Daniel Ramón, biólogo: "Los científicos no le hemos contado bien a la sociedad lo que hacemos"

  • Un gigante de la alimentación de esa estadounidense compró en 2017 la startup de este investigador

“Una alimentación acorde a la genética ayuda a prevenir enfermedades. Por ejemplo, el cáncer de colón”. Esa una de las banderas de Biópolis, una empresa biotecnológica que nació en 2003 y que dirige Daniel Ramón Vidal.

Biópolis busca soluciones que contribuyan a lograr mejores alimentos, fármacos o cosméticos para tener un “buen envejecimiento”.

Nosotros trabajamos con la nutrición de precisión: en 10 años la gente también adaptará la dieta a sus genomas”, prevé Vidal. Este biólogo valenciano explica la importancia de lo que denomina alimentos funcionales: “tienen un impacto positivo en la salud”.

“Nacimos con una inversión de 56.000 euros. Los socios nos dieron un margen de dos años para entrar en beneficios. Y lo conseguimos”, destaca como hito de la empresa. Entre los inversores figuraba una empresa de capital riesgo y por la parte pública, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este doctor en Ciencias Biológicas se queja de que tanto la Administración como las empresas buscan resultados inmediatos. Su mundo de investigación tiene otros tiempos más lentos.

Daniel Ramón fundó Biópolis hace 13 años.Pero ¿qué le llevó a dar ese paso? "Estaba convencido de que había que hacer algo distinto desde lo público. Me llenaba la boca de decirlo. El presidente del CSIC aceptó mi propuesta y me provocó para que la ejecutara".

Biópolis se hizo mayor en 2017. Entonces, el gigante agroalimentario ADM la compró. Esta empresa estadounidense, con una facturación de 58.000 millones de euros al año y 40.000 trabajadores en todo el mundo, se quedó con el 90% del accionariado.

“Ahora estamos en los cinco continentes. No habríamos podido crecer tanto sin esta entrada. Nos han abierto las puertas de Estados Unidos y Asia. Nos dio un impulso económico y un equipamiento brutal”, relata.“Aquí en España falta financiación y, sobre todo, hay una problema a la hora de poder pasar los proyectos del laboratorio a la empresa, en otros países hay un contacto directo entre ambos”.

Este hombre entona el mea culpa en un asunto: "los científicos no sabemos divulgar. No le hemos contado bien a la sociedad lo que hacemos. Si lo hubiéramos hecho, otro gallo nos cantaría". Pero él se ha puesto manos a la obra para cambiar esa percepción. Y ha empezado en la radio local de su pueblo La Eliana (Valencia) donde tiene un programa científico de radio. "Es todo un éxito", comenta con orgullo.

Lo que echa más de menos es dar clases. "Me encantaba y echo mucho de menos a los alumnos". Ahora imparte alguna clase suelta para "matar el gusanillo" y les cuenta a los futuros investigadores cómo es la vida real en una empresa de biotecnología. "Creo que lo agradecen".

En 2007, el ministerio de Educación y Ciencia le concedió el Premio Nacional de Investigación. Ramón se muestra muy reticente con toda la clase política. “No creen realmente en la I+D. En los últimos debates electorales prácticamente ni se mencionó. Aquí tendría que haber un pacto nacional por la investigación. Muchas veces viven de la inmediatez. Este es el drama de España”.