Sánchez marca territorio a Iglesias con Montero como portavoz y una cuarta vicepresidencia para Ribera

  • Malestar en Podemos porque Sánchez no les comunicó la creación de una cuarta vicepresidencia

  • El presidente vuelve a precipitar la agenda y comunicará el domingo la lista de su Gobierno al rey

Montero, Calvo, Calviño, Ribera... Son los cuatro primeros nombres que se conocen de la lista de ministros por parte del PSOE. Al hacerlos públicos, Pedro Sánchez hizo algo más que poner caras al que será su nuevo equipo, dio una especie de puñetazo en la mesa.

Con apenas cuatro nombramientos, Sánchez ha marcado territorio frente a un Pablo Iglesias que le había tomado la delantera filtrando días antes la lista de sus ministros, cuyos nombres comenzaron a circular como designados ante la opinión pública sin el aval oficial de Moncloa. Ahora el presidente ha pasado a la ofensiva, se ha anticipado a sí mismo (dijo que se iba a tomar una semana para conformar el gabinete) y ha empezado el goteo de nombres. Los primeros, precisamente, los de Podemos. Como queriendo decir que antes de tomar él la decisión, Iglesias, Montero, Díaz, Garzón y Castells no eran nada en el Gobierno.

Recados a Iglesias

Después, ha desvelado los suyos. Esos apenas cuatro nombres con los que Sánchez ha querido recuperar la iniciativa y marcar las reglas de juego. Casi cada uno lleva implícito un recado para Iglesias.

María Jesús Montero será la portavoz del Gobierno, y continuará con su cartera de Hacienda. Militante socialista, mujer de partido, Montero se ajusta al marcado perfil político que pretende dar Sánchez a su nuevo equipo. No solo por lo agresiva que se prevé la oposición sino también (quizá especialmente) porque de puertas adentro habrá que gestionar las decisiones de un gobierno con dos partidos. La ministra de Hacienda está llamada a ser pieza clave en ese terreno.

Montero dará la cara por un Gobierno con dos partidos

Montero jugó un papel relevante en la redacción de los acuerdos de coalición entre PSOE y Podemos, que los firmante les agradecieron públicamente cuando se presentó en sociedad. El antecedente le confiere cierta autoridad moral ahora que la coalición echa andar, tanto si va bien como si las cosas se tuercen. Tiene la difícil tarea de dar la cara por los dos.

Montero sustituye a Isabel Celáa que ha sido, por cierto, la primera damnificada conocida por los nombramientos. Pierde una de sus dos carteras. Le queda Educación.

Discrepancia por las vicepresidencias

Al igual que el cambio en la portavocía tiene su lectura en la relación Sánchez- Iglesias, también lleva mensajes implícitos la elección de las vicepresidencias. Sánchez ha decidido que sean cuatro (y no tres como todo el mundo pensaba, incluidos los líderes de Podemos) y eso mengua el peso específico de la de Iglesias. Ha concedido ese rango a una en concreto, la de Transición Ecológica, que linda competencialmente con las atribuciones que tendrá la del líder de Podemos. Y ha optado porque las tres del PSOE estén ocupadas por mujeres. La de Podemos no. Sin echar a andar el gobierno, se intuye ya un primer episodio en la batalla de la imagen.

Moncloa, en el anuncio de los nombramientos, se ha encargado de subrayar especialmente que "por primera vez en nuestra historia" tres de las vicepresidencias estarán ocupadas por mujeres. En concreto, ese primer círculo de poder en tono al presidente queda así:

  • Carmen Calvo. Vicepresidenta primera, ministra de Presidencia y Relaciones con las Cortes. La Memoria Democrática formará parte de sus competencias.
  • Nadia Calviño coordinará los asuntos económicos y "la gran transformación digital que necesita España", dice el comunicado que anuncia su designación. Impulsará, además, el proyecto de digitalización de toda la Administración Pública.
  • Teresa Ribera será la vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Según Moncloa, el presidente eleva su compromiso con esta materia al situarla en una vicepresidencia. También anuncia que su departamento hará frente a los desafíos de la España vaciada.
  • Pablo Iglesias. Vicepresidencia de Derechos Sociales y Agenda 2030.

Cada uno de los departamentos está enfocado, según la explicación oficial a "cada una de las transformaciones que necesita la España que nos merecemos". Sánchez ya había enunciado esos objetivos en el pasado debate de investidura en el que habló "del crecimiento económico, la creación de empleo digno y la sostenibilidad de las pensiones"; "la transición ecológica justa"; "la igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres y la justicia social"; y "el diálogo y el entendimiento de una España unida en su diversidad". Y apuntando a esas metas ha decidido dotarse de una vicepresidencia política; una económica; otra social; y una ecológica.

De los cuatro nombres, tres vicepresidencias estaban "cantadas". Unidas Podemos había filtrado la identidad de "su" vicepresidente Iglesias, además de los del resto de ministros que le corresponde designar, sin dar tiempo a que lo hiciera público el presidente del Gobierno. Sánchez, por su parte, anunció ya en campaña la continuidad de Calviño en el Gobierno y su ascenso al rango de vicepresidenta. También se daba por hecha, aunque sin hacerse pública, la continuidad de Carmen Calvo, que ha ejercido de mano derecha de Sánchez desde que aterrizó en Moncloa.

Ribera, la gran sorpresa

La gran sorpresa (a la expectativa de las que pueda deparar la lista completa) es la de Teresa Ribera. Con ella, el presidente Sánchez dispara a un doble objetivo. De un lado, potenciar el perfil verde del ejecutivo, en consonancia con el hueco que se ha hecho en la agenda internacional la lucha contra el cambio climático. De otro, pretende responder desde esta vicepresidencia -con el apellido de "Reto Demográfico"- a las demandas de esa España vacía que en esta legislatura pretende cobrar más protagonismo que nunca.

El reparto de papeles anticipa posibles turbulencias. El ascenso de Calviño a una vicepresidencia le confiere la máxima capacidad de decisión a la hora de diseñar las cuentas (y el gasto), principal foco de tensión en cualquier gobierno. Está en el rango máximo, después del presidente. Calviño podrá discutir de tú a tú con, por ejemplo, Pablo Iglesias, si las medidas que propone el "vicepresidente de lo social" chocan con la ortodoxia financiera de la que siempre ha hecho gala la "vicepresidenta económica". Y quien dice Iglesias, dice todos.

La nomenclatura en el segundo escalón anticipa la posibilidad de conflicto también entre las competencias de Iglesias y Ribera. La Agenda 2030 de la que se encargará el líder de Podemos tiene como uno de sus pilares el "desarrollo sostenible", un asunto en el que tiene mucho que decir la "vicepresidenta para la transición ecológica". Hasta ahora, esa agenda la llevaba personalmente Sánchez.

Iglesias, del 33 al 25%: malestar en Podemos

Las cuatro vicepresidencias tienen, además, una consecuencia numérica evidente. Pablo Iglesias ya no ocupa un 33% del poder en ese escalón, sino el 25%. La cosa no va de matemáticas , pero la evidente diferencia puede traducirse en pérdida de peso específico e influencia. Sánchez diluye, por tanto, el impacto de la entrada del líder de Podemos en su ejecutivo. Además, el PSOE ya presume en redes sociales de la impronta que supone tener "tres vicepresidencias lideradas por mujeres".

Las caras de esas tres mujeres que aparecen en el tuit son todas de la "cuota" de PSOE. Podemos también incluye mujeres en su nómina, pero el vicepresidente es él.

Fuentes de Podemos no quisieron entrar a valorar los nombramientos. El malestar, en todo caso, es un hecho. Máxime cuando se llevaron las sorpresas justo un día después de haber firmado con los socialistas un manual de buena convivencia como socios de gobierno.

Los ritmos y el calendario

Primeros detalles que deja un gobierno a medio cocer. Y que se ha ido desvelando, una vez más, nombre a nombre. La misma estrategia que empleó Sánchez en 2018, tras la moción de censura. Entonces, para cuando compareció el presidente en público solo quedaba por conocerse el titular de una cartera, la de cultura. La ocupó Máxim Huerta apenas una semana antes de dimitir.

Sánchez vuelve a la táctica del goteo... y a la del frenazo y acelerón. Tras las prisas para la investidura (en Navidad, fin de semana y reyes) anunció que se tomaba una semana para cerrar el gobierno. La calma ha durado dos días: ahora anuncia que el domingo 12 comunicará al rey los nombres del nuevo Gobierno; el lunes 13 cambio de carteras; el martes 14, primer Consejo de Ministros.