La lucha de Eider en defensa de su comarca amenazada por la ampliación del Guggenheim en Urdaibai: "Vamos a ser el patio de recreo de Bilbao"

Eider Gotxi es una de las tres mujeres que participan en el proyecto audiovisual 'El futuro no se vende'
Eider Gotxi es una de las tres mujeres que participan en el proyecto audiovisual 'El futuro no se vende' contando su lucha en defensa de la tierra.. Redacción Euskadi
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BilbaoLa vizcaína Eider Gotxi ha puesto voz y rostro a la lucha por defender el futuro de su comarca, Busturialdea, en el proyecto audiovisual 'El futuro no se vende', que recoge las historias de tres mujeres defensoras del territorio, en Galicia, Castilla y León, y Euskadi.

Eider forma parte de la Plataforma Guggenheim Urdaibai Stop, un pequeño ‘David’ que desde hace tres años lucha contra la amenaza de su particular ‘Goliat’, encarnado en el proyecto para construir dos nuevas sedes del Museo Guggenheim en el corazón de Urdaibai, única Reserva de la Biosfera de Euskadi desde 1984. “No puede ser en Urdaibai”, clama esta profesora y vecina de la zona que defiende que la ampliación debe hacerse “donde la sociedad la quiera y las leyes lo permitan”.

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Tres años, “sin vida”, batallando contra “la imposición” de este macroproyecto que, advierten, supone una amenaza para una zona de gran valor medioambiental. Muchas de quienes participan en esta lucha, como la propia, Eider, son mujeres. Tal vez, porque “vemos la tierra como un espejo de nuestros cuerpos, que tantas veces en la historia se han percibido como objeto de conquista”. Pues esta es la historia de mujeres, y también hombres, que no están dispuestos a que “conquisten y usurpen kilómetros y kilómetros de nuestra tierra” porque “queremos vivir el futuro con dignidad”.

"El patio de recreo de Bilbao"

El proyecto pretende construir dos museos, uno en Gernika y el otro en Murueta, unidos por una vía verde, por los que pasarían 140.000 turistas, de mayo a septiembre, es decir, 35.000 personas al mes, 1.300 cada día. “Una salvajada, en una zona donde no debería haber gente”, advierte Gotxi.

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La sensación, entre buena parte de los 46.000 vecinos que habitan los 21 pueblos que conforman Busturiualdea, es que “nos van a destruir como comarca” para “convertirnos en el patio de recreo de Bilbao”. Aquí sienten que “tras 40 años abandonados y dejados de la mano de Dios”, en los que no se ha invertido en actividades medioambientales, ahora los políticos enarbolan la ampliación del Guggenheim en Urdaibai como “si vinieran a hacernos un favor”.

Nada más lejos de la realidad, los vecinos defienden que las necesidades de la zona no pasan por tener un nuevo museo Guggenheim, sino por impulsar al primer sector, “que está por los suelos”; al puerto de Bermeo “que estaría parado de no ser por los senegaleses”; solventar los problemas de transporte o las necesidades de agua.

Se niegan a convertirse en “un parque temático” y acabar como Gaztelugatxe, “que es un espacio que ya hemos perdido”, lamentan. En su camino contra este macroproyecto, denuncian que los políticos retuerzan las leyes para hacer viable lo que no es legal, que no respeten las medidas de protección y que se invierta dinero público para financiar un proyecto privado, en el que el único beneficiario es la Fundación Guggenheim: “Les vamos a construir los edificios y luego encima les daremos las llaves”, clama Goñi. “Esto es un Starbucks, muy caro”, añade.

Así, cuando le propusieron participar en el proyecto de InteRed tuvo claro que contar esta historia a alumnos de secundaria, bachillerato y formación profesional, podía ser una herramienta pedagógica valiosa para mostrarles los vínculos entre justicia social y justicia ambiental, a través de esta historia de personas anónimas defendiendo su tierra. La voz de Eider es la voz de la esperanza: “Este proyecto no lo van a hacer”, porque “las calles las tienen perdidas” y esa presión “les está poniendo muy nerviosos”. Porque aún hay esperanza en un futuro donde la vida de las personas y el planeta estén en el centro.