Médicos formados en universidades públicas o privadas, ¿son igual de buenos?
Los colectivos médicos señalan que todos los especialistas en España pasan por el filtro del MIR, una prueba estal
España está a la cola de la UE en cuanto al número de médicos por cada 100.000 personas
Preocupación por el 'boom' de los grados de Medicina
España está en el vagón de cola de médicos graduados por año. Según Eurostat, en 2022, fueron algo más de 69.000, lo que supone una tasa relativa de 13,5 médicos por cada 100 000 habitantes, muy lejos de los 29,5 de Bulgaria. Estamos por debajo de la media comunitaria y solo superamos a Alemania, Finlandia, Estonia y Eslovenia. En este contexto, las palabras de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, poniendo en duda la formación de los facultativos provenientes de algunas universidades privadas ha levantado ampollas en el sector. Pero ¿cómo se forman los médicos en nuestro país?
Acceder a los estudios de medicina en España tiene una primera barrera que son las notas de corte de cada universidad. En la pública, la más accesible es de un 12,33, mientras que, para entrar en la privada, la más alta y complicada es de un 11,38, un punto menos.
El examen del MIR, un filtro que iguala a la privada y la pública
El problema es que hay universidades privadas que no publican, al menos en la aplicación que ofrece el gobierno para consultar estos datos, si exigen algún tipo de nota mínima para admitir al alumno.
El segundo problema al que tienen que enfrentarse los futuros médicos son los precios de las matrículas. Así, cada curso en la pública viene a salir por unos 1.400 euros, mientras que en la privada esto oscila entre los 13.000 y más de 23.000 euros.
Los expertos creen que estos datos nada tienen que ver con la calidad formativas de los médicos españoles más allá de representar un filtro por notas y rentas, porque, como recuerdan, para sacarse una especialidad es necesario aprobar el examen del MIR, una prueba que está supervisada por el gobierno.
Los propios médicos tranquilizan a los pacientes al recordar que nuestros facultativos tienen un grado altísimo de calidad en formación médica, independientemente de la universidad en la que hayan estudiado.
Es decir, el sistema público garantiza que las universidades están cumpliendo bien con su función, como defienden los colegios profesionales y los alumnos que se preparan tanto en las universidades públicas como privadas.
Las universidades públicas defienden la calidad de su profesorado y sus prácticas clínicas y algunas trasladan el debate a regular la oferta de plazas para evitar una sobreoferta de médicos, aunque pudiese afectar a la calidad de la asistencia.
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