Nigeria, el estrepitoso fracaso económico del gigante africano del petróleo y el gas

  • La corrupción y la mala gestión hunden la economía del país africano, sexto exportador mundial de crudo y poseedor de una de las diez mayores reservas de gas del mundo

  • Tanto Marruecos como Argelia proyectan sendos gasoductos con origen en Nigeria y destino en su territorio, desde donde el hidrocarburo viajaría hacia los mercados europeos

Un fracaso económico. Nigeria tenía –y tiene- los mimbres adecuados para convertirse en la historia de éxito del continente, empezando por ser el sexto exportador mundial de crudo y contar con las novenas reservas de gas y las décimas de petróleo del planeta. Sin embargo, la mala gestión política y económica, con una corrupción sin coto vinculada a las riquezas naturales, han colocado al país en una situación crítica.

Lejos de beneficiarse de las subidas de precios de los hidrocarburos registradas a nivel planetario desde el inicio de la guerra en Ucrania, la situación en Nigeria no ha hecho más que deteriorarse en los últimos meses. La escasez de dólares es extrema –un problema que hunde sus raíces en la crisis de precios del petróleo de 2014; el 90% de las reservas de divisas proceden de las exportaciones de este hidrocarburo- y compromete el funcionamiento del conjunto de la economía del país más poblado de África. La inflación y el desempleo siguen aumentando, y el hambre afecta a cada vez más millones de nigerianos.

Robos a escala industrial

Una de las consecuencias más lacerantes de la corrupción y la deficitaria gestión en el país africano son, desde hace años, los robos continuados de petróleo, que la Compañía Nacional Nigeriana de Petróleo (CNNP) cifra en 400.000 barriles diarios, pero otras fuentes elevan la cifra hasta los 700.000 barriles. En torno al 10% de la producción de crudo es robada.

Ello ha obligado a cerrar varios gasoductos y a que numerosas compañías de todos los tamaños hagan lo propio. La filial nigeriana de Shell amenaza con marcharse del país. Este jueves el grupo italiano Eni daba cuenta de que su gasoducto Ogboinbiri había sido objeto de un ataque. La fuga resultante ha tenido consecuencias relevantes en la producción. 

“Nadie quiere producir crudo para que el vecino te lo robe. Lo más sensato es dejar de hacerlo”, afirmaba gráficamente el director de la CNNP, Mele Kyari, en declaraciones a Reuters. El robo se produce tanto a gran escala como individual. Aunque el Gobierno asegura estar tratando por todos los medios de poner coto a la situación, las autoridades están lejos de poder controlar los robos. La terminal del productor de gas Nigeria LNG Ltd funciona a apenas el 60% de su capacidad.

En consecuencia la producción petrolera de Nigeria sigue cayendo, situándose según los últimos datos en los 1,13 millones de barriles diarios, bastante por debajo de la cuota fijada por la OPEP de 1,8 millones. Angola, con 1,17 millones de barriles de crudo en el segundo trimestre del año, acaba de superar a Nigeria como primer productor continental de petróleo.

Con la subida de precios del petróleo registrada en los últimos tiempos, el Gobierno lo tiene cada vez más difícil para asumir el coste de los subsidios al hidrocarburo. Según The Financial Times, el Estado nigeriano empleará este año 9.600 millones de dólares sólo para el citado subsidio, esto es, un 2% del PIB.

Debido a la falta de infraestructuras, Nigeria, que vende crudo sin refinar se ve obligada a comprar petróleo refinado por más valor que lo que recauda en sus exportaciones. Simultáneamente la moneda nacional, la naira, se derrumba, lo que encarece las importaciones, y ello repercute en el círculo vicioso de la inflación, que en agosto alcanzó un 20,5%.

Un entorno hostil para los inversores

Nigeria ha visto perder de manera dramática inversión como consecuencia del escenario de inestabilidad en que el país está viviendo. La inversión directa extranjera no alcanzó en 2021 ni los 700 millones de dólares, cuando apenas siete años atrás se situaba en los 3.100 millones de dólares. No en vano, las autoridades nigerianas dieron luz verde el pasado mes de julio a sus planes para privatizar la citada CNNP después de más de medio siglo de existencia como monopolio estatal.

La pérdida de confianza pone en riesgo las inversiones necesarias para que la industria del petróleo y el gas sigan funcionando en los próximos años, máxime teniendo en cuenta los ambiciosos proyectos en que las autoridades nigerianas pretenden embarcarse.

En este sentido, en un momento en que Europa trata de buscar desesperadamente nuevas fuentes de gas para los próximos años, las reservas de gas nigerianas son el objeto de deseo simultáneo de la UE y de otros Estados del continente africano. Nigeria cuenta con reservas de gas que superan los 203 billones de pies cúbicos, según medios locales.

La UE pretende aumentar sus importaciones de gas nigeriano. Las autoridades del Estado africano afirmaban recientemente su voluntad de reabrir el gasoducto Trans-Níger en el otoño, lo que permitiría exportar más volumen del hidrocarburo a Europa. La UE importa el 14% de su gas natural licuado de Nigeria, según los datos de las autoridades comunitarias.

Es el caso también de las dos potencias del Magreb, Marruecos y Argelia. Argel y Rabat compiten con dos faraónicos proyectos para transportar el hidrocarburo desde Nigeria hasta el Mediterráneo: en el caso argelino atravesando el Sáhara y del marroquí siguiendo una conducción offshore junto la costa africana. Primero Argelia concibió, hace más de veinte años, la idea, aunque quedó abandonada hasta este mismo año. Mucho después, en 2016, Marruecos pergeñó el plan de trasladar el gas a su territorio para posteriormente posicionarse como exportador a Europa vía España, proyecto que está recibiendo especial impulso este año.

En los dos casos el futuro puede verse comprometido por las negras perspectivas económicas nigerianas, aunque ninguno de sus promotores, embarcados en una guerra diplomática y económica, también informativa, quiere dar la menor muestra de inquietud por este extremo.

No es único riesgo para sendos proyectos: ha de mencionarse asimismo la actividad de organizaciones terroristas en una parte importante del recorrido diseñado para los dos gasoductos. Caben mencionarse grupos como Boko Haram y el Daesh en el norte de Nigeria, el Movimiento por la Emancipación del Delta del Níger en el sur, así como Al Qaeda en el Magreb Islámico y el Estado Islámico en Níger.

Marruecos firma un memorando con Nigeria y la CEDEAO

Impulso no le falta a la diplomacia marroquí y el pasado 15 de septiembre Marruecos, Nigeria y la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental (CEDEAO) firmaban un memorando de entendimiento para la construcción de la ambiciosa infraestructura offshore que deberá transportar el hidrocarburo desde Nigeria hasta el estrecho de Gibraltar a través de 5.600 kilómetros de gasoducto y un total de 13 países.

A finales de mayo, el Ejecutivo nigeriano aprobaba otro un memorando de entendimiento con la propia CEDEAO en relación a la construcción del gasoducto entre Nigeria y Marruecos. Entonces, el ministro nigeriano del Petróleo, Timipre Sylva, daba cuenta del “mucho interés internacional” por el proyecto de gasoducto entre su país y Marruecos, pero reconocía “no haber identificado aún los inversores”. A su juicio, “los rusos” estaban “muy deseosos” de invertir en el proyecto, según se hacía eco el semanario TelQuel.

En el digital Hespress, y en una línea semejante, el economista marroquí Mohamed Jadri admitía recientemente que “el gran desafío hoy” no es otro que “la búsqueda de financiación para el proyecto, cuyo coste global se estima en el entorno de los 25.000 millones de dólares”.

Argelia confía en la viabilidad de su Transahariano

El otro gran proyecto, el del gasoducto denominado Transahariano, 4.100 kilómetros de longitud, exigirá una inversión de 13.000 millones de dólares. Sus promotores confían en que por él transiten entre 20.000 y 30.000 millones de metros cúbicos de gas bajo la arenas del desierto, desde el Delta del Níger hasta Argelia. Una obra que contribuiría a hacer del país norteafricano el país de referencia para el suministro del gas a la UE.

A finales del pasado mes de junio, los responsables gubernamentales de la energía de Níger, Nigeria y Argelia dieron el pistoletazo de salida en Abuya al Transahariano con la firma de un memorando. Dadas las actuales circunstancias, una Nigeria en pleno marasmo económico y una Argelia incapaz de aumentar su propia producción doméstica del hidrocarburo –a pesar de sus múltiples y crecientes compromisos con sus socios europeos-, parece casi quimérico que el gasoducto Transahariano pueda estar listo en el plazo de tres años, como los más optimistas de sus promotores confían.

Con todo, la batalla mediática por el posicionamiento en la carrera continental del gas entre Rabat y Argel, cuyas relaciones se han deteriorado severamente en los últimos meses, sigue firmemente su curso.