Peleas entre hermanos: por qué son beneficiosas y qué pueden hacer los padres
Las peleas entre hermanos pueden ser una herramienta excelente de aprendizaje y desarrollo emocional para los niños
Gracias a estas disputas entre hermanos pueden aprender a negociar, a ser empáticos o resolver problemas
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MadridSi hay un fenómeno casi universal en la crianza de los hijos, esas son las peleas entre hermanos. Desde disputas por juguetes hasta desacuerdos más complejos durante la adolescencia, los conflictos entre hermanos son parte del día a día en la mayoría de los hogares. Muchos padres se preocupan por la intensidad o frecuencia de las peleas, por si pueden llegar a generar resentimientos a largo plazo entre los hermanos o por si pueden ser una señal de una mala convivencia familiar.
No obstante, la ciencia ha demostrado que estas disputas entre hermanos pueden ser una valiosa herramienta de aprendizaje y desarrollo emocional para los niños. Aunque estas sean una fuente de estrés para los padres, estos conflictos fraternales pueden ayudar a los niños a desarrollar habilidades fundamentales para su vida adulta.
Con estas interacciones con sus hermanos, los niños aprenden a negociar, a resolver problemas, a manejar sus emociones y también, a entender distintas perspectivas. Pero, ¿por qué ocurren tantas peleas entre hermanos? ¿Cómo pueden asegurarse los padres de que sean una oportunidad para aprender y no una causa de tensión permanente?
¿Por qué son beneficiosas las peleas entre hermanos?
Aunque de primeras pueda parecer algo negativo, las peleas entre hermanos son una excelente oportunidad para el desarrollo de habilidades sociales y emocionales esenciales para ellos. Las peleas dan a los niños la oportunidad de practicar la negociación, la cooperación y la resolución de conflictos. Cuando tienen que enfrentarse a desacuerdos, tienen que aprender a expresar sus opiniones, escuchar también la de los demás y buscar soluciones que puedan satisfacer a ambas partes.
Por otro lado, con las peleas entre hermanos también se fomenta la empatía, ya que al interactuar en situaciones de conflicto, los niños pueden desarrollar una mayor comprensión de las emociones propias y también de las ajenas. Algo que les permite ponerse en el lugar del otro y poder reconocer cómo sus acciones pueden afectar a sus hermanos.
Algunos investigadores afirman que las peleas entre hermanos pueden contribuir al desarrollo cognitivo de los niños, ya que les obligan a pensar críticamente y a tener que encontrar soluciones creativas a los problemas a los que se enfrentan.
Por último, tener disputas con sus hermanos también los prepara para el mundo exterior, ya que éstas pueden servir como una preparación para conflictos futuros fuera del entorno familiar, enseñando a los niños a desenvolverse cuando hay un desacuerdo en la escuela, el trabajo y también en otras áreas de la vida.
¿Por qué ocurren las peleas entre hermanos?
Las causas por las que los hermanos se pelean son muy variadas. Las más comunes suelen ser por competir por la atención de sus padres, ya que los niños pueden sentir que tienen que competir por el afecto y su atención, algo que puede derivar en conflictos. Si a esto se le suma que puedan percibir que hay favoritismo y por tanto, desigualdad entre ellos, puede provocar sentimientos de celos y rivalidad entre ellos algo que seguramente se manifestará en peleas.
También pueden darse peleas simplemente porque tienen personalidades diferentes. Los padres deben entender que cada niño es único y que las diferencias en el temperamento, en los intereses o habilidades pueden llevar a malentendidos y peleas entre ellos.
A veces la necesidad de autonomía de los niños puede ocasionar conflictos en sus hermanos, debido a que puede chocar con las expectativas o los deseos de sus hermanos.
¿Qué pueden hacer los padres ante estas peleas entre hermanos?
Aunque las peleas entre hermanos puedan ser beneficiosas, es esencial que los padres sepan cómo intervenir de manera adecuada para garantizar que estos conflictos son oportunidades de aprendizaje y no la causa de tensión o malestar en la convivencia familiar o que puedan derivar en experiencias traumáticas.
En estos casos, es fundamental que los padres definan y comuniquen de manera clara cuáles son las reglas de la casa, haciendo especial hincapié en las que están relacionadas con el respeto y la convivencia. Como que están estrictamente prohibidos los insultos, agresiones físicas o las burlas. Cuando se establecen límites claros, los niños entienden qué comportamientos son aceptables y cuáles no y sus consecuencias.
Se recomienda animar a los hijos a que expresen sus sentimientos y preocupaciones de manera abierta y sincera. Esto puede prevenir conflictos y promover una mejor comprensión mutua. Es responsabilidad de los padres crear un ambiente en el que los niños puedan sentirse seguros para compartir sus emociones sin miedo a ser juzgados.
Por otro lado, es fundamental que los padres proporcionen a sus hijos herramientas para que sean capaces de resolver sus conflictos de manera pacífica. Deben enseñarles a negociar, comprometerse y buscar soluciones que puedan beneficiar a las dos partes. Cuando se ve que los hermanos están aplicando lo que les han enseñado e interactuando de manera positiva, es esencial que les reconozcan y refuercen estos comportamientos, algo que motivará a los niños a repetir estas acciones.
Es fundamental que los padres mantengan una neutralidad durante las peleas entre hermanos. Si deciden tomar partido, puede aumentar la rivalidad y el resentimiento. En lugar de posicionarse, deben guiar a los hijos para que puedan ser capaces de resolver sus conflictos por sí mismos, interviniendo cuando sea estrictamente necesario.