendido muchas cosas, algunas gracias a personas en silla de ruedas como yo, otras gracias a mi familia y amigos, y otras (la mayoría) gracias a gente sin tacto, sin empatía y sin ningún sentido común. Hablo de esos comentarios paternalistas o morbosos que todo el mundo hace de vez en cuando. ¿No sabes de qué estoy hablando? Pues toma nota!.

  • No le preguntes a alguien en silla de ruedas que por qué está así

Mis amigos saben por qué estoy en silla de ruedas. Mi familia, obviamente, también. Mis novios también lo han sabido. En general todas las personas con las que tengo cierta confianza conocen mi historia. De todos modos, la gente es muy cotilla y a la menor ocasión me preguntan qué me pasó.

Os juro que me han llegado a preguntar que por qué voy en silla de ruedas en fiestas en las que no conocía a nadie, en el supermercado y hasta por la calle. Un día una señora mayor se me quedó mirando con cara de pena en un paso de peatones y me soltó «Ay, con lo jovencita que eres, ¡qué pena! ¿Qué te pasó?». A veces miro mal a esta gente y no contesto, pero otros días estoy creativa y me invento historias falsas para saciar su morbo.

  • Si no eres una taza de Mr. Wonderful, deja de hacer comentarios buen rollistas

Las personas en silla de ruedas no necesitamos que nos digan que somos "un ejemplo a seguir", "la superación personal personificada" o cualquier otra frase happy. No me gusta que me digan que soy inspiradora por bajar la basura, por ir al gimnasio, por salir de fiesta o por hacer las cosas que cualquier veinteañero haría.

Y por favor, las frases inspiradoras rollo “bueno, la vida es un misterio y todo pasa por una razón” mejor metedlas en un cajón, cerrarlo y tirar la llave. Me quedé en silla de ruedas porque sí, no por una causa cósmica que entenderé con el tiempo. Me pasó a mí como le podía haber pasado a cualquiera.

  • No intentes ayudar a alguien en silla de ruedas si no te lo ha pedido

Es tremendamente incómodo que un desconocido invada tu espacio personal o incluso que te toque cuando tú no se lo has pedido.

Normalmente me manejo bastante bien, pero a veces me surgen problemas (sobre todo en sitios que no están adaptados para personas con discapacidad física). Si tengo que pedir ayuda, lo haré sin problemas, pero por favor no mováis mi silla sin mi permiso.

  • ¿Preguntar sobre sexo? Ni de broma

Después de "¿Y por qué estás en silla de ruedas?" la segunda pregunta morbosa más común es "¿Y cuando tienes sexo sientes algo ahí abajo?". Yo no le voy preguntando a la gente si tiene orgasmos o si su vida sexual es satisfactoria, así que por favor, no lo hagáis conmigo ni con ninguna persona que tenga una discapacidad física que afecta a la movilidad de las piernas. Es invasivo, irrespetuoso y tremendamente incómodo.

  • No intentes darle falsas esperanzas cuando la discapacidad es crónica

En general las personas toleran muy mal las enfermedades, da igual si son físicas o psicológicas, así que la primera reacción cuando se enteran de que estás en silla de ruedas es ponerse en plan optimista. Un día me dijeron «tú eres muy joven, seguro que te recuperas y con la cantidad de deporte que haces fijo que algún día recuperas movilidad». Por esta frase inofensiva estuve sin salir de casa una semana.

Las falsas esperanzas son muy difíciles de gestionar, así que si no eres el médico de una persona mejor no hables sobre el pronóstico de algo que desconoces.