Violencia extrema ante las cámaras en directo en Girona: a golpes contra una sucursal bancaria

  • Nuestra compañera Alba Martínez, en directo, narra cómo los violentos en Barcelona destrozan una sucursal

  • La tensión se palpa en el ambiente

  • Los violentos intentan impedir la grabación aunque se está emitiendo en directo

A mazazos contra una sucursal bancaria, con violencia gratuita e increpando a los medios de comunicación: así defienden la libertad de expresión los violentos en Girona. Y lo han hecho en directo, ante las cámaras de Informativos Telecinco.

La sinrazón de los que aprovechan las manifestaciones para comportarse como vándalos antisistema se ha visto sin tapujos en pleno directo. Alba Martínez, redactora de Informativos Telecinco, protegida por un casco, narraba una noche más de disturbios, la cuarta. "La violencia sigue en la calle. Están haciendo barricadas", contaba mientras que unos vándalos aprovechaban el momento para acabar de destrozar una sucursal de La Caixa. "Los encapuchados han destrozado completamente los cristales de esta entidad", relataba con tensión Alba mientras era testigo de cómo uno de los violentos arremetía con un mazo contra la entidad con ira poco contenida.

"Intentan agredirnos para que no grabemos lo que están haciendo. Nos agreden con palos, van con maderas, bastones..." señalaba la reportera que ha pasado unos instantes de tensión cuando otros vándalos han intentado impedir que lo que estaba sucediendo se emitiera. Es la expresión misma de la naturaleza de las protestas en Barcelona, muy lejos de la defensa de la libertad de expresión cuando se arremete contra ella en directo.

Las manifestaciones pacíficas dejaron paso a la violencia gratuita. Grupos de manifestantes comenzaron a hacer lo que realmente desean en pro de acabar con un sistema que les parece que debe ser derribado a golpes. Y así no dudaron en lanzar objetos contra los Mossos d'Esquadra y a quemar barricadas en Barcelona, Girona y Vilafranca del Penedès (Barcelona) en el transcurso de las manifestaciones convocadas este viernes por la libertad del rapero Pablo Hasel, que eran lo de menos, que nadie se engañe. Cataluña tiene un problema serio de convivencia, y lo más preocupante es que el caldo de cultivo de la violencia se ha prendido sin pudor entre los jóvenes. Y se puede pagar en el futuro. Los vecinos ya están cansados de ver sus calles convertidas en escenario de guerra y ya increpan a los manifestantes. A la espera de una desgracia habrá quien siga sacando rédito político de una Cataluña que ha pasado de cosmopolita a troglodita.

Por cuarta noche consecutiva, centenares de personas han salido a la calle en Barcelona, unas 1.500 personas según la Guardia Urbana, y como en días anteriores han vuelto a quemar contenedores, en concreto, en la calle Marqués d'Argentera, a la altura de Pla de Palau, cerca de la sede del Parlament. La manifestación ha arrancado a las 19:00 horas en la plaza Universitat y, posteriormente, los concentrados han bajado por Via Laietana hasta Pla de Palau, donde han comenzado a quemar contenedores y han atacado dos sedes bancarias. En defensa de la libertad de expresión, sería. Como los tornillos de gran tamaño, botellas, adoquines o pelotas de golf incautado por los Mossos en las protestas de radicales.

También en el Born, manifestantes violentos han destrozado los cristales de una entidad bancaria y algunos de ellos han penetrado en su interior y han destruido todo el material que encontraban a su paso, como ordenadores y mobiliario. Previamente, grupos de violentos han lanzado todo tipo de objetos, como piedras y botellas, a la línea policial de los Mossos, en las inmediaciones donde está la sede la Policía Nacional en Via Laietana.

En Girona, algunos manifestantes han comenzado a quemar contenedores en la zona de la calle Canalejas, lo que ha dado paso a los primeros enfrentamientos con los Mossos d'Esquadra. Desde ahí, se han desplazado a la zona de la Copa, en un lugar elevado debajo de la vía del tren, y allí han quemado contenedores y han lanzado objetos contra los Mossos, que han detenido a dos personas. Los incidentes se reproducen en Vilafranca del Penedès, donde la policía ha alertado que grupos violentos lanzaban pirotecnia contra la línea policial ante la comisaría. Algunos manifestantes han destrozado las vallas de seguridad que rodean el perímetro de la comisaría de Mossos, donde han lanzado piedras y pintura contra un vehículo policial. Las protestas por el encarcelamiento del rapero leridano han reunido a casi doscientas personas en Vilafranca del Penedès bajo el lema "Seguimos. Extendemos la rabia por todas partes".

El candidato de la CUP por Girona en las elecciones, herido

Por si algunas cosas aún no estuvieran claras, la noticia de que el candidato de la CUP por Girona en las elecciones del pasado domingo, Dani Cornellà, ha resultado herido en el marco de la manifestación de este viernes por el encarcelamiento de Pablo Hasel dice mucho de que también hay mucha política tras las manifestaciones. El diputado ha asegurado que denunciará lo que considera una agresión policial. Lo que no ha criticado son los actos vandálicos que obligan a los Mossos a salir a la calle ya por cuarto día consecutivo.

Cornellà ha explicado desde el Centro de Atención Primaria en el que le atienden de un golpe en la pierna y en la cabeza que intermediaba junto a la abogada Montserrat Vinyet, que también formaba parte de la lista de su partido en los comicios autonómicos, ante Mossos d'Esquadra de paisano en el momento de una detención. La llegada de los antidisturbios en un momento en que se concentraban numerosos manifestantes ha derivado en los golpes que denuncia.

El portavoz del grupo municipal Guanyem Girona en el ayuntamiento de la capital de la provincia, Lluc Salellas, ha expresado a través de las redes sociales su apoyo a Dani Cornellà y ha explicado que éste, diputado electo en las elecciones del 14F, intentaba mediar ante una detención y que ha sido agredido en la cabeza. Tarde para mediar parece ahora cuando la mecha está encendida y la calle en llamas. Cuarta noche. Habrá más. Y lo lamentaremos.