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Lunes negro para Albert Rivera y su formación. La tensión interna ha explotado con dos salidas, las de Toni Roldán y Javier Nart. El portavoz de economía de Ciudadanos en el Congreso y el eurodiputado y responsable del Área de Unión Europea dejan la dirección nacional por la negativa de la cúpula de pactar con el PSOE.
El no es no a Pedro Sánchez le está pasando factura a Rivera. Cada vez son más las voces discordantes que le piden replantearse el veto al presidente del Gobierno en funciones. Las críticas llegan desde todos los frentes posibles e incluso ha perdido credibilidad en Europa. Y es que parece que en apenas 10 días, los cimientos de Ciudadanos han comenzado a desmoronarse.
El viernes 14 de junio, Francesc de Carreras, uno de los fundadores del partido naranja, publicaba una carta abierta en el diario El País. Comenzaban así las voces críticas en la formación. Carreras no se cortó y calificó a Albert Rivera de “adolescente caprichoso”, aunque sin dudas, el párrafo más polémico era en el que le acusaba de “arrojar al PSOE a pactar con Podemos y con los nacionalistas”.
“No entiendo que ahora nos falles, Albert, que nos falle Cs, que el joven maduro y responsable se haya convertido en un adolescente caprichoso que da un giro estratégico de 180 grados y antepone supuestos intereses de partido a los intereses generales de España”, afirmaba entonces.
En medio de toda la polémica, el que fuera candidato de Ciudadanos en Barcelona, Manuel Valls, rompía con Ciudadanos al apoyar a Ada Colau como alcaldesa, para evitar así que los independentistas gobernaran la Ciudad Condal.
Un movimiento que no gustó en el partido. Tanto es así, que la Comisión Permanente del partido naranja rompía con Vals. Tras esto, el ex primer ministro francés daba su versión de los hechos: “Se ha dicho que la ruptura tenía que ver con una actitud por mi parte o persona con Rivera. De ninguna manera, es un problema político y muy grave, que tiene que ver con una decisión equivocada”.
Aunque sin dudas, antes de las dimisiones, Rivera ya había recibido un golpe crucial proveniente de Francia. Después de que el líder del partido naranja afirmada que Macrón había apoyado su estrategia de pactos, este salía a decir que era “una información errónea”.
“El presidente no ha pronunciado esas palabras ni en privado ni en público”, afirmaron entonces desde el Elíseo. Tras desmentirlo, Ciudadanos rectificó y dijo que ese apoyo había sido manifestado por el partido, no por el presidente de Francia. El idilio entre ambas formaciones, que van de la mano en el Parlamento Europeo, llegaba a su fin. Pasaban de mirarse mutuamente como referente, a contradecirse por la deriva a la derecha de Albert Rivera.
Pero la presión no llega solo desde el país vecino. Dos ex presidentes de España se han mostrado ya públicamente a favor de un pacto entre el PSOE y Ciudadanos. El primero en hacerlo fue Mariano Rajoy el pasado jueves 20 de junio. El popular afirmó que “lo mejor” para España era la unión de ambos partidos. “La investidura se puede alcanzar con un acuerdo con Ciudadanos, que si además lleva aparejado un pacto en torno a un programa de Gobierno, permitiría a ese Ejecutivo contar con una mayoría sólida”, afirmó entonces.
Tras él, Felipe Gonzáles se ha manifestado en el mismo sentido este lunes 24 de junio. El expresidente del Gobierno considera que el Partido Popular y Ciudadanos deberían irse “un ratito al rincón de pensar”. “Por un rato piensen ustedes qué quieren para España, no para sí mismos, de acuerdo con la voluntad expresada en las urnas por los españoles, piensen en los problemas más importantes de España y una vez que lo piensen tomen posiciones”, ha declarado.
Una presión tanto interna como externa de la que el Partido Socialista intenta aprovechar. “¿Cuántos Tonis Roldán, Javier Narts, Manuel Valls y desmentidos de Macron necesita para que recapacite? Que apoye la investidura o se abstenga. Que no se convierta en un problema para su partido y para España”, ha afirmado este lunes el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos. Unas palabras que elevan, aún más si puede, la presión sobre Albert Rivera.