Cinco trucos para entrar en calor rápido si te ha calado el frío en los huesos

eltiempohoy.es 21/10/2018 11:23

Cambia la ropa del armario

Lo primero es sacar cuánto antes la ropa de entretiempo y si las temperaturas del otoño vienen gélidas echa mano de la de invierno. Abrígate bien por las mañanas, pero vístete por capas (cual cebolla) para que en un interior siempre haya una temperatura constante. No olvides los complementos, que son esenciales, una pañoleta para el cuello, un gorro y unos guantes, estos dos últimos por si el termómetro exterior cae abruptamente.

Si eres de los que pasa gran parte de su jornada en la calle y, como en estos días, las lluvias son una constante, lleva contigo unos calcetines de repuesto. No hay sensación más desagradable y que contribuya más a los resfriados que llevar los pies mojados.

Época de caldos, purés y guisos

Aliméntate acorde a la época del año y a los productos de temporada. El tiempo invita a los platos calientes y de cuchara, reconfortantes y energéticos. Los nutricionistas aconsejan comer cinco veces al día y esta época del año cumplir a rajatabla con este mandamiento te reportará la energía y calorías necesarias para que el cuerpo tenga las reservas cubiertas. Los caldos, los guisos, las legumbres, los purés y los frutos secos no pueden faltar en tu dieta. Es una época ideal para el disfrute de las infusiones y los tés calientes, pero si no eres del gusto de estas bebidas un vaso de leche caliente también te hará entrar en calor y te proporcionara un enorme bienestar.

Deporte 'indoor'

Haz ejercicio siempre que puedas. Evita practicarlo en exterior por aquello de no calarte de agua, pero hoy en día cuentas con equipaciones completas y ‘low cost’ que facilitarán esta buena costumbre. Además, hoy en día cuentas con una enorme oferta de gimnasios económicos con horarios flexibles, por lo que no tendrás excusa.

Siempre te quedará tu casa donde hacer unas abdominales, flexiones y sentadillas, ideales para tonificar piernas y glúteos. Las escaleras de tu edificio, del suburbano o bajar un par de paradas antes de tu centro de trabajo te ayudarán a entrar en calor y a bajar de peso.

Cuestión de fricción

Si tus manos son tempanillos, frótalas creando esa fricción que genere calor. El vaho de tu boca también te puede servir de ayuda. Es una situación que solemos hacer de manera instintiva, pero es que realmente es efectiva aunque sus efectos no lo sean a medio plazo. Meter las manos en la manga larga del brazo contrario también es un truco muy habitual y la postura de brazos cruzados cubriendo tus manos debajo de la ropa.

Anda, salta… pero no te quedes quieto

Muévete, no te quedes quieto. Anda, genera movimiento para que la sangre circule por todo tu organismo. Cuando baja la temperatura, gran parte de esa sangre se dirige al tórax para mantener caliente los órganos vitales, por lo que las extremidades necesitan un plus de energía para generar temperatura. Puedes incluso dar pequeños saltos y balancear las piernas y los brazos. Si eres un friolero por antonomasia, recuerda abrigarte con ropa térmica, de la que luego te puedas desprender fácilmente cuando llegues a tu centro de trabajo o de estudio.

No hay nada mejor que el calor humano

Y un consejo más, no hay nada mejor para entrar en calor que el contacto humano, sobre todo, con algunas personas que parecen verdaderas estufas humanas. El abrazo prolongado de otra persona es reconfortante emocional y físicamente. Recuerda que las familias de esquimales duermen casi desnudos y pegados unos a otros porque el calor que imana de su cuerpo es más efectivo que el de sus ropajes de pieles.