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MadridLa eterna disyuntiva entre invertir en ropa de marca o apostar por prendas de bajo costo sigue siendo una cuestión más vigente que nunca. A simple vista, la diferencia parece estar únicamente en el precio, pero la realidad es mucho más compleja: entran en juego factores como la calidad, la durabilidad, el impacto ambiental y hasta las condiciones laborales de quienes producen lo que vestimos.

Ropa de marca: calidad, durabilidad y conciencia ambiental

Invertir en ropa de marca no solo significa pagar por un logo. Las distintas firmas consolidadas suelen ofrecer materiales de mejor calidad y un control más riguroso en la confección de sus prendas. Esto se traduce en ropa que, bien cuidada, puede mantenerse en un estado excelente durante años, lo que permite amortizar la inversión inicial.

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Además, frente a la presión social y legal creciente, muchas marcas tradicionales están apostando por integrar prácticas de producción sostenible, lo que incluye desde el uso de materiales reciclados, hasta políticas de trazabilidad para garantizar que sus procesos respetan los derechos humanos.

Firmas como Levi’s, Patagonia o Stella McCartney lideran movimientos hacia una moda más ética, apostando por cadenas de suministro transparentes y reducciones en el consumo de agua y emisiones de carbono. Para un consumidor que valore el impacto ecológico de su consumo, decantarse por marcas comprometidas puede ser un factor decisivo.

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Ropa de bajo costo: accesibilidad y rotación constante

La ropa barata, impulsada principalmente por gigantes de la fast fashion como Primark, Shein o Zara, permiten renovar el armario siguiendo las tendencias de temporada a un coste accesible. Es indudable que este modelo ha democratizado la moda, haciendo que estilos que antes solo estaban al alcance de unos pocos ahora lleguen a la mayoría.

No obstante, esta accesibilidad tiene un precio oculto: la vida útil de estas prendas tiende a ser mucho más corta. De acuerdo con datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, la producción y el consumo acelerados de ropa generan alrededor de 10% de las emisiones globales de carbono.

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Además, informes como los de Clean Clothes Campaign denuncian regularmente las precarias condiciones laborales en muchas fábricas que abastecen a marcas de bajo coste: sueldos insuficientes, jornadas excesivas y falta de derechos laborales básicos.

¿Qué elegir entonces?

La elección entre ropa de marca o ropa de bajo costo depende en última instancia de las prioridades de cada consumidor. Si se busca durabilidad, calidad de materiales y un menor impacto ambiental, invertir en menos piezas pero de mayor calidad suele ser la decisión más sensata.

Por otro lado, si lo que se busca es variedad, tendencias actuales y flexibilidad presupuestaria, optar por prendas más baratas puede ser válido, siempre que se sea consciente de su naturaleza efímera y del impacto indirecto que conlleva.

Una opción intermedia que muchos consumidores responsables están explorando es apostar por marcas de moda sostenible, que combinan precios razonables con valores éticos en producción y distribución. También el mercado de segunda mano vive un auge, permitiendo adquirir piezas de calidad a precios accesibles y prolongar el ciclo de vida de la ropa.

Más allá de la etiqueta o el precio, lo importante es consumir moda de forma consciente. Comprar menos, elegir mejor, cuidar más nuestras prendas y reflexionar sobre el origen de lo que vestimos no solo beneficia a nuestro bolsillo a largo plazo, sino también al planeta.