El rey Felipe VI en su discurso de Navidad 2022 dice no a la división, el deterioro de la convivencia y la erosión institucional

El Rey Felipe VI en su discurso de Navidad de 2022 dejó las cosas claras sin estridencias. Y fue rotundo. Todas las democracias están en riesgo en el mundo de hoy y la nuestra también. No nos creamos que no y juguemos a los dados. Y tres factores que vemos a diario en nuestro Congreso y en la sociedad española son una prueba fehaciente de ello. "La división, el deterioro de la convivencia y la erosión de las instituciones", son los tres grandes riesgos a los que se enfrenta una democracia, según ha señalado Felipe VI en su discurso de Navidad. Los tenemos todos hoy, con una sociedad y un Congreso a la gresca, con una convivencia donde ya hay más enemigos que ciudadanos y pluralidad y con una erosión institucional en todos los estamentos -el más sangrante el espectáculo en la renovación del CGPJ y el TC- donde se busca que las instituciones estén de parte en vez de en beneficio de la sociedad. Malo.

"Un país o una sociedad dividida no avanza"

Lo ha dejado claro el rey Felipe VI en su discurso: "un país o una sociedad dividida o enfrentada no avanza, no progresa ni resuelve bien sus problemas, no genera confianza. La división hace más frágiles a las democracias; la unión, todo lo contrario, las fortalece". Vamos por el camino contrario, y cada vez a más velocidad.

Para los que le pedían que se mojara ante la crisis institucional que sufre el país dejó una frase para que se apunten todos los políticos de nuestro país: las democracias no se pueden dar por hechas y la base de la nuestra, por si alguien lo ha olvidado, es nuestra Constitución, ya cuarentona, abierta a los cambios necesarios para adaptarse a la realidad, sí, pero la base de la mayor etapa de prosperidad del país.

"No podemos dar por hecho todo lo que hemos construido. Han pasado ya casi 45 años desde la aprobación de la Constitución y claro que han cambiado, y seguirán cambiando, muchas cosas. Pero el espíritu que la vio nacer, sus principios y sus fundamentos, que son obra de todos, no pueden debilitarse ni deben caer en el olvido". De nuevo el rey Felipe VI menciona a la Constitución como un garante de nuestra libertad y democracia. Y vuelve a dar valor a la Transición y los pactos. Ha vuelto a hacer también una defensa cerrada de la importancia de Europa y de la OTAN, tras el éxito de la Cumbre de Madrid.

La receta del rey Felipe VI es clara: "Necesitamos fortalecer nuestras Instituciones para que protejan a los ciudadanos, atiendan a sus preocupaciones, garanticen sus derechos, y apoyen a las familias y a los jóvenes en la superación de muchos de sus problemas cotidianos. Instituciones que respondan al interés general y ejerciten sus funciones con colaboración leal, con respeto a la Constitución y a las leyes, y sean un ejemplo de integridad y rectitud".

Y una advertencia para todos. "Creo que, en estos momentos, todos deberíamos realizar un ejercicio de responsabilidad y reflexionar de manera constructiva sobre las consecuencias que ignorar esos riesgos puede tener para nuestra unión, para nuestra convivencia y nuestras instituciones".

Mas allá de esto, la guerra de Ucrania ha protagonizado el comienzo del discurso de Navidad de 2022, una guerra en el corazón de Europa que nos afecta a todos y que ha provocado una crisis energética que ya sufrimos. El Rey se ha acordado de los precios de la compra, el gas y la luz, "La subida de los precios, especialmente de los alimentos, provoca inseguridad en los hogares. Tener que hacer frente a gestos cotidianos, como encender la calefacción o la luz o llenar el depósito de gasolina, acaba siendo una fuente de preocupación e implica –en muchos casos– importantes sacrificios personales y familiares".

Así ha sido un discurso mucho más oscuro e incisivo de lo que parece. Estamos jugando con fuego, advierte Felipe VI, y ya sabemos -porque lo hemos vivido en una trágica guerra entre hermanos- cómo acaban pero también cómo se arreglan estos posibles incendios democráticos. Felipe VI lanza el mensaje de dejar de ser pirómanos y empezar a limpiar el bosque. Tenemos herramientas: la experiencia de saber hacerlo, la Constitución y el deseo de una convivencia conjunta que mire lo común y no lo que nos separa.