Planificación financiera para una ruptura de pareja: desde separar cuentas hasta gestionar la hipoteca
Una ruptura de pareja puede tener consecuencias económicas prolongadas
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Separarse tras haber construido una vida en pareja es una situación complicada a todos los niveles. Si emocionalmente ya resulta difícil; financieramente, puede serlo aún más. Una ruptura de pareja puede tener consecuencias económicas prolongadas si no se planifica y plantea de la manera adecuada. Desde cómo gestionar las cuentas compartidas hasta lidiar con préstamos hipotecarios, conseguir una desvinculación financiera total exige de claridad legal, acuerdos pactados y visión a largo plazo.
Los primeros pasos necesarios
Tal y como recomienda la OCU, el primer paso ante una ruptura es cerrar o transformar las cuentas bancarias conjuntas. Si una cuenta sigue activa con los dos titulares, cualquiera de ellos puede seguir operando sin necesidad del consentimiento del otro, lo que puede generar conflictos o incluso vacíos legales.
Por eso, la OCU sugiere cancelar las cuentas conjuntas y abrir cuentas individuales, eliminar autorizaciones cruzadas en tarjetas de crédito y cancelar las domiciliaciones de recibos compartidos, ya sean de alquiler, suministros, seguros, etc… Además, si se comparten inversiones, productos de ahorro o seguros de vida con beneficiario designado, estos deben ser revisados cuanto antes.
El laberinto de la hipoteca compartida
El bien más problemático en caso de sufrir una ruptura suele ser la vivienda común. Y más aún si está hipotecada. Y es que, en una hipoteca con dos titulares, ambos son responsables del 100% del pago, no del 50% cada uno.
Esto implica que, aunque uno de los miembros deje de vivir en la casa, el banco puede exigir el pago completo a cualquiera de los dos si se produce un impago. Las opciones legales en este punto son en primer caso la extinción de condominio. Esto ocurre cuando uno de los miembros de la pareja compra la parte del otro, asumiendo la titularidad total. Requiere la firma ante notario y el visto bueno del banco para subrogar la hipoteca.
Otra alternativa es la venta del inmueble y la consiguiente cancelación del préstamo. También es posible alquilar el inmueble, si ambos están de acuerdo, para mantener el pago mientras se decide el futuro de la propiedad.
En caso de divorcio con hijos, el juez puede atribuir el uso de la vivienda a uno de los progenitores, pero eso no implica una modificación automática de la titularidad de la hipoteca.
Pactos económicos antes del desastre
Los expertos recomiendan realizar una serie de movimientos para anticipar los efectos financieros de una ruptura. De esta forma, lo más indicado en un primer momento es establecer una serie de acuerdos previos a la convivencia, sobre todo si hay intención de comprar vivienda o adquirir préstamos conjuntos.
Además, entre las precauciones a tomar estaría:
- Firmar contratos privados sobre la distribución de gastos y propiedad.
- Utilizar cuentas espejo: una cuenta común para gastos, pero gestión individual del resto de ingresos.
- Documentar por escrito las aportaciones económicas de cada miembro.
En el caso de parejas que no estén casadas, la planificación cobra aún más importancia, ya que no se aplica el régimen económico del matrimonio ni las garantías jurídicas del divorcio.
Las rupturas amorosas pueden sanar con el tiempo. Las financieras, no siempre. Por eso, planificar la desvinculación económica es tan importante como la emocional. Separar cuentas, regularizar la propiedad de bienes y evitar deudas compartidas mal resueltas es clave para evitar conflictos que, de lo contrario, pueden prolongarse durante años.