Scholz quiere modernizar la "ley trans" alemana que data de 1980

  • El Ejecutivo del canciller alemán Olaf Scholz quiere reformar la ley sobre la transexualidad para convertirla en una ley de “autoderminación”.

  • Esas intenciones se han topado con el escepticismo de parte de la sociedad y un clima de debate enrarecido.

Se supone que cambiar la ahora conocida como “ley trans” en una ley de "autodeterminación” es uno de los elementos con los que “modernizar” Alemania según los deseos de la coalición del canciller Olaf Scholz, formada por el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Los Verdes y los liberales del FDP. 

Pero modernizar la ley sobre la transexualidad alemana, que data de los años 80, no va a ser algo dicho y hecho. Porque asociado a la modernización de esa ley hay un áspero debate, con casos que se denuncian como propios de la “cultura de la cancelación” en la que hay científicos víctimas en universidades y escepticismo en el campo de la medicina.

El ministro de Justicia, el liberal Marco Buschmann, y la ministra de de Familia, la ecologista Lisa Paus, ya han presentando los principales puntos que tendrá le ley que sustituirá a la “Ley de Transexualidad” del 10 de septiembre de 1980. Pasará a llamarse “Ley de Autodeterminación” y, grosso modo, hará más fácil en Alemania el cambio de sexo. 

Al menos, lo hará más fácil en frente a la burocracia por el Estado, dado que “la Ley de Autodeterminación sólo se refiere al cambio de nombre y de género”, según explicaba Paus en el día de la presentación en Berlín de los puntos clave de la nueva norma. “Las medidas físicas de reasignación de sexo no están fijadas. Se seguirán decidiendo en función de la normativa médica”, explicaba Paus. 

Con todo, en la opinión pública se ha dado cuenta de que el Gobierno “rompe con la biología” con esa ley, según titulaba en diario Bild, el periódico más leído de Alemania. “Cualquiera puede elegirse el sexo que quiera” y “cualquiera se puede cambiar de sexo una vez al año” son algunos de los titulares con los que dicho periódico ha titulado a cuenta del proyecto de “Ley de Autodeterminación” que tienen entre manos Buschmann y Paus.

Acabar con la ley de los años 80 ha sido una de las reivindicaciones tradicionales del colectivo LGTBI+ en Alemania. Por eso, por ejemplo, en la Asociación de Lesbianas y Gays de Alemania (LSVD) se ha acogido “con satisfacción el documento con los puntos clave de la Ley de Autodeterminación” presentada por los ministros de Scholz. 

“Es el primer paso para garantizar la autodeterminación de género […] y enterrar por fin la Ley de Transexualidad que viola derechos fundamentales”, ha manifestado en un comunicado en la LSVD, una de las grandes organizaciones de defensa del colectivo LGTBI+.

Para los menores, a partir de los 14 años, la nueva ley prevé la posibilidad del cambio de sexo en los documentos de identidad de la persona. Hay dos posibilidad de que eso ocurra. O bien ocurre con el visto bueno de los progenitores, o bien ocurre en los tribunales si los padres se oponen a ese cambio del menor.

Las condiciones al cambio de sexo que de la ley de 1980, “sin justificación”

Buschmann y Paus daban cuenta de que algunos de los pilares de la ley de 1980 debían echarse abajo. Porque exigir a la persona trans, como se hace hasta ahora, el pasar por un largo proceso de cambio que obliga a someterse a dos informes psicológicos realizados por especialistas en el que se preguntan sobre gran cantidad de intimidades es algo que “no tiene justificación”, según Buschmann. Sin ese proceso, tal y como prevén Buschmann y Paus, el camino del cambio de sexo frente a la burocracia del estado parece allanarse.

Ahora bien, el allanamiento no es tan beneficioso si se atiende a la crítica que lanzan a esas intenciones del Gobierno expertos como el doctor Alexander Korte, médico en la Clínica y Policlínica de Psiquiatría Infantil y Juvenil, Psicosomática y Psicoterapia del Hospital Universitario de Múnich. Él lleva tratando desde hace casi dos décadas a menores con “disforia de género”. Con esos términos se conoce el diagnóstico que se da a las personas que sufren por sentirse en conflicto con el género que se les asignó al nacer. 

Antes de hablar de la “Ley de Autodeterminación”, a Korte ya le plantea problema, según dice a NIUS, que en la conferencia de prensa que protagonizaron Buschmann y Paus, el Ministro e Justicia afirmara “cosas que no son ciertas, como que en Alemania no hay medidas medicinales de cambios de sexo para adolescentes”. 

Pero es que, para él, votante confeso de Los Verdes durante décadas, “el título de la ley ya induce al error, porque la ley no va de autodeterminación, sino de determinar a los otros, porque, al final, la ley va de obligar a los otros a someterse a la percepción subjetiva del sexo al que pertenece la persona trans”. 

Los políticos creen saber más que los médicos”

“Por eso la ley pone como un nuevo delito el referirse a una persona trans aludiendo a su sexo biológico. No es que yo esté a favor de que a la gente trans se la saque a la fuerza del armario en público, eso es algo que no se hace porque es una cuestión de respeto, pero hacer de eso un delito creo que, en una sociedad liberal, es algo muy problemático”, abunda Korte, aludiendo a otra de las nuevas disposiciones de la ley.

Korte está a favor de que proteger a las personas con “disforia de genero”. Pero a su entender eso no es lo que hace la ley del Gobierno de Scholz. “Esta ley, desde un punto de vista médico, da vergüenza, porque mete en el mismo saco a personas trans e intersexuales, cuando desde un punto de vista médico hablamos de dos realidades distintas, y esto es algo que las sociedades médicas del país han señalado, pero es que los políticos creen saber más que los médicos en esta cuestión”, expone Korte. 

Buschmann decía, además, que en Alemania a las personas trans se las trata “como enfermos” cuando buscan el cambio de sexo. Por eso cree él que es necesario facilitar los trámites que implica la Ley de Autodeterminación. Pero Korte ve problemas en esta “despatologización” de la transexualidad. 

“Entre las personas trans, algunos quieren ser tratados como personas en 'busca de tratamiento', no como 'pacientes'. Pero considerar eso así es un problema, porque podría significar que los seguros médicos – obligatorios en Alemania – dejen de pagar los tratamientos que necesitan las personas trans porque se les deja de considerar personas con una patología. Así tratamientos como las hormonas o el cambio de sexo quedarían sólo al alcance de la gente con dinero”, señala Korte. 

¿Despatologizar la transexualidad?

“Para nosotros, los médicos, una enfermedad no es un estigma, pero ahora en Alemania esto tiende a verse así, creo yo, por problemas históricos, pues hubo un tiempo en que a los enfermos no se les reconocía dignidad personal, por eso es un tema tan sensible”, agrega.

De la sensibilidad de la que habla Korte también da cuenta que la Universidad Humboldt haya sido protagonista del último caso sonado de “cultura de la cancelación” hace unos días en la llamada “Larga Noche de la Ciencia”. En dicha universidad, Marie-Luise Vollbrecht, investigadora en Biología, tenía previsto dar una charla sobre el concepto biológico de sexo, pero no se le dejó por “motivos de seguridad”. 

“Sexo, Género y por qué en Biología sólo hay dos sexos”, se titulaba la charla. Bajo amenaza de protestas movilizadas en redes sociales contra Vollbrecht, a la que se acusa de "tránsfoba", la dirección de la universidad decidió no dar espacio en la “Larga Noche de la Ciencia” a esta científica. Vollbrecht tuvo que esperar hasta este jueves para terminar dando esa charla. Finalmente, pudo expresarse con presencia policial en la universidad y habiéndose contratado los servicios de una empresa de seguridad para controlar los efectos personales de los asistentes, cuyos nombres habían sido registrados previamente.

“Es una tragedia que cosas así ocurran, y da cuenta del estado de la cultura del debate en Alemania. Este tema de la transexualidad es un campo de minas ideológico”, lamenta Korte. 

“Esto no se ha hecho por culpa de nosotros, los científicos. Nosotros siempre hemos querido debatir. Pero frente a nosotros, hay gente que no quiere debatir, seguramente porque saben que tenemos mejores argumentos. Quieren imponer su plan ideológico. Yo he tratado, por ejemplo, de presentar este tema a todos los diputados de Los Verdes. Les he escrito. Pero no he recibido respuesta. Éste es el auténtico escándalo”, concluye.