Tratados comerciales, droga e inmigración fuerzan la visita de Biden a México

  • Ayer comenzó la Cumbre de Líderes de América del Norte

  • Biden necesita a AMLO para llevar a cabo su política migratoria

  • Ambos países tienen que colaborar para evitar las 72.000 muertes por fentanilo de 2021

El primer viaje de un presidente de los Estados Unidos a México, en casi diez años, está siendo protagonizado por Joe Biden desde el pasado domingo. Una visita que no podía demorarse más tras las críticas realizadas por el Partido Republicano a la ausencia del mandatario, en una frontera que aglutina tres temas esenciales: la crisis migratoria, la invasión de fentanilo y el tratado de libre comercio.

Las cifras de muertes por sobredosis de drogas llegadas desde el otro lado de la frontera son históricas. La debilidad de las cadenas de suministro por el traslado de la producción a China han golpeado las economías de Canadá, México y Estados Unidos. Y el aumento de las detenciones de personas migrantes en la frontera (1,7 millones durante el primer año de la administración Biden y cerca de 2,4 millones en su segundo año) ha provocado un clima de tensión irrespirable en el Congreso estadounidense.

Migración

Todo ello ha creado el clima perfecto para que Biden se haya visto obligado a visitar a su vecino del sur con el fin de sellar un acuerdo que le permita garantizar nuevas medidas de seguridad. El objetivo: ir acabando con el Tíitulo 42 iniciado por Donald Trump al mismo tiempo que controla las críticas republicanas por la situación migratoria. 

Para ello, la administración Biden permitirá la entrada en Estados Unidos de hasta 30.000 migrantes al mes provenientes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, pero endureciendo las medidas para aquellos que intenten cruzar la frontera con México, sin la documentación necesaria.

Por su parte, México ha accedido aceptar también hasta 30.000 migrantes cada 30 días, procedentes de estos cuatro países, que sean devueltos desde Estados Unidos. Pero esta política no podrá llevarse a cabo sin la colaboración del gobierno del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que negociará a su vez para conseguir beneficios económicos y comerciales a cambio.

Oposición

Las nuevas medidas han sido recibidas con fuertes críticas por una parte de la sociedad civil y numerosos organizaciones, como la Asociación Nacional para los Nuevos Estadounidenses (NPNA), una red de 60 organizaciones en defensa de derechos de las personas migrantes que se oponen a una de las últimas disposiciones de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración, destinada a aumentar el costo de las tarifas que deben pagar las personas que quieren regularizar su situación en Estados Unidos.

“Esta regla, si se implementa, excluirá a las familias elegibles de clase trabajadora y de bajos ingresos de las tarjetas de residencia, profundizará el costo de la ciudadanía en un 19% y hará que sea más difícil reunirse con familiares en el extranjero” dijo Nicole Melaku, directora ejecutiva de NPNA. 

También Alianza Américas, una red de 56 organizaciones en defensa de políticas equitativas, cree que el conjunto de recientes medidas migratorias están “orientadas a limitar y frenar el ingreso de personas a EE. UU., se busca forzar a que las personas huyan de manera planificada y ordenada, lo cual es un contrasentido,dijo Oscar Chacón, director ejecutivo de la red.

Fentanilo

Pero la crisis migratoria no es el único frente importante procedente de México. Más de 72.000 personas murieron en Estados Unidos, durante 2021, debido al consumo de fentanilo, un opioide sintético producido de forma barata en laboratorios clandestinos mexicanos, que han obligado a la administración Biden a hacer de la lucha contra las drogas un tema prioritario.

Este opioide, 50 veces más potente que la heroína, está llegando en cantidades masivas a Estados Unidos. Según la Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA), en 2022 se incautó fentanilo suficiente para matar a toda la población estadounidense. Y en este contexto se encuadra la reciente detención, en Culiacán, de Ovidio Guzman, hijo del capo mexicano de la droga Joaquín "Chapo" Guzmán, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos.

Con esta visita, Joe Biden intentará presionar a AMLO para que endurezca su política antidrogas, una lucha que desde 2006 ha dejado 340.000 asesinatos, miles de desaparecidos y un poder creciente de los cárteles actuales y que se achaca al cambio de las estrategias anteriores, predominantemente militares.  

Acuerdos comerciales

El viaje quedará enmarcado en la Cumbre de Líderes de América del Norte, que comenzó ayer por la tarde y terminará el próximo miércoles. En ella participan el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador; el mandatario de EE.UU., Joe Biden, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Estos encuentros anuales se iniciaron en 2005 por el entonces presidente George W. Bush. El último se convocó en Washington en 2021 pero fueron interrumpidos durante los cuatro años de mandato de Donald Trump.

Dicho encuentro, conocido popularmente como la cumbre de los Three Amigos, tiene como objetivo conseguir acuerdos políticos y económicos. En esta ocasión, además del Tratado de Libre Comercio (TMEC), abordarán el desafío climático, el uso de energías limpias y temas migratorios. Ayer ya tuvieron lugar encuentros bilaterales entre los presidentes mexicano y estadounidense, sus esposas, y entre Raquel Buenrostro, secretaria de Economía de México, y Mary Ng, secretaria de Comercio de Canadá. 

Los tres países deberán encontrar un punto de encuentro en sus respectivas prácticas proteccionistas, ya que se enfrentan a la competencia china. De los acuerdos y unidad que alcancen estos días dependerá que el TMCE pueda seguir manteniendo su influencia en el mercado global.