El Gobierno lo tiene que reconocer: no son 27.000 sino al menos 43.000 los muertos por la pandemia

  • Es imprescindible un consenso nacional sobre la cifra de muertos provocada por la pandemia

Nos pongamos como nos pongamos, la cifra de muertos por Covid-19 no son los 27.136 en que se ha parado desde hace 10 días el recuento oficial. El ministro de Sanidad dijo que el Gobierno no se engañaba a sí mismo a la hora de contar las muertes por coronavirus. El director del CCAES (Centro de coordinación de alertas y emergencias sanitarias), Fernando Simón, se empeña en cada rueda de prensa en retorcer los argumentos para apaciguar a los periodistas, pero lo cierto es que ya nadie se cree esa cifra congelada a las espera de una actualización sin fecha prevista.

El Gobierno insiste en la dificultad de hacer esa recopilación de datos porque las comunidades autónomas no han seguido criterios homogéneos. Se ha dado la circunstancia de que ha habido fallecidos que se han contabilizado dos veces y tampoco han cuadrado las fechas en las que se han registrado los fallecimientos. Todo eso probablemente ha pasado (y digo probablemente porque es imposible cotejar fielmente los datos que maneja Sanidad). Sin embargo, nada de eso influye en la consideración de cual ha sido la cifra de muertos final que ha dejado esta pandemia en España.

Solo podemos fiarnos de los datos que reflejan los registros civiles. Ahí no hay ningún fallo de contabilidad ni duplicidad de decesos. Los registros civiles llevan una detallada cuenta de las personas que mueren en España cada día.

Pues bien, según el dato publicado el 14 de junio por el Sistema de Monitorización de Mortalidad (MoMo) entre el 13 de marzo y el 22 de mayo se produjeron en España 120.773 defunciones. Ustedes preguntaran con razón si esas son muchas o son pocas. Son muchas. Cada año, el Instituto de Salud Carlos III hace una estimación de las muertes que se esperan en función de lo que ha ocurrido en años anteriores en el mismo periodo de tiempo. Para las fechas señaladas, se esperaban 77.432 fallecimientos. O sea, que hubo 43.340 muertes no previstas.

Eso son 16.204 muertos que no reconoce el ministerio de Sanidad como provocados por la Covid-19. ¿Y eso por qué? Pues porque no se les hizo la prueba PCR antes de morir para confirmar que estaban infectados por el virus.

A partir de ahí surgen preguntas por parte de las autoridades que siembran dudas: Y si alguno tenía patología previa grave y se infectó, ¿eso significa que murió por la patología o por el virus? No lo sabemos, señalan en Sanidad, así que decidimos contar solo los que tenemos seguros.

¿Y si alguien durante la pandemia decidió no ir a los hospitales con otras dolencias (por ejemplo un infarto) porque estaban saturados y murió como consecuencia de ello? Pues eso, solo contabilizo los que tengo seguros, insisten.

Entiendo que estas disquisiciones tengan algún sentido para quienes llevan esta contabilidad desde el punto de vista epidemiológico, pero para un inepto periodista como yo está muy claro que ese exceso de mortalidad está provocado, de una u otra forma, por un virus que se metió de lleno en nuestras vidas en marzo.

Es más, durante el confinamiento bajaron las muertes por accidentes de tráfico, por accidentes laborales, por violencia de género, por prácticas deportivas… El confinamiento congeló nuestras vidas y también nuestras muertes. Todas excepto las provocadas por el virus, que las disparó. Bien sea por su influencia directa o indirecta parece claro que sin el virus no habría ese exceso de mortalidad y no hay ningún otro factor que lo explique.

¿Es importante saber la cifra real de muertes?

Es imprescindible tener un consenso nacional sobre esa cifra. No podemos andar arrojándonos la cifra de muertos según cómo nos venga en el debate. Además, lo queramos o no, existen rankings mundiales sobre los países más afectados por el virus. Es probable que salir mejor en esa foto sea un objetivo prioritario por parte de todos los gobiernos del mundo para mejorar su imagen no solo como gobernantes sino como país. ¿Nos ayuda realmente ser el país con mayor tasa de muertos por habitantes? No, pero si es la verdad, admitámosla cuanto antes.

Y el primero que debería hacerlo es el propio Gobierno de España. ¿Esas muertes son un reflejo del fracaso en su gestión? Puede que lo sea, sobre ello se va a discutir mucho y se va a extender a la gestión de los gobiernos autonómicos. Pero de lo que no me cabe duda es de que es un fracaso como país. El Estado español no estaba preparado para afrontar esta crisis que entró como un tsunami en nuestra sociedad mientras discutíamos si había que impedir una manifestación o no. Y aún seguimos en ello. Los partidismos nos entretuvieron y hasta que no le vimos la cara a la muerte no nos dimos cuenta de la magnitud de la tragedia. Los medios para combatirla fueron insuficientes y la previsión casi nula.

Es el momento de afrontar la verdad y de reconocer que esta epidemia ha dejado más de 43.000 muertos en España. No se pueden discutir los datos en pleno siglo XXI. No nos sigamos haciendo trampas para salir mejor en la foto. Es más digno que se nos vean las cicatrices del sufrimiento.