El invierno de 1890-1891, el más frío jamás registrado en España, cumple 125 años

Marcos Fernández* | Meteoralia 22/01/2016 10:07

(Día nevado en los campos del País Vasco el invierno pasado. | Foto: Reuters)

A juzgar por los datos oficiales, tomados en aquella época, se antoja impensable que esta situación pueda repetirse en la actualidad, especialmente tras conocer que 2015 ha sido el año más cálido a escala planetaria desde que existen registros, según la NASA y la NOAA. En Europa, ha sido el segundo con la temperatura media más alta, por detrás de 2014.

Pero, el invierno de 1890-1891 tuvo unos tintes completamente diferentes porque el frío llegó muy pronto a la Península Ibérica. La primera oleada arrancó el 29 de noviembre y fue tan intensa que algunas capitales, como Madrid, registraron temperaturas mínimas que nunca más se han vuelto a repetir ni en invierno ni mucho menos fuera de los meses invernales. En concreto, Madrid amaneció aquella mañana con -12,8ºC y una helada monumental precedida por temperaturas mínimas bajo cero desde el 26 de noviembre.

Pero, no fue la única porque a orillas del Mar Mediterráneo, según el interesante documento histórico de AEMET, la temperatura en Valencia descendió a -5ºC, un valor que, como en el caso de Madrid, jamás ha vuelto a igualarse. Ni siquiera en invierno ha vuelto a registrar un valor tan bajo.

Ni Madrid ni Valencia marcaron los registros más bajos de la Península aquel 29 de noviembre, porque esta primera ola de frío era un aperitivo de lo que estaba por llegar en enero de 1891. Tras un mes de diciembre con temperaturas invernales y propias de la época, llegó el segundo gran golpe de frío, en torno al 18 de enero.

En el siguiente mapa, rescatado de la documentación de AEMET, podemos comprobar que el invierno se asentó en España con toda su crudeza marcando valores mínimos negativos en toda la Península Ibérica durante el mes de enero. Destacan los -14ºC de Huesca o los -19,2ºC de Soria. Más sorprendentes son los -8ºC de Castellón, -3,8ºC de Sevilla o -2,2ºC de Alicante. Ninguna de estas tres últimas capitales ha vuelto a repetir una situación parecida.

El caso de Castellón es, quizá, el más paradigmático porque, como en el resto de la España peninsular y Baleares, la prensa de la época se hizo eco en profundidad de un invierno durísimo para los recursos con los que la mayor parte de la población contaba en ese momento para hacer frente a una ola de frío de esas proporciones.

AEMET rescata el testimonio de Juan A. Balbás, cronista de la ciudad, que no da crédito al fenómeno que tiene lugar en la costa castellonense donde las olas al romper en la playa, literalmente, se congelan. Este hecho solo tiene parangón en la congelación de otros puertos europeos en la ola de frío de 1829-1830. AEMET cita La Rochelle, en Francia, y Ostende, en Bélgica.

Según los documentos recogidos y analizados durante este periodo y muchos años atrás, se calcula que el invierno de 1890-1891 fue "el más frío en la España peninsular y Baleares, en 500 años", afirma AEMET.

Basta con echar un vistazo a este gráfico que también publica la agencia en el documento que rememora los 125 años de aquel invierno. Se puede observar la caída en picada de las temperaturas, que apenas remontan en dos ciudades como Madrid o Valencia.

Las crónicas de la época recuerdan que los ríos españoles permanecieron largo tiempo congelados. El Ebro, por ejemplo, llegó a tener una capa de hielo de 20 cm. Soria podía alcanzarse cruzando el Duero sin problema. El Turia también se congeló. Y el Tajo a su paso por Toledo se heló por las bajísimas temperaturas que acompañaron a las nevadas que cayeron en diferentes provincias, desde Vizcaya hasta Madrid, Toledo, Sevilla, Granada o Murcia, entre otras.

Nada que ver con una primera mitad de invierno cálido y que contrasta claramente con la evolución del clima en todo el planeta conforme al resumen publicado por la NASA donde el SXXI se lleva la palma del más cálido desde 1881.

A través del enlace al documento de esta efemérides extraordinaria se puede acceder a toda la documentación de aquel invierno insólito.

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*Marcos Fernández (@marcosfdezfdez) es periodista especializado en Meteorología.