Brexit: Theresa May dinamita el proceso

Tressis 10/07/2018 11:41

Todo el proceso que hemos vivido desde el referéndum ha sido una batalla para diluir la salida del Reino Unido. Si miramos a dónde estamos hoy en día, no se ha avanzado en nada. Y ahora nos enfrentamos al peor escenario, un “No Deal” Brexit. Sin acuerdo.

En la Unión Europea, la euforia es lógica. El desacuerdo extremo, y el desastre organizativo del equipo británico fortalece su posición de una manera que no es positiva para nadie. El Brexit, en vez de ser una señal de alarma para que la Unión Europea reflexione sobre su política intervencionista y burocrática, está refrendándola.

Theresa May proponía un acuerdo de Brexit que suponía todo lo malo y nada de lo aparentemente bueno. Y, encima, lo proponía con un “my way or the highway”. Mi camino, o puerta.

Y puerta ha sido. La dimisión de Boris Johnson -del ala dura pro-Brexit-, David Davis -completamente moderado- y Steve Baker suponen un enorme impacto político. Significa que ni los negociadores ni los Brexiters aceptan el ultimátum de Theresa May, y se temen otras dimisiones.

La primera consecuencia es una posible rebelión contra el liderazgo de May. Un liderazgo débil, tanto a nivel parlamentario, donde perdió la mayoría absoluta, como interno. May ha decepcionado a casi todos los conservadores presentando una y otra vez propuestas que su partido habría rechazado sin discutir en la época de Blair o Brown.

La segunda es que veremos una reconfiguración de los ministerios con miembros muy cercanos al “acuerdo del desacuerdo”, al Brexit diluido. Eso ya ha ocurrido.

La tercera es que la Unión Europea se fortalece ante un proceso que ha sido gestionado de manera incompetente y alejada de los deseos de los votantes. Queda un Brexit descafeinado que no contenta ni a los que desean la ruptura ni a los que desean quedarse. Es, literalmente, como irse de un club en el que sigues pagando las cuotas y recibiendo órdenes.

La Unión Europea contaba con muchos factores para fortalecer su posición, pero no parece que esperasen que el proceso se dinamitase desde dentro, y eso es lo que ha ocurrido.

Para la Unión Europea, es una victoria de su proyecto de Hotel California: “Puedes dejar la habitación cuando quieras, pero no te puedes ir nunca”. Un Brexit que no solo no ha hecho reflexionar sobre la naturaleza burocrática y monolítica de la Unión, sino que ha sido una oportunidad para afianzar aún más los errores de su política.

Para el Reino Unido es un fracaso internacional. Muchos esperaban un plan bien diseñado y un proyecto unificado de éxito y se han encontrado con un auténtico laberinto de batallas internas. Un Brexit light que no contenta a nadie y que, encima, puede debilitar al partido conservador hasta el punto de acabar dando el poder a Jeremy Corbyn, un populista de ultraizquierda.

El apoyo a un Brexit claro y sin concesiones no ha bajado, no nos equivoquemos. La crisis italiana y de refugiados solo ha reforzado la idea de los que votaron a favor de la salida.

La incertidumbre, por lo tanto, no se disipa. El riesgo político no se acaba con las dimisiones. Y los retos de la economía británica se mantienen.

Hasta ahora, la estrategia del miedo sobre el Brexit no había funcionado. Las predicciones de desastre económico no se han dado. El paro a mínimos de 75 años y el crecimiento moderado, pero no en recesión. Pero ahora llega la perdida de confianza en un gobierno más débil que nunca.

La estrategia de May de forzar su posición es probable que se vuelva contra ella.

Daniel Lacalle

Economista Jefe de Tressis