Cómo utilizar correctamente el 'modo vela' en el coche para ahorrar combustible y disminuir emisiones
Este sistema, también conocido como conducción por inercia
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¿Es posible conducir sin gastar ni una gota de combustible durante parte del trayecto? La respuesta es sí, y la clave está en una técnica cada vez más implementada por los fabricantes: el modo vela. Este sistema, también conocido como conducción por inercia, permite que el coche avance sin el impulso del motor en determinadas circunstancias. No se trata de una práctica arriesgada, ni tampoco de un viejo truco de conductores veteranos: hablamos de un tipo de tecnología avalada por los propios fabricantes y pensada para reducir el consumo y las emisiones sin comprometer la seguridad.
En concreto, el modo vela consiste en desacoplar el motor de la transmisión cuando el conductor levanta el pie del acelerador, por ejemplo, en una bajada o al aproximarse a un semáforo. En ese instante, el motor puede entrar en un régimen mínimo o incluso apagarse temporalmente, mientras el coche sigue moviéndose gracias a su propia inercia.
Ojo: esto no es lo mismo que circular en punto muerto, una práctica desaconsejada tanto por fabricantes como por la Dirección General de Tráfico (DGT). Circular en punto muerto reduce el control del vehículo, anula el freno motor y puede aumentar el riesgo en determinadas situaciones, como curvas cerradas o frenadas de emergencia.
En cambio, el modo vela está gestionado por la electrónica del vehículo. Si detecta una necesidad de potencia o intervención, el motor se reconecta de forma inmediata y segura. Muchos modelos modernos incorporan esta función sin necesidad de que el conductor haga nada, especialmente en vehículos con sistemas de hibridación ligera.
Cuánto se puede ahorrar
Uno de los fabricantes que más ha impulsado el desarrollo del modo vela es Bosch, que afirma que esta tecnología puede permitir ahorrar hasta un 10% de combustible adicional respecto al sistema Start/Stop tradicional. Si se combinan ambas tecnologías, el ahorro total podría llegar a alcanzar el 25% en condiciones óptimas.
En trayectos largos o con tráfico fluido, se estima que un conductor puede pasar hasta un 30% del tiempo en modo vela, lo que se traduce en menos emisiones, menos gasto en combustible y menor desgaste de componentes mecánicos. En un contexto donde el precio de los carburantes se mantiene en niveles elevados, cualquier mejora en la eficiencia puede suponer un alivio significativo para el bolsillo.
El modo vela ya está presente en numerosos modelos de gama media y alta, especialmente aquellos con cambio automático, cajas DSG o sistemas de hibridación. Modelos de Volkswagen, Audi, BMW, Hyundai o Mercedes-Benz ya lo incorporan, en algunos casos desde hace más de una década.
El conductor, en muchas ocasiones, ni siquiera es consciente de que está activado: basta con levantar el pie del acelerador en una bajada o en una zona de baja demanda de potencia, y el sistema actúa. Algunos fabricantes permiten incluso visualizar cuándo se activa este modo a través de indicadores en el cuadro de instrumentos o en la pantalla de consumo.
Cuándo conviene (y cuándo no usarlo)
Aunque el modo vela es una tecnología útil, no siempre es la mejor opción. En ciudad, con tráfico denso o necesidad constante de frenadas y aceleraciones, su uso puede resultar ineficaz o incluso contraproducente. Lo mismo ocurre en pendientes muy pronunciadas, donde es preferible mantener el freno motor activo para evitar sobrecalentar los frenos.
Por eso, algunos modelos permiten al conductor activar o desactivar esta función según las condiciones de la vía. Además, es recomendable acompañar su uso con una conducción anticipativa, evitando acelerones innecesarios y aprovechando las inercias del coche.
Desde el punto de vista legal, el modo vela es totalmente legal y seguro. A diferencia de circular en punto muerto, que puede acarrear sanciones por conducción negligente (en función del criterio del agente), el modo vela es una tecnología integrada por el propio fabricante. No implica soltar el volante ni alterar el control del vehículo.
De hecho, como recoge la Norma Euro 6, los sistemas que mejoran la eficiencia energética del coche son una de las principales vías para cumplir los objetivos de reducción de emisiones marcados por la Unión Europea. En este sentido, el modo vela encaja plenamente en las estrategias de movilidad sostenible promovidas por instituciones y fabricantes.
En definitiva, que el modo vela no es una excentricidad de conductores expertos ni una artimaña para esquivar normas. Es una herramienta real, eficiente y cada vez más presente en nuestros vehículos. Usarla correctamente puede suponer un ahorro de combustible considerable, una menor emisión de gases contaminantes y una conducción más suave. Eso sí: como toda tecnología, conviene entender bien cómo funciona y en qué situaciones es recomendable activarla.
Porque, en carretera, saber cuándo levantar el pie del acelerador también es una forma inteligente de avanzar.