Ramón Jáuregui: "Era imposible el abrazo reconciliatorio con Franco allí dentro"

  • Habla el político que lideró la Comisión de Expertos que planteó la primera propuesta oficial de exhumar al dictador

Lo propuso en 2011 y nunca pensó que fuera a ser tan complicado. Ocho años después, en el momento en que los restos de Franco salgan de su mausoleo, Ramón Jáuregui entiende que España pondrá fin "a una anomalía histórica". Socialista polivalente -consejero y vicelehendakari en Euskadi; diputado en las Cortes y en Europa- lideró como ministro de Vicepresidencia de Zapatero el Comité de Expertos que concluyó que el Valle de los Caídos nunca podría "resignificarse" con la presencia allí del dictador.

Ni quiere desvelar secretos de lo que fue el debate entre los expertos; ni dirigir reproches a la resistencia de los Franco que sí, le ha sorprendido. Jáuregui ve en las recomendaciones de aquel grupo de trabajo la primera piedra para poder ahora levantar la losa.

NIUS: ¿Se puede decir, de alguna manera, que con usted empezó todo?

Ramón Jáuregui: Bueno, con la ley de Memoria Histórica comienza la transformación del Valle, porque ya en una de sus disposiciones se contemplaba que tenía que ser un lugar de todos y no podía ser un lugar de exaltación al dictador y al nacionalcatolicismo que le dio origen.

Yo diría que es la ley la que contempla ese asunto. Pero, ciertamente, el primer paso que se da es cuando yo formo una comisión de expertos, muy plural, muy consensuada. Incluido el PP, porque mi interlocutor fue Jorge Fernández Díaz. Hicimos una comisión de alto nivel, con las Academias, muy plural. Y ése fue el origen. Esa comisión hizo un informe... Yo creo que sí, que el origen de lo que es una asignatura pendiente, resignificar el Valle y transformarlo en otro lugar, el comienzo es ese informe.

NIUS: ¿Cómo va a vivir, en términos de emociones, la exhumación?

R.J.: Con una cierta frialdad. Yo creo que era un paso necesario pero no suficiente para resignificar el valle. Lo único que me emociona es que un día ese lugar pueda ser un lugar de memoria reconciliada. Un lugar de encuentro. Un lugar al que todo el mundo heredero de la república, inclusive toda la izquierda que sufrió la dictadura y la represión, pudiera ir y homenajear a los enterrados.

Allí van a estar enterradas 33.000 personas. 11.000 fueron las que dieron lugar al Valle de los Caídos, así llamado porque Franco quiso homenajear a los muertos del bando nacional. Enterrándolos en aquel lugar que fue construido por republicanos presos. A partir del año 59, por las muchas críticas y como había muchos columbarios con espacio, al dictador no se le ocurrió otra cosa que mandar a los Gobiernos civiles que recogieran a los muchos fusilados por su represión, muchos de los muertos en las paredes de los cementerios y enterrados extramuros de esas paredes en cajas de pino y fosas comunes. A partir del 59 fueron trayendo en torno a 22.000 fusilados. De modo que allí yacen juntos.

A veces se oyen ideas peregrinas, como los que dicen que hay que enterrarlo y olvidarse de eso, sin comprender que allí yacen los restos de 33.000 personas

Cuando la Comisión se planteó resignificar el valle lo hizo porque pensábamos que no cabía otra cosa que la trasformación. A veces se oyen ideas peregrinas, como los que dicen que hay que enterrarlo y olvidarse de eso, sin comprender que allí yacen los restos de 33.000 personas que merecen la dignidad de su enterramiento y el homenaje común.

No hay otro lugar en España mejor para simbolizar el abrazo reconciliatorio, el pacto que nos dimos todos en los preámbulos de la Constitución, en la Transición. Un abrazo de reconocimiento de la pluralidad, que superara la famosa España machadiana del “españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.

A mí lo que me emociona es que ése sea un lugar al que podamos ir muchos a los que jamás nos ha apetecido ir para encontrar una expresión, un símbolo de la reconciliación de España. Que no exige tapar el pasado, sino enfrentarlo con la verdad, con transparencia, con la actitud de la no repetición y sobretodo sin venganza, sin ira, sin odio.

La exhumación de Franco es la condición necesaria pero no suficiente de esa transformación.

NIUS: Era por tanto prioritario exhumar los restos…

R.J.: ¡Claro! Los expertos, salvo dos excepciones que tampoco lo cuestionaban pero que por prudencia política prefirieron no sumarse a esa conclusión, llegaron a la idea de que era imposible abordar la resignificación del valle si se mantenía al verdugo junto a las víctimas.

Era imposible el abrazo reconciliatorio con Franco allí dentro. Por eso la primera condición que pusieron fue exhumarlo y recolocar en lugar no preferente a José Antonio Primo de Rivera. Y eso se va a cumplir mañana. Mañana empieza la resignificación. Y a partir de mañana corresponde hablar del qué hacemos después.

NIUS: Hubo quién defendió la demolición.

R.J.: En la comisión no. He oído a personas que piensan que era imposible la transformación, pero esa es una teoría delirante. Quien lo propone ¿qué haría con los columbarios, y las criptas y las familias que piden la devolución de sus restos?

He escuchado a gente que ha planteado soluciones imposibles y por tanto mejor no considerarlas.

NIUS: Desde el principio eran conscientes de las dificultades. ¿Esperaban tantas? ¿Qué le parece la batalla legal de la familia?

R.J.: Yo no creía que iba ser tan complicado, pero efectivamente lo ha sido. Yo de hecho inicié contactos con la Iglesia y el Vaticano. Yo hablé con Rouco, hablé con Bertone aprovechando la visita del Papa a las Jornadas Mundiales de la Juventud de agosto de 2011. Hablé con Osoro, incluso años después de que yo dejara el Gobierno, porque me parecía que la Iglesia tenía un papel fundamental con respecto a la comunidad benedictina.

Con relación a la familia, mi impresión inicial era que si había una orden del Gobierno, la familia no iba a oponerse. Esas eran mis primeras impresiones, pero estaba equivocado.

NIUS: ¿Le ha sorprendido?

R.J.: Sí, sí… Bueno, me ha sorprendido relativamente. Es evidente que la familia se ha organizado y ha peleado judicialmente. No tengo comentarios. Es igual. El gobierno lo ha hecho bien. Ha tardado, es verdad, pero el Gobierno ha seguido una ruta respetuosa con la Justicia y también con la familia.

Se ha buscado el consenso, y no ha sido posible, hay que aplicar la voluntad de la mayoría, que es la del Estado. Las cosas se han superado y no hay que hacer reproches. Creo que el Gobierno lo ha hecho bien.

NIUS: ¿Cree que Pedro Sánchez está en deuda con usted?

R.J.: No, no, en absoluto. Yo no soy nadie. Soy un simple peón de este movimiento. Las cuestiones de la memoria en España no han sido desgraciadamente consensuadas a partir de 2017 por una errónea concepción de la derecha política y mediática que ha considerado que atender deudas pendientes de la democracia era guerracivilismo. Y esto es totalmente contradictorio e injusto.

Porque los gobiernos de Suárez e inclusive la derecha de los gobiernos de Felipe aceptaron las medidas que esos gobiernos estaban llevando a cabo. Porque las compensaciones al bando republicano y las deudas con nuestra memoria histórica se vienen librando desde el año 79. Hay toda una larga lista de acciones de nuestra memoria, antes de 2007, que han sido objeto de ese espíritu consensuado de recuperación de la memoria que formaba parte del abrazo reconciliatorio.

La historia no se repite, pero tampoco dimite. Las deudas pendientes de la memoria histórica estaban golpeando nuestras conciencias

Lo que no es posible es que la derecha interprete que el abrazo reconciliatorio nos obligaba a que amnistía fuera amnesia, que perdón fuera olvido o que reconciliación estuviera en contra de la posibilidad de mirar al pasado con frescura, con verdad, con transparencia, exigiéndonos repetición. Que esa es la voluntad del abrazo reconciliatorio, pero no es el silencio, no es la amnesia, no es el olvido.

La historia no se repite, pero tampoco dimite. Esta es la frase que explica que la memoria haya vuelto, y que las generaciones hijas de la Transición exigieran al Gobierno que atendiera las deudas pendientes todavía de la memoria histórica. Esas deudas estaban golpeando nuestra conciencia. Lo triste es que la derecha no haya querido compartir y consensuar los actos que había que hacer.

Tengo la esperanza que la resignificación podamos hacerla todos juntos. Porque tenemos que hacerla con ellos. No hay ninguna razón para que la derecha no se sume a esta causa de justicia con nuestra memoria.

NIUS: ¿Cuál es para usted el valor del Día D?

R.J.: Comienza el final de una anomalía histórica porque no era normal que España siguiera honrando al dictador. Y además, es el comienzo de resignificación de un lugar que puede convertirse en símbolo de la memoria reconciliada del país.