Sánchez retoca el "Gobierno bonito" y complica la gestión entre ministerios

  • Las separaciones de Trabajo y Seguridad Social y de Ciencia y Universidades generan sorpresa y críticas entre los afectados

  • Iglesias tendrá una Dirección de Bienestar Animal, pero no competencias sobre los toros

En 2018, recién salido de la moción y con todo el Consejo de Ministros para él compuso el que se llamó "gobierno bonito". Dos años después, investido con lo justo, con un inestable acuerdo con los independentistas y la obligación de compartir espacio con Unidas Podemos, Sánchez ha alumbrado un ejecutivo aún pendiente de bautizar.

Es un "gobierno cuatrimotor", por esas otras tantas vicepresidencias. Es un "gobierno del miedo" a la recesión y el enfriamiento de la economía (a eso responde el ascenso de Calviño y el nuevo enfoque de la cartera de Exteriores). Es también el "gobierno puzzle", diseñado desde la necesidad de hacer hueco y ceder su cuota de protagonismo a los socios. ¡Sin pasarse!, que diría Joaquín Prat en El precio justo

Sánchez ha procedido a una voladura controlada de su antiguo equipo. O mejor, ni eso. Más bien a un despiece casi quirúrgico que le permite sanear lo que tenía y generar espacios para los nuevos. En la reforma del gabinete se aprecia un interés especial por mantener el control sobre lo estratégico. Aún así, la desmembración de algunos departamentos ya ha puesto en guardia a los sectores afectados.

La división de Trabajo y Seguridad Social

Una de las más grandes sorpresas ha sido la separación de los hasta ahora indisociados ministerios de Trabajo y Seguridad Social. La vinculación entre la Seguridad Social (la que paga las pensiones) y el mercado laboral (su fuente de financiación a través de las cotizaciones) han llevado a pensar de siempre que eran carteras siamesas. Pues ya no. Trabajo lo llevará Yolanda Díaz (UP). Seguridad Social, más Inclusión y Migraciones, lo asume José Luis Escrivá.

La clave de separar las dos caras de una misma moneda -según fuentes del sector- está en las pensiones. Escrivá, señalan estas fuentes "es el muro de contención" que pone Sánchez para garantizar el "rigor", además de la defensa de las tesis socialistas, en esa reforma. Yolanda Díaz fue la protagonista del "no" de Podemos que frustró el último Pacto de Toledo. Sánchez ha preferido no poner el asunto en sus manos.

A Trabajo -y por tanto a Díaz- le corresponde, eso sí, pilotar la "derogación" de la reforma laboral. El PSOE, que antes de la coalición reducía su promesa a tocar solo "los asuntos más lesivos", tiene ahí también como contrapeso, aunque sea indirecto, a Escrivá. Por lo que pueda afectar la reforma a la Seguridad Social. Aparte, obviamente, de la autoridad sobre todo el aparato económico del Gobierno de la vicepresidenta Nadia Calviño.

Los sindicatos ya han dicho que no les gusta la división de Trabajo y Seguridad Social, aunque entienden que ambos titulares "tienen buenos perfiles técnicos". La mayor preocupación sindical es que lleven a cabo "políticas coordinadas".

Colisión de competencias y protagonismos

Será el día a día el que ponga a prueba las costuras del nuevo ejecutivo; la funcionalidad o no de los cambios. Otro de los más significativos es el reparto de las competencias que llevaba Pedro Duque. Él ministro astronauta se queda con Ciencia e Innovación. La cartera de Universidades -así, a secas- la llevará Manuel Castells, elegido por Podemos.

También aquí hay sorpresa en el sector. Y aún más, "preocupación profunda por las consecuencias" entre los rectores, según advirtieron públicamente antes incluso de que Sánchez desvelara sus intenciones. Entienden que el ministro del ramo debe tener "el mayor peso político posible". "Cualquier fragmentación de competencias implica fragmentación de recursos", dice el recado que dejaron las autoridades académicas para Sánchez. Con un dato: el 70% de la investigación (terreno de Duque) se desarrolla en los campus (territorio Castells). Están, como se dice, condenados a entenderse. Y si no, malo.

En el diseño del nuevo gobierno no todo han sido obras mayores, ha habido también algún replanteo. El más significativo es del ministerio de Fomento. De su antiguo nombre no quedará ni rastro: se llamará de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Lo seguirá llevando José Luis Ábalos, al que Moncloa ha definido como "pilar fundamental del Gobierno" en el anuncio de su continuidad. Quizás para compensar que, siendo así, no haya sido llamado a empresas mayores.

En esencia, sigue con lo mismo: infraestructuras, vivienda, transportes... y la llamada "Agenda Urbana", que el Gobierno presenta como una "apuesta por un desarrollo integral de las ciudades y pueblos". Con el permiso, se sobreentiende, de la vicepresidenta Ribera, la máxima encargada de la España vacía.

Otros efectos secundarios

A Ribera le salpica otro de los que, así de primeras, se vislumbran como efectos secundarios de la reordenación ministerial. Su lista de competencias como vicepresidenta verde se solapa con varios de los 17 objetivos de la Agenda 2030, responsabilidad del vicepresidente Iglesias. "Energía asequible y no contaminante", "Producción y consumo responsables". "Acción por el clima", "Vida submarina", "Energía asequible y no contaminante"... son epígrafes de la Agenda que valen para uno y para otro.

A todo esto, Ribera acaba de liderar la celebración de la COP25 - la cumbre del Clima promovida por la ONU- en Madrid. También en ese terreno, el de la representación internacional, se tendrá que repartir (quizá disputar) los papeles con Iglesias.

Y a todo esto, los toros. La llegada del nuevo Gobierno supondrá la creación, por primera vez, de una Dirección General de Bienestar Animal. Dependerá de la vicepresidencia de Iglesias, lo que ha generado inquietud en el sector taurino, por las intenciones que pueda tener Unidas Podemos con respecto a las corridas. "Apostamos por que desaparezcan", lo dejó claro Iglesias.

El tema es delicado, y Sánchez no ha querido riesgos: lo del Bienestar Animal muy bien, pero lo de los toros es otra cosa. La Fiesta seguirá siendo competencia de Cultura. Para la coalición va a ser un tema difícil de lidiar.