Taret, el perro que vivía encerrado en Cangas, tiene una posible nueva familia: “Le están dando una oportunidad”
Tras semanas de búsqueda, una familia de Vilagarcía se ha ofrecido a acogerlo durante quince días, con la posibilidad de adoptarlo si todo va bien
Perros para combatir la soledad en personas mayores: "Si necesitas cariño, mejor que ellos no te lo da nadie"
PontevedraTaret, el perro que vivía encerrado en una habitación en Cangas (Pontevedra), ya no está solo. Tras semanas de búsqueda, una familia de Vilagarcía se ha ofrecido a acogerlo durante quince días, con la posibilidad de adoptarlo si todo va bien.
“Son chicos jóvenes, activos, con una casa con finca. Incluso han contactado con un educador canino por si hace falta ayuda. Estoy encantada”, cuenta Sandra, la persona que ha gestionado su caso desde el primer momento.
Taret tiene alrededor de un año. Vivía encerrado en una habitación, sin apenas socialización ni estímulos. Su dueño, con problemas de salud, reconoció que ya no podía hacerse cargo. Ahora, por fin, Taret tiene una oportunidad real de empezar de cero. “Un perro que no está socializado tiene un problema, y mucha gente no quiere perros con problemas. Pero ellos le dieron la oportunidad, y estoy muy agradecida”, dice Sandra.
Durante estas dos semanas, la familia y el perro se conocerán. Si se adaptan, la acogida se convertirá en adopción. “Él necesita salir, quemar energía, cansarse... después de una vida encerrado. Y creo que con ellos puede lograrlo”.
El abuelo del refugio: diez años esperando saber lo que es un hogar
Pero Tarek no es el único que necesita una familia. En la Protectora do Morrazo espera su oportunidad otro perro muy especial: un mastín pequeño al que todos llaman, con cariño, el abuelo.
“Pasó cinco años encadenado. Cuando lo rescataron, llegó a la protectora… y ahí sigue, desde hace otros cinco años”, explican desde el refugio. A pesar de su historia, el abuelo conserva la ternura. Es muy cariñoso con las personas: en cuanto alguien le ofrece una caricia, se rinde. Solo tiene una dificultad: si ve a otro macho, se pone a la defensiva. Nunca fue socializado, y eso no es culpa suya.
“Me duele pensar que pueda morir sin saber lo que es un hogar. Sin saber lo que es tener una familia. Con este calor lo pasa muy mal. Es mayor, sí, pero aún está a tiempo de conocer el amor. Por eso pido, de corazón, una familia para él. Él lo agradecería con su alma. Y yo también”, ruega Sandra.
El abuelo no necesita mucho: una persona, tranquila o activa, que le dé un paseo al día y le haga sentir que pertenece a algún sitio. Alguien que le enseñe, por fin, que el cariño también puede durar más de unos minutos.