¿Cómo es la reforma de las pensiones francesas?

  • Macron sigue adelante con una reforma que enciende los ánimos de la izquierda y los sindicatos

  • La derecha la apoya y la extrema derecha sólo rechaza retrasar la edad de jubilación

Casi una decena de Estados miembro de la Unión Europea están metidos en estos meses en reformas de pensiones, España entre ellos. La mayoría forma parte de sus planes de recuperación para obtener fondos europeos, pero la francesa es a iniciativa de su presidente Emmanuel Macron y puede ser la que provoque las mayores protestas. Macron, que no volverá a enfrentarse a las urnas tras su segunda mandato, se juega parte de su legado en esta reforma. Primero la aparcó por el rechazo social que provocaba. Después por la pandemia. Y por último porque no le interesaba llegar a las urnas en abril de 2022 con la calle encendida. Ahora vuelve a la carga y promete que esta vez será la definitiva. 

Macron justifica la reforma argumentando que quiere “salvar” el sistema de pensiones, recurrentemente deficitario: “El objetivo es consolidar nuestros regímenes de pensiones que están amenazados porque los financiamos con déficits”, dijo el presidente en su discurso de fin de año. La primera ministra Elisabeth Borne lo explicó porque la esperanza de vida aumenta y cada vez hay menos personas activas en proporción a los jubilados.

¿Cuáles son los puntos principales de la reforma?

Retraso en la edad de jubilación.

Los franceses son los europeos que antes se jubilan. La edad real de jubilación está en los 62,4 años aunque la edad legal es a los 62. La reforma pretende que de aquí a 2030 se haya retrasado hasta los 64 años. Es uno de los aspectos que generan mayor rechazo. En España está moviéndose hacia los 67 años. Algunos sectores de empleos que se consideran más duros o los trabajadores discapacitados podrán seguir jubilándose a los 62 años. Son los militares, policías, bomberos o una parte del personal de los servicios de salud.

Más años de cotización.

La reforma añade un año más, de 42 a 43, al período de cotización necesario para cobrar la pensión completa. Estará en vigor en 2027. Si se empieza a trabajar con 14 ó 15 años la jubilación tocaría a los 58 años. Si se empieza con 16 ó 17 a los 60 años. Una pensión completa suele rondar el 50% del salario. Quien trabaje voluntariamente hasta los 67 años tendrá derecho a la pensión completa aunque no haya sumado los años de cotización necesarios. Ese aspecto no cambia.

Pequeña subida de las pensiones mínimas.

Durante la campaña electoral Macron había prometido que las pensiones mínimas ganarían con la reforma. Dijo que se subirían a 1.100 euros al mes no sólo para los futuros jubilados sino también para los ya jubilados. En diciembre, el ministro de Trabajo Olivier Dussopt negó que se fuera a aplicar esa subida a los ya jubilados. El 10 de enero, al presentar la reforma, la primera ministra Borne dijo que sería solo para los futuros jubilados con la cotización completa y para los ya jubilados pero también con la cotización completa, algo más de dos millones de personas. Sus pensiones equivaldrán al 85% del salario mínimo, subiendo a 1.200 euros al mes.

Unificación progresiva de los regímenes de pensiones.

Francia tiene decenas de regímenes de pensiones diferentes según donde se trabaje. Macron prometió unificarlos, algo que soliviantó a los sindicatos sectoriales porque temían que la unificación se usara para unificar también a la baja el montante de las pensiones. Macron prometió entonces tres grandes regímenes y Borne dijo la semana pasada que se irá hacia la progresiva eliminación de los regímenes diferentes para quienes empiezan a entrar en el sistema de cotización. La SNCF, los ferrocarriles públicos franceses, se unió por ejemplo al régimen general en 2020. Las grandes empresas públicas serán las primeras en seguir esa vía. El Gobierno no ha aclarado si permitirá que sigan funcionando como hasta ahora los dos grandes regímenes de pensiones independientes al general, el de los trabajadores del campo y el de los autónomos.

El Gobierno presentó la reforma el 10 de enero y debe aprobarla en Consejo de Ministros la próxima semana. En febrero irá a la Asamblea Nacional con la idea de que esté aprobada en verano. El Gobierno hará una trampa procedimental para asegurar de que la aprueba. La reforma no será una ley de reforma de pensiones sino una ley rectificativa de la financiación de la Seguridad Social. Eso permitirá a Macron, si no tiene mayoría en la Asamblea Nacional, de aprobarla por decreto (no convalidable). Las reacciones han sido las esperadas. Los sindicatos rechazan toda la reforma, ni una coma salvan. La mayor parte de las organizaciones sindicales firmaron un comunicado común en el que dicen que es una “reforma brutal”, que “nada la justifica” y que va “contra los trabajadores y trabajadoras”, sobre todo contra los más precarios. Este jueves será el primer día de huelgas y manifestaciones, que deberían prolongarse si el Gobierno sigue adelante con la reforma. Macron a la hoguera. La patronal aplaude con las orejas. Dice que es un conjunto de “decisiones pragmáticas y responsables”.

La derecha tradicional, que cada vez se acerca más a la extrema derecha tras haber elegido como secretario general a Eric Ciotti y porque Macron les siega la hierba bajo los pies del centro derecha, ve la reforma con buenos ojos. Públicamente quieren discutir “de ritmos y calendario” pero está “satisfecha con lo escuchado”. Es básicamente la misma reforma que ellos hubieran hecho. Macron depende sus votos para no tener que aprobarla por decreto. La izquierda, la extrema izquierda y los ecologistas creen que la reforma es “una grave regresión social” (Mélenchon), “un proyecto brutal” (Roussel, comunista) o “una broma” (Tondelier, ecologista). A la extrema derecha le parece en general una buena reforma aunque rechaza uno de sus puntos más importantes, el retraso en la edad de jubilación.

Los franceses tienen pensión de base y pensiones complementarias (si por ejemplo una persona trabajó para el sector privado 30 años y fue funcionaria o autónoma otros 10 años, cobraría dos pensiones diferentes). La pensión de base se calcula teniendo en cuenta los mejores 25 años en el sector privado y los mejores seis fuera del sector privado. Si se cotizaron los años suficientes se cobra el 50% del salario anual medio bruto en la privada y el 75% en el sector público. Se reduce en función de los trimestres que falten de cotización completa. Se les llama polipensionistas. De media, cada francés suma 2,24 pensiones de varios regímenes diferentes.

La pensión media en Francia era en 2020 de 1.400 euros brutos al mes y de 1.537 euros brutos al mes si se le añadía lo que se conoce como pensión de reversión (la viuda o el viudo cobra una parte de la pensión de jubilación de su pareja fallecida). La media de las pensiones femeninas es un 40% inferior a las masculinas, pero hace dos décadas era un 50% inferior. A este ritmo a finales de siglo será igual.