Testimonios

Una peluquera canina de Bueu, Pontevedra, denuncia acoso en redes tras la muerte del perro de una clienta

Imagen de archivo de un bichón maltes
Pixabay. Imagen de archivo de un bichón maltes
  • La dueña del perro defiende su derecho a relatar lo ocurrido y sostiene que hubo falta de profesionalidad en la atención

  • La peluquera denuncia una campaña de hostigamiento que incluye mensajes anónimos y ataques en redes sociales

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La peluquera canina Norgi García, responsable del local Peter Can en Bueu, Pontevedra, asegura estar sufriendo una intensa campaña de acoso desde la muerte de un perro llamado Tico, ocurrido el 12 de noviembre en circunstancias que aún se discuten. Según relata, cada mañana recibe mensajes en los que la llaman «asesina» y denuncia amenazas que han llegado incluso en papeles introducidos por debajo de la puerta de su negocio.

La profesional explica que ha acudido a la policía y está recopilando pruebas para presentar una denuncia, después de que la dueña del animal, Any Aguete, relatara en redes su experiencia como una “tragedia personal” vivida en la peluquería. La difusión masiva de ese testimonio ha derivado en decenas de mensajes ofensivos que, según la peluquera, ponen en riesgo su reputación y su trabajo.

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Versiones enfrentadas sobre la muerte de Tico

Norgi García tomó el traspaso del negocio mes y medio antes de los hechos, tras un periodo de adaptación de treinta días en el que aprendió rutinas y particularidades de los clientes habituales, entre ellos Tico, un bichón maltés de ocho años. Durante ese tiempo, asegura que anotó en una libreta las características de cada animal, incluidas supuestas dolencias del perro, lo que la propietaria cuestiona.

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El día del suceso, la dueña dejó al animal para su baño y peinado habitual, aunque reconoce que albergaba dudas por no conocer a la nueva peluquera, un temor que hoy dice lamentar profundamente. En su relato, afirma que advirtió a la profesional sobre la delicadeza del perro y considera que Norgi no interpretó correctamente la situación cuando el animal se tumbó durante el secado.

Por su parte, la peluquera sostiene que el baño se desarrolló con normalidad y que Tico estaba tranquilo mientras lo secaba, hasta que observó que ladeaba la cabeza, algo que interpretó como una señal de emergencia. Afirma haber actuado con rapidez al llamar al veterinario y enviar al perro envuelto en una manta hacia la clínica con ayuda de su padre, situada a cinco minutos.

La dueña, sin embargo, critica ese proceder al considerar que la peluquera «perdió un tiempo valiosísimo» e insiste en que su reacción fue una “falta de profesionalidad y de humanidad”, según su testimonio. También sostiene que ningún perro “se acuesta para secarlo” y que esa postura ya evidenciaba un problema que, afirma, la peluquera no supo detectar a tiempo.

El debate sobre la autopsia y el estallido en redes

El perro falleció poco después, si bien no existe consenso sobre si ocurrió en la peluquería, durante el traslado o en la clínica veterinaria, lo que dificulta reconstruir los hechos. La peluquera asegura que pidió que se realizara una autopsia para aclarar la causa de la muerte, pero la propietaria se negó en ese momento, abrumada por el shock, tal como relata.

Posteriormente, Any Aguete viajó al hospital veterinario Rof Codina, en Lugo, con la intención de que se realizara la necropsia, aunque finalmente desistió tras hablar con su veterinaria habitual. Esta le recomendó no hacerlo al considerar que el procedimiento sería muy invasivo y no garantizaría una respuesta clara, motivo por el cual regresó sin obtener un diagnóstico definitivo.

A partir de ahí, la dueña decidió publicar en redes un extenso relato de lo ocurrido, donde describe su dolor y acusa a la peluquería de “falta de transparencia” y “nula profesionalidad” en la gestión del incidente. Ese texto se viralizó rápidamente en distintos grupos de Facebook y espacios públicos, lo que provocó, según la peluquera, una oleada de ataques que incluyen insultos y peticiones de cierre del negocio.

La peluquera, que también ha emitido un comunicado defendiendo su versión, insiste en que actuó con «rapidez y profesionalidad» y que en ningún momento pondría «en riesgo la vida de un animal». Considera que la campaña en su contra es difamatoria y desproporcionada, y asegura que ha sufrido cancelaciones de citas debido a la repercusión del caso.

Mientras tanto, Any Aguete afirma que no ha cometido delito alguno y que ejerce su derecho a la libertad de expresión, subrayando que no controla los comentarios de terceros surgidos tras su publicación. Pese a haber puesto el caso en manos de una abogada, sostiene que su objetivo no es obtener una indemnización, sino evitar que “más personas pasen por lo mismo”.

La polémica continúa activa casi un mes después, con comentarios que han cruzado la frontera de la crítica para entrar en el terreno del insulto, lo que ha incrementado el clima de tensión alrededor del caso. Las publicaciones siguen circulando por múltiples grupos de redes sociales y el asunto ha trascendido ampliamente la comarca de Pontevedra, convirtiéndose en un debate sobre responsabilidad profesional, gestión del duelo y límites del escrutinio público.