Cómo romper el hielo cuando llega el momento de hablar de sexualidad con tus hijos

Este suele ser un tema tabú en los hogares. Freepik
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MadridUno de los grandes retos de padres y madres, aún a día de hoy, es hablar de sexualidad con sus hijos. A pesar de vivir en una sociedad que es cada vez más abierta y está más informada, son muchos los adultos que sienten incomodidad cuando se acerca el momento de abordar esta conversación tan importante con sus hijos. Gran parte de la sociedad arrastra tabúes culturales, miedos a decir algo inadecuado o sencillamente, es miedo a no saber cómo abordarlo y cómo empezar a hablar sobre ello.

Muchos expertos coinciden en que una educación sexual clara y saludable desde la infancia es clave para que los menores crezcan con una visión positiva y realista de la sexualidad, alejados de la desinformación que abunda en internet y en redes sociales.

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¿Por qué cuesta tanto hablar de sexualidad en familia?

Un informe del Consejo de Europa destaca que los tabúes culturales y el miedo a decir algo inadecuado son los principales frenos a la hora de abordar la sexualidad en casa. Muchos padres tienen miedo de que hablar sobre estos temas pueda “incitar” a sus hijos a experimentar prematuramente, cuando la evidencia científica demuestra lo contrario: no hablar de sexualidad aumenta el riesgo de que busquen información en fuentes no fiables como puede ser internet o las redes sociales.

Según el Barómetro 2023 de la Fundación ANAR, cerca de 43% de los adolescentes en España reconocen que han buscado respuestas sobre sexualidad en internet en vez de consultar a sus familias.

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Escoger el momento adecuado

No es necesario esperar al momento de tener una “gran charla”. Los expertos recomiendan que se aprovechen situaciones cotidianas para introducir el tema de una manera natural. Por ejemplo, si se ve una escena en una película o serie, si sale una noticia en el telediario o si surge una pregunta de forma espontánea, esto puede ser una manera de comenzar una conversación sincera. Si el tema surge, no se debe esquivar. Lo mejor es responder de una manera sencilla y sincera antes de dejar la duda sin resolver.

Adaptar el lenguaje a la edad del hijo

No es lo mismo hablar con un niño de 8 años que con un adolescente de 16 años. Según el Consejo General de la Psicología de España, se debe adecuar el vocabulario y el nivel de detalle dependiendo de la edad. Esto es fundamental para que puedan comprender el mensaje de manera correcta.

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Cuando son más pequeños, se puede comenzar explicando simplemente cuáles son las diferencias anatómicas básicas. En la adolescencia, ya se debe hablar de temas como el consentimiento, métodos anticonceptivos y relaciones saludables.

Escuchar sin juzgar

Cuando se comienza una conversación sincera, implica escuchar sin emitir juicios de valor. Esto es fundamental para que los adolescentes sientan que pueden expresar cualquier duda o inquietud que tengan sin miedo a ser castigados o ridiculizados.

No delegar esta tarea a la escuela

Aunque en la mayoría de los colegios se ha avanzado en la inclusión de la educación sexual en el currículo, el papel de la familia sigue siendo esencial. En los colegios se cubren aspectos básicos, pero no se sustituye un acompañamiento personalizado como el que pueden dar los padres.

Apoyarse en recursos fiables

Para resolver las dudas o poder ampliar la información, se puede recurrir a fuentes oficiales y contrastadas. En organismos como la OMS se pueden encontrar guías muy accesibles para familias para abordar este tema. En el Instituto de la Juventud (INJUVE) hay una iniciativa llamada “Sexpresan” donde se promueve la educación sexual positiva entre adolescentes y padres.

¿Cuáles son los beneficios de una comunicación abierta?

Muchos estudios coinciden en que mantener una conversación abierta sobre sexualidad en casa puede retrasar el inicio de las relaciones sexuales, ya que un estudio confirma que los adolescentes que hablan abiertamente con sus padres sobre sexualidad tienden a esperar más tiempo antes de mantener relaciones sexuales. Por otro lado, se ha visto que hay una menor incidencia de embarazos no deseados y ETS, además de que mejora la autoestima y las relaciones afectivas, ya que los adolescentes saben que pueden recurrir a sus padres en caso de duda, y esto hace que se forje una confianza en los adolescentes que hace que mejore su percepción sobre las relaciones saludables.

Lo que se recomienda hacer ante una conversación de este tipo por parte de los padres es ser honesto si no se sabe qué responder. No se pueden conocer todas las respuestas, por lo que es preferible reconocer que no se sabe algo y proceder a buscar esa información en familia.

Por otro lado, para evitar que se conviertan en temas tabú, se deben normalizar las conversaciones, integrar el diálogo sobre sexualidad en la rutina familiar puede ayudar a que no sea visto como un tema prohibido. Y, por supuesto, se deben reafirmar valores como el respeto, el consentimiento y la responsabilidad de la misma manera que se hace hincapié sobre el funcionamiento de los métodos anticonceptivos.