Psicología

Una psicóloga forense explica por qué confundimos el nombre a dos personas que amamos: "Tienen roles parecidos"

¿Qué hay detrás de este tipo de lapsus?. UNSPLASH
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¿Por qué confundimos los nombres de las personas? ¿Cuáles son las casuísticas que se atribuyen a que esto ocurre? ¿Es un proceso habitual de nuestro cerebro? ¿O más bien es el indicador de que puede estar pasando algo? Estas son algunas de las cuestiones que la psicóloga forense Anna Sibel ilustra:

Cuanto más similares son dos personas en tu vida, más probable es que confundas sus nombres. Y no hablamos solo de parecido físico. El cerebro considera similares a personas que tienen roles parecidos en tu vida, pertenecen al mismo grupo demográfico, aparecieron en tu vida en contextos similares y despiertan emociones parecidas”. 

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Aunque esto, es sólo la punta del iceberg. 

“Los nombres son islas solitarias en nuestro cerebro”

Uno de los primeros elementos que Sibel pone encima de la mesa es el hecho de que “los nombres son islas solitarias en nuestro sistema de memoria. No significan nada por sí mismos, pues son etiquetas que colgamos de las personas.”

Sin embargo, aunque se traten de “etiquetas”, la experta explica que “no todos los nombres son iguales, pues hay una jerarquía emocional muy clara: Es más probable que confundas nombres dentro de familias que entre extraños, y más probable que confundas nombres de personas que amas que de personas neutrales en tu vida”.

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¿Por qué sucede esto? Se apunta a la Teoría de la Red Emocional —establecida por David Rubin, de Duke University—, tal y cómo explica Anna Sibel. “Las personas que despiertan emociones similares en nosotros están más interconectadas en nuestro cerebro. Por eso una madre puede llamar a su hijo por el nombre del perro de la familia, no porque considere al hijo como una mascota, sino porque ambos ocupan el espacio emocional de seres queridos que cuido y protejo”, explica. 

Las sustancias químicas de nuestro cerebro a veces contribuyen a las confusiones

Aunque uno de los primeros escenarios que la experta ha ilustrado es el de la conexión emocional, hay más circunstancias que propician estas confusiones. La química toma el papel protagonista, y Sibel expone la ‘metáfora de la fiesta’:

A nivel químico, esto es como una obra de teatro muy compleja. Cuando intentas recordar un nombre, tu cerebro libera dopamina —el neurotransmisor de la motivación— para energizar la búsqueda. Luego entra en acción la acetilcolina, que se encarga de la atención y ayuda a enfocar la búsqueda en el ‘barrio’ correcto de tu memoria. Pero aquí está el giro: si estás estresado, tu cerebro está inundado de cortisol, que es como tener un DJ muy ruidoso en la fiesta de tu mente”.

Añade que “el cortisol interfiere con la comunicación entre las neuronas, haciendo que los mensajes se distorsionen. Es como tratar de tener una conversación telefónica durante una tormenta - la conexión se corta y recibes información incompleta”.

¿Por qué tenemos nombres ‘en la punta de la lengua’?

Además de la propia confusión de los nombres, existe también un fenómeno cotidiano —muy común—: sabemos el nombre, pero a la vez no nos sale. ¿Por qué se produce esto? “es la prueba perfecta de cómo funciona nuestro sistema de nombres”, explica Sibel.

“Cuando esto pasa, tu cerebro ha localizado exitosamente el archivo de la persona, por eso sabes que sabes el nombre. Incluso puede que recuerdes la primera letra o cuántas sílabas tiene. Pero hay un pequeño cortocircuito en las conexiones finales. Es como tener la llave correcta pero que se atore en la cerradura.

Usando escáneres cerebrales, los científicos han visto que durante estos episodios, la corteza cingulada anterior —una región asociada con la resolución de conflictos— se ilumina como un árbol de Navidad. Tu cerebro sabe que hay un problema y está trabajando febrilmente para resolverlo”, concluye.