La escalada del precio de todas las materias primas energéticas pone en alerta a la economía mundial

  • Los precios de luz, gas, carbón y petróleo hacen saltar las alarmas en todo el mundo

  • La cercanía del invierno y el temor a una escasez de suministros impulsa los precios

  • Este alza de precios llega en plena reactivación económica para comprometerla

La escalada de los precios energéticos ya está haciendo saltar las alarmas en las economías de todo el mundo. No se trata solo de la luz, sino también del gas, el petróleo y el carbón. En esencia, las materias primas fundamentales vinculadas a la energía, cuyos precios están por las nubes azuzados también por la cercanía del invierno en el hemisferio norte y el temor a una escasez de suministros. Los operadores acaparan existencias para no quedarse cortos y poder cumplir los contratos, pero la producción no da para más. Al tratarse de un problema global, la tendencia inflacionista en todos los tipos de energía podría trasladarse a la industria, pudiendo causar presiones en su actividad o la traslación de los precios a los consumidores.

El precio de la electricidad en el mercado mayorista ibérico ya ha alcanzado el récord histórico de 189,9 euros el megavatio hora (MWh), sobrepasando incluso en determinadas horas del día la barrera psicológica de los 200 euros MWh. Y el barril de crudo del Mar del Norte (159 litros) superó ayer los 80 dólares, máximo en tres años, acumulando ya una subida del 50% en el año. Mientras, el gas, en el mercado diario del European Energy Exchange (EEX) -que integra tanto el mercado 'spot' como el de derivados-, ha alcanzado los 76,1 euros MWh, lo que supone un 73% de incremento respecto del pasado 15 de agosto, según anota 'El Confidencial'.

Un alza de precios generalizada que llega en plena reactivación de la actividad económica global, y la compromete seriamente. Incluso pone a prueba la ambiciosa agenda sobre el cambio climático desplegada por la Unión Europea.

El carbón, ultimo en sumarse a la 'fiesta' energética

Ante la escasez y carestía del gas, se está produciendo es un aumento de la demanda de carbón en Europa para la generación de energía. Esto explica que el precio del carbón prácticamente se haya triplicado en el último año, y esté en máximos de 13 años, sin importar que esta energía sea altamente contaminante. China, el mayor consumidor de carbón del mundo, está intentando aumentar reservas de cara al invierno, toda vez que los problemas de suministro de carbón ya provocan cierres de fábricas. En Australia han subido sus precios un 250% desde septiembre.

El gas y la temporada de calefacción

La subida de precios del gas se explica por un mercado ya tensionado por las tormentas en el golfo de México y por la previsión de próximas estrecheces. Europa se adentra en la temporada de invierno con las reservas de gas natural al 71% de su capacidad, en comparación con la media de cinco años del 92%, según informa Bloomberg y recoge 'Cinco Días'. La demanda será igualmente elevada en China, lo que ha abierto una puja entre ambos gigantes económicos por el aprovisionamiento. Y Estados Unidos, el mayor proveedor de gas del mundo, tiene las plantas al límite de capacidad.

En España, el nivel de existencias se sitúa en el 72,8% de la capacidad instalada, registros muy inferiores a la media de los últimos cinco años. Argelia, otro de los gigantes del mercado del gas, ha amenazado también con cortar el grifo del gasoducto que pasa por Marruecos con destino a España. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, se ha apresurado a anunciar un viaje a Argel para garantizar que no hay cortes en el suministro.

Se cumplen las previsiones de la banca

La banca de inversión ha empezado a lanzar avisos de que este invierno habrá un fuerte aumento de demanda y de que la industria no está invirtiendo lo suficiente para mantener el suministro. Los expertos de Goldman Sachs, uno de los operadores más activos del mundo en materias primas, ya vaticinaba a finales del año pasado de que el planeta se aproximaba a un nuevo superciclo, similar al de los primeros años dos mil. Esto se produce cuando de forma estructural, no coyuntural, se registra un desajuste entre oferta y demanda. Por ejemplo, a principios de siglo, China, con un crecimiento anual superior al 8%, y tras su ingreso en la OMC, impulsó los precios al necesitar cantidades ingentes de hidrocarburos para que funcionara su industria. El petróleo llegó a superar los 135 dólares el barril en 2008.

Goldman Sachs estima que el petróleo se situará en torno a los 90 dólares a final de año, diez dólares más que lo estimado hace unos meses, y alertan del posible frenazo en la recuperación económica. Mientras que desde Vitol, uno de las grandes empresas mundiales en comercialización de crudo, apuntan que el cártel de países productores de oro negro, la OPEP, quizá debiera elevar su producción para hacer frente al pico de demanda.

Y, como consecuencia de esta carrera energética, los precios de los derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2) están también disparados. El precio ha superado los 65 euros por tonelada por primera vez en la historia, según las cotizaciones del mercado ICE. La perspectiva de escasez energética implica el casi seguro uso de fuentes más contaminantes, lo que eleva la demanda de derechos de emisión. Una subida de precios que al final termina repercutiendo también en el consumidor.