El sorgo, el cereal cuyo cultivo ya se extiende en España: apenas necesita agua y resiste a las sequías
Originario de África, es ya el quinto cereal más plantado en el mundo: en Europa su producción se ha incrementado en casi un 20%
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El clima está cambiando tanto que, en muchos sectores, como es la agricultura se están reinventando. Y lo hacen con nuevos cultivos como el sorgo, que lleva cientos de años siendo utilizado en Asia y África, pero en España era menos conocido. No tiene gluten y sirve para multitud de productos, como para hacer pan, pudiendo comerse también, por ejemplo, directamente en ensaladas. Además, lo más importante es que necesita muy poca agua y resiste cualquier sequía.
El sorgo es un superviviente nato. Para llegar al metro de altura y germinar solo necesita medio de menos litro de agua. Por eso, en lugares de la provincia de Cádiz, con una sequía extrema durante demasiadas campañas, esta planta se presenta como una solución.
“Con que llueva un poquito en primavera y poco más ya con eso lo cosechamos”, cuenta un agricultor.
En los campos en los que trabaja antes había maíz, trigo y cebada, pero ahora, por obligación, se han tenido que reinventar sembrando sorgo.
“Cada año, desgraciadamente, es peor porque llueva menos”, cuenta.
Buscan replicar las capacidades de supervivencia del sorgo en otros cultivos
Originario de África, es ya el quinto cereal más plantado en el mundo, con 65 millones de toneladas al año. En Europa, su producción se ha incrementado en casi un 20%.
En un laboratorio de Barcelona hace 20 años que observan de cerca al sorgo, y en especial a su enorme capacidad de crecer sin apenas agua.
“Hemos identificado recientemente una serie de genes que son importantes para la adaptación de este cultivo al estrés”, explican.
De este modo, gracias a la edición genética, su supervivencia en suelos tan secos se quiere trasladar a otros cereales, como la cebada o el trigo.
El sorgo se utiliza principalmente en la alimentación del ganado y para elaborar biocombustible, aunque también hay variedades para el consumo humano. Además de no tener gluten, es también un potente antiinflamatorio.