La niebla se puede congelar y es de los espectáculos más bellos del otoño-invierno

  • Las cencelladas se forman por congelación de las gotitas de niebla

  • Una capa de hielo se forma alrededor de plantas y otros objetos a 0ºC

  • Para que se produzcan se necesita, frío, viento y humedad

Si algo aprendimos de Frozen es que el frío puede ser muy bello. Ejemplo de ello son las cencelladas, ese hielo que se adhiere a las plantas y superficies como dibujando un cristal a su alrededor. En invierno y la etapa más gélida del otoño, este fenómeno se forma a partir de gotitas de niebla si las condiciones son las óptimas.

Las cencelladas son, técnicamente, hidrometeoros que se forman por la congelación de “gotitas de niebla o de nubes subfundidas (en estado líquido a temperaturas inferiores a 0ºC)”, explica la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Se adquieren a objetos o plantas cuya superficie está a una temperatura inferior o ligeramente superior a 0°C.

Las candidatas más frecuentes a registrar cencelladas en España suelen ser las regiones próximas a un río o embalse, que inyectan esa humedad al ambiente. En Castilla y León, por ejemplo, las noches tienden a ser muy frías en condiciones anticiclónicas en contraste con el día, y la niebla se forma cuando reina la humedad, como ocurre estos días.

Lo que hace a la cencellada diferente a la escarcha es que en esta última se pasa directamente del estado de vapor de agua al estado sólido. Además su aspecto no es el mismo.

Tipos de cencellada

Con viento flojo o en calma, se suele formar cencellada blanca, formada por plumas y agujas de hielo de color blanco que confieren un aspecto similar al de una nevada. Con vientos más intensos y en general temperaturas bastante negativas, más habituales en zonas de montaña y altas latitudes, se forma cencellada dura, formada por un hielo duro y opaco a barlovento de los árboles y otras superficies verticales, creando láminas de hielo a modo de peines y banderas, con estructuras muy espectaculares.