Trufi, el zorro que visita todos los días un alojamiento turístico de cabañas en A Pobra do Caramiñal
"Me da la impresión que vino buscando agua porque en el momento en el que vino yo estaba regando", dicen los propietarios
PontevedraLlegó hace un mes sin reserva y desde entonces campa por sus anchas por el alojamiento turístico. Día tras día, Trufi se ha convertido en un huésped de larga estancia.
Así es como han bautizado a este zorro los propietarios de las Ecocabañas Rías Baixas de A Pobra do Caramiñal. “A mediados de junio, yo estaba regando los tomates del huerto ecológico y de repente vi una sombra entre los tomates. Salió, me miró y yo le miré a él. Puso cara de y tú quién eres y yo igual. Y se puso a recorrer la finca tranquilamente. Estaría buscando topos o ratoncitos”, relata Antonio Gago, dueño del complejo.
Tras varias visitas nocturnas, empezó a ir de día
Al verlo merodear tan plácidamente, Antonio dedujo que era él quien había escarbado varios agujeros por la finca. “Pensamos que podrían ser topos, pero lo descartamos porque estaban escarbados de fuera para dentro”, explica Antonio. Creen que Trufi ya había frecuentado la zona de noche y al ver que era un sitio tranquilo, repitió la visita de día: “Fue lo que más nos extrañó, pero nuestras cabañas son bioclimáticas, no disponen de máquinas de aire acondicionado. Eso hace que no haya ruido y probablemente eso le da calma”.
Como si fuera un cliente más, Antonio quiere que Trufi se sienta cómodo y cada día le deja un cuenco de agua. “Está haciendo bastante calor y me da la impresión que vino buscando agua porque en el momento en el que vino yo justo estaba regando”, cree Antonio.
Aunque, admite, su tarifa no incluye pensión completa. Agua sí, pero comida no. “No deja de ser un animal salvaje y es mejor no interactuar con él. También le pedimos a los huéspedes que no le den de comer”, explica el propietario.
En el complejo conviven varios animales
Sin embargo, sospecha que probablemente roba algo de pienso a los gatos que también viven en el complejo: “A él no le hemos visto comiendo de los cuencos de los gatos, pero sí a un puercoespín”.
Porque además de Trufi, son muchos los animales que se acercan por allí sin avisar previamente. “La parte de atrás del complejo son pinares que no están habitados y creemos que es por donde viene él y el resto de animales”, dice Antonio. Ellos son ya un reclamo más de este alojamiento enclavado en plena naturaleza.