Hipotecas

Una economista, sobre la mejor edad para pedir una hipoteca: "Por lo general se sitúa entre los 30 y 40 años”

Qué hipoteca debes pedir según tu edad y tu situación laboral
¿Pensando en acceder a una vivienda?. Pixabay
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Acceder a una vivienda en propiedad continúa siendo uno de los objetivos más importantes de muchas familias y personas jóvenes en España. La elección de financiación es un paso determinante, y no todas las opciones son adecuadas para todos los perfiles.

La banca ha diversificado sus productos hipotecarios para responder a necesidades muy distintas.

Un empleado con contrato indefinido no enfrenta el mismo escenario que un autónomo con ingresos variables, ni que un empresario que busca flexibilidad para amortizar en plazos distintos.

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Qué hipoteca conviene más según la situación laboral

El mercado hipotecario ha evolucionado hacia fórmulas que buscan adaptarse a los distintos perfiles profesionales. Para un trabajador con contrato fijo, la opción más recomendable suele ser una hipoteca fija o mixta, ya que su estabilidad de ingresos permite afrontar cuotas regulares sin grandes sobresaltos.

En cambio, los autónomos, que suelen tener meses con variaciones significativas en su facturación, tienden a beneficiarse de productos con carencia inicial o hipotecas flexibles.

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Este tipo de condiciones ofrecen margen para organizar mejor los pagos en periodos de menor actividad económica, reduciendo el riesgo de impago y equilibrando las finanzas personales.

Por su parte, los empleadores o empresarios cuentan con otra ventaja: la posibilidad de manejar picos de liquidez en determinados momentos. Para ellos, una hipoteca mixta o con amortización flexible resulta interesante, ya que pueden adelantar pagos cuando los ingresos son más altos y así reducir el tiempo total de financiación.

Este enfoque no solo disminuye el capital pendiente, sino que también reduce el coste total de la deuda a lo largo del plazo.

Cuál es la edad ideal para solicitar una hipoteca

La edad del solicitante es un factor decisivo. No solo condiciona el número de años que se pueden dedicar al pago, sino también las condiciones que ofrecerá la entidad bancaria.

Según Leticia Poole, profesora de Economía y Empresa en la Universidad Europea de Valencia, “la edad ideal para solicitar una hipoteca dependerá de la estabilidad de ingresos de cada persona, aunque por lo general se sitúa entre los 30 y 40 años, cuando se combina mayor seguridad laboral con plazos suficientes para amortizar antes de la jubilación”.

Poole también recuerda que los bancos suelen establecer una edad máxima al finalizar el préstamo, que normalmente se fija en torno a los 75 años.

Esto significa que, cuanto más tarde se inicie el proceso, más reducido será el plazo de devolución y, por tanto, mayores las cuotas mensuales. De ahí que solicitar el crédito demasiado tarde pueda limitar considerablemente las opciones.

Factores económicos y sociales que influyen en la elección

Los informes recientes del Banco de España muestran que la edad media de acceso a la primera vivienda financiada con hipoteca en 2022 fue de 34 años.

Este dato refleja tanto la precariedad laboral que aún afecta a una parte importante de los jóvenes como el retraso en la emancipación, que a menudo coincide con la consolidación profesional.

Además, la inflación y el encarecimiento de la vivienda han elevado el esfuerzo financiero necesario para afrontar la entrada inicial. De hecho, en algunos núcleos urbanos se exige una cantidad que supera los 40.000 euros solo para cubrir el porcentaje que no financia el banco y los gastos asociados. Estos factores obligan a planificar con antelación, ahorrar de forma constante y comparar las condiciones entre distintas entidades.

Qué hipoteca elegir en función del futuro laboral

Un aspecto esencial es anticipar la trayectoria profesional a medio y largo plazo. Una persona joven con contrato temporal puede empezar con una hipoteca flexible que le permita adaptarse, y más adelante renegociar las condiciones si consigue un contrato fijo.

De manera similar, alguien que prevé mejorar sus ingresos de forma progresiva podría optar por una hipoteca variable en la que, al principio, las cuotas sean más asequibles y que más tarde pueda amortizar con mayor rapidez.

También conviene analizar los seguros y productos vinculados. Muchas entidades ofrecen mejores tipos de interés si se contratan seguros de vida o de hogar, aunque es fundamental calcular si esos añadidos compensan realmente el beneficio.

La elección de qué hipoteca contratar no debe basarse únicamente en el tipo de interés nominal, sino en el coste total de la operación, que incluye comisiones, vinculaciones y posibles penalizaciones por amortización anticipada.