Carlos Fernández, primer gitano en las Cortes de Castilla y León: "En el mercadillo recibiría más rechazo"

  • "Cuando eres pequeño, como gitano, es muy difícil forjar una identidad", dice este zamorano de 23 años, historiador del arte

  • Será el procurador regional más joven de las Cortes, tras la renuncia de su compañera de partido Inmaculada García

  • Carlos Fernández se unió a las Juventudes Socialistas a los 15 años

Carlos Fernández Herrera (Zamora, 1996) se convertirá en el procurador provincial más joven de las Cortes de Castilla y León… y en el primero de etnia gitana. Político y gitano. Dos palabras que, en España, llevan aparejadas muchos prejuicios. "Poco a poco hay un cambio notable, pero queda mucho por hacer”, reivindica él. Carlos atiende a NIUS de camino a casa, después de sus clases de canto y una visita a su abuela. "Me ha dado tortilla", dice entre risas.

Sobre su futuro puesto aún no sabe mucho. "Ha sido toda una sorpresa", dice sobre el nombramiento. Su compañera de partido Inmaculada García, ha dejado libre el escaño por motivos personales. "Me hubiese encantado compartir Cortes con Inma", comenta, apenado.

Pero, ¿cómo termina una persona de 23 años como procurador benjamín en las Cortes castellanas? Carlos se unió a las Juventudes Socialistas a los 15 años y desde los 18 años milita en el PSOE de Zamora. "Yo tenía mucho interés en las figuras que había entonces en el partido, como Rubalcaba", comenta. A esta afinidad con el ideario socialista se sumó su activismo por defender y ayudar a la comunidad gitana.

"Cuando eres pequeño, como gitano, es muy difícil forjar una identidad", explica Carlos. Cuenta que, según avanzaba en los estudios, se encontraba más a menudo comentarios como 'anda, pues no pareces gitano' o ‘pues no hablas como un gitano’. "Y te preguntas, ¿qué estereotipo tengo que cumplir para serlo?".

De San Cipriano a las Cortes

"Desde muy pequeño me he despertado viendo iglesias, las de Santa Lucía y San Cipriano", detalla sobre otra de sus pasiones: la Historia del Arte. Inspirado por aquellas vistas desde su casa y el oficio de su abuelo como anticuario, estudió dicho grado en la Universidad de Salamanca. "Una de las carreras con la tasa de empleo más bajas de España", se ríe. Ahora está en el segundo año del doctorado.

En estos años de formación, dice que ha tenido suerte de no "sufrir un racismo bestial a la cara". Aunque ha habido momentos de tensión. "Una vez, en primero de carrera, un profesor comentó que, visitando una casa de indianos abandonada, había una bañera de cobre. Dijo que le extrañaba mucho que no se la hubiera llevado un grupo de gitanos". Carlos levantó la mano y le hizo saber que él era gitano y que "no iba robando bañeras por ahí”.

Aunque en los estudios siempre tuvo el apoyo familiar, a sus padres les sorprendió al principio su decisión de entrar en política. "Me decían: ‘¿qué haces ahí?, ¿quién te manda?, ‘¿qué necesidad hay?’", rememora. Desde entonces, sin embargo, la reticencia se ha convertido en orgullo.

El pueblo gitano en la política

"Poco a poco el pueblo gitano se está interesando más por la política y en participar en la sociedad", añade. "Muchas veces lo que ha pasado es que ha habido una actitud paternalista; se han tomado decisiones de cara al pueblo gitano, sin que el pueblo gitano estuviese ahí presente. Eso está cambiando".

Como él mismo recuerda, en esta legislatura, hay tres diputados gitanos en el Congreso: Sara Giménez, de Ciudadanos; Beatriz Carrillo, del PSOE, e Ismael Cortés, de Podemos. Aunque reconoce que también hay hipocresía dentro de la política. "Como he tenido un perfil que se ha salido del patrón -he estudiado, voy al conservatorio-, he tenido más aceptación. Si trabajara en el mercadillo, recibiría más rechazo", recalca.

"Poco a poco el pueblo gitano se interesa más por la política" Carlos Fernández

El zamorano recuerda que hasta 1978 existían artículos discriminatorios hacia los gitanos en el reglamento de la Guardia Civil. Su abolición se la debemos a Juan de Dios Ramírez Heredia, el primer diputado gitano en España. "Hasta hace 42 años la situación era de verdadero racismo", añade Carlos.

"Por suerte la formación dentro de la comunidad gitana es cada vez más normativa", comenta, más animado. Carlos es un gran defensor de la educación, a cuya democratización achaca una mayor presencia de la comunidad gitana en la política. "Un político tiene que ir preparado: hay que ser capaz de defenderse con argumentos", opina él. Aunque todavía hay brechas que superar. "Durante la pandemia se ha entendido que todos los niños tienen un ordenador y acceso a Internet en su casa", pone como ejemplo.

También considera que "formando parte de una minoría el activismo es fundamental". Además de participar en iniciativas locales, Carlos ha utilizado las redes sociales para denunciar estereotipos presentados en el programa 'Los Gypsy Kings' o en el polémico monólogo de Rober Bodegas. "Hay que apoyar la libertad de expresión, pero sin faltar al respeto", apunta.