Nuestro futuro está en manos del clima

Marcos Fernández* | Meteoralia I FOTOS: REUTERS/NOAA 23/03/2016 12:38

Nunca antes había cobrado tanto peso la celebración del Día Meteorológico Mundial que se celebra el 23 de marzo de cada año. Y es que, en esta ocasión, desde la Organización Meteorológica Mundial (OMM) se pondrá el acento sobre el cambio climático, un fenómeno al que no escapa ninguna región del planeta y que tiene un claro reflejo en la Meteorología, es decir, lo que ocurre en la atmósfera en el aquí y ahora.

El clima está cambiando y es un hecho comprobado tanto que el periodo que abarca desde 2011 hasta 2015 es el más cálido de todos los que se han registrado hasta la fecha desde las primeras mediciones a finales del SXIX. A raíz de esto se alteran las estaciones y se incrementan los fenómenos naturales como las sequías o las grandes inundaciones; otros, como los huracanes, se desestacionalizan y afectan a zonas donde antes no lo hacían. El ejemplo más reciente, las nevadas en Arabia Saudi de inicios de 2016 o el huracán Álex en las Azores.

A nadie se le escapa, aunque no sea aficionado o un profesional de la Meteorología, que el arranque del SXXI ha marcado un punto de inflexión en una escalada de la temperatura global. Abierto el debate sobre los diferentes episodios naturales de calentamiento y enfriamiento del planeta, la OMM quiere subrayar que el récord de emisión de gases contaminantes a la atmósfera ya tiene un impacto muy claro en la Meteorología.

Venimos de un invierno cálido o, cuanto menos, anómalo, que arrancó primaveral y ha terminado con varios episodios invernales pero nada extremos ni extraños para los rigores habituales de esta estación. No en vano, tuvimos en España un otoño también cálido, precedido de un verano de récord de calor no solo en nuestro país sino en otros países europeos y del hemisferio norte. En Valencia se alcanzaron los 46,2 grados en 2015 marcando un nuevo registro absoluto.

Hemos roto récords y efemérides de temperaturas mínimas y máximas más altas de forma casi ininterrumpida desde 2015. Mes a mes, los observatorios de AEMET han actualizado sus datos remarcando las anomalías positivas que se han repetido, especialmente, en 2015 y veremos si 2016 sigue en esta línea.

Tampoco podemos olvidar que entre los factores que se analizan, por ejemplo, desde la OMM pero también desde la NOAA, cabe destacar el fenómeno de El Niño. Ya hablamos de él en plena ola de calor en el verano de 2015 como una de las causas más probables de un estío tan extremadamente caluroso con episodios de altas temperaturas de forma prolongada, no sólo de las máximas sino también de mínimas batiendo récords de noches tropicales.

Y es que el fenómeno de El Niño siguió dando guerra en otoño y también en invierno. Debería perder fuerza a partir de ahora hasta desaparecer en las inmediaciones del verano. Sus efectos, al menos en ciertas regiones, han sido evidentes devolviendo las lluvias a la costa oeste de EEUU, que arrastraba una de las peores sequías de su historia mientras que en otras regiones del planeta ha desencadenado el efecto contrario. O, sin ir más lejos, tuvo un impacto clarísimo en la temporada de huracanes, menos prolífica que los años en que El Niño no aparece y también destacando la aparición de huracanes en latitudes nada habituales, como las Azores este pasado invierno o la extraordinaria evolución hasta categoría 5 del huracán Patricia que la Sierra Madre de México frenó y debilitó evitando una catástrofe de graves consecuencias en este país.

Esta enumeración de hechos que han tenido lugar en los últimos meses y ponen de relieve la intencionalidad con la que se quiere organizar el Día Meteorológico Mundial este 23 de marzo, como anticipo de un futuro que, en determinadas regiones será más cálido y más seco, como es el caso de la cuenca del Mediterráneo. En otros, por el contrario, será más húmedo. Son las consecuencias directas de la acción del hombre sobre el clima.

Con el objetivo de tomar conciencia y de informar se van a celebrar jornadas, conferencias, charlas abiertas a toda la población en diferentes países del mundo. Algunos están más expuestos que otros a los cambios ya visibles del clima.

Lo vimos en la Cumbre de París de diciembre cuando se alcanzó un acuerdo resumido en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Al margen de que esta declaración de buenas intenciones se cumpla o no, la OMM señala que aún estamos a tiempo de minimizar daños y consecuencias en nuestra vida diaria en la que ya percibimos anomalías.

Para tomar una muestra reciente, y siguiendo tozudamente la misma pauta que en febrero y enero, los primeros 15 días de marzo han sido los más cálidos desde la década de 1980 a nivel global con las mayores anomalías, por ejemplo, en el Ártico. Aquí se han registrado valores récords de temperaturas en positivo cuando lo normal es un mercurio marcando muchos grados bajo cero.

En Europa, con los datos frescos, hemos observado dos tendencias bien distintas. En una, el invierno se ha decidido a asomarse tímidamente cuando muchos lo daban por perdido. Y, otra, la del este y centro de Europa con temperaturas elevadas marcando desviaciones de hasta 10 grados durante la segunda mitad de este extraño invierno.

En este sentido, desde la ciencia y las nuevas tecnologías se han reforzado los esfuerzos orientados a conseguir, por ejemplo, minimizar al máximo la dependencia y producción del carbón, de las energías contaminantes en general o la avanzadilla de nuevos modelos de consumo energético más eficiente y limpio.

La OMM trabaja en este sentido para aunar esfuerzos y encontrar todas las sinergias posibles. Por ejemplo, copatrocina actualmente el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC). Asimismo, una de las últimas medidas, de la que se hace eco AEMET pocos días antes de la celebración del Día Meteorológico Mundial, es la creación de un sistema integrado de vigilancia de gases de efecto invernadero.

Esta es solamente una muestra del grado de implicación que el máximo organismo mundial en Meteorología ha decido tomar para indicar que nuestro futuro está en manos de la evolución del clima y de sus efectos a medio plazo si no le ponemos futuro.

Por eso, este 23 de marzo más que nunca estamos llamados a “afrontar el futuro” con la mirada puesta en el desarrollo sostenible y en la importancia de un acuerdo político global para frenar los efectos del cambio climático.

*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.